Conociendo al profesor Ramiro Salinas Siccha (biografía)

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En el marco del Día del Abogado, el reconocido profesor Ramiro Salinas Siccha compartió el escrito de una entrevista realizada por un colega suyo sobre datos de su vida y trayectoria profesional.

Se trata de un retrato biográfico que permite conocer un poco más de los orígenes y formación profesional del joven de leyes que se decantó por el derecho penal. A través de él conoceremos no solo los mayores logros, que no son pocos; sino también las travesías más aciagas que ha padecido. No solo es un admirable docente y magistrado, también un padre y esposo ejemplar.

Jurista peruano formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En su casa de estudios, con base a estudio, constancia y disciplina, ha conseguido el grado académico de Doctor en derecho y ciencia política. Como él mismo lo indica es un aficionado del Derecho penal y procesal penal.

Nació en la provincia de Santiago de Chuco-La libertad. Hizo sus estudios iniciales en el distrito de Angasmarca. Después, a la edad de 13 años, sus padres lo trajeron a Lima para finalizar sus estudios de secundaria y hacer sus estudios universitarios de derecho, finalizando con el título, a nombre de la nación, de abogado. Ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allí, con muchas ilusiones, empezó sus estudios del derecho con el apoyo incondicional de su hermana mayor Segundita Salinas. Escuchando clases de los profesores Luis Roy Freyre, Raúl Peña Cabrera, Víctor Prado Saldarriaga, Felipe Villavicencio Terreros y, leyendo a don José Hurtado Pozo, se inclinó por el Derecho penal. Rama del derecho que ha llegado a dominar al punto que decidió asumir la difícil labor de profesor universitario y, además, publica libros que son de consulta obligada por los profesionales del Derecho. Sus libros se encuentran en todas partes. Entre ellos, su libro: Derecho penal, parte especial publicado por la editorial Iustitia de la generosa Irma Ordaz, que va por su octava edición, es el más conocido por el hombre y mujer de derecho.

Es un profesional apreciado y requerido por la comunidad jurídica del país por su basta preparación en el campo del derecho en general. Su visión del derecho punitivo es amplia. Puede enseñar tanto temas de derecho penal sustantivo (parte general o especial) como temas de procesal penal. Incluso, en la Academia de la Magistratura, institución pública encargada de capacitar a jueces y fiscales, enseña en forma plausible también el curso de Ética judicial.

La mayoría de sus alumnos, ya formados en derecho, luego de tres o cuatro horas continuas de clase, piden o quisieran que el profesor Salinas siga con la clase. No se cansan de escuchar al profesor. Pone mucha pasión en lo que hace, incluida la enseñanza o docencia. Se deleitan con cada frase y con cada ejemplo que afirma. Es obvio que los ejemplos sirven para graficar las teorías que se exponen. Cada teoría que explica el profesor es graficada con ejemplos. Por eso es requerido el profesor en la escuela de Post Grado de derecho de la Universidad San Martín de Porres. Igual ocurre en las Escuelas de Post Grado de las universidades del interior del país donde es contratado para dictar clases de derecho penal sustantivo o procesal penal. Del mismo modo, los representantes de las instituciones públicas como privadas que se dedican a realizar eventos académicos sobre derecho, no cesan en llamarlo para que participe como ponente. En Pregrado ocurre lo mismo, constantemente lo están llamando para que vuelva a dictar clases; sin embargo, el profesor se disculpa pues por su recargada agenda diaria no puede aceptar las invitaciones y menos en esta época de terrible pandemia que nos ha tocado vivir. Eso ocurre, por ejemplo, con los alumnos de la facultad de derecho de la Universidad Mayor de San Marcos, en la cual ya ha dictado clases. Ya habrá tiempo para que el profesor Salinas vuelva a enseñar en su alma mater.

El año 2021 y parte del 2022, el profesor ha efectuado un alto en la docencia debido a que fue sorprendido por el virus: COVID-19. Luego de vencerlo ajustadamente, viene luchando para vencer algunas duras secuelas dejadas por la cruel enfermedad creada por el hombre y que tantas vidas valiosas ha cegado. Es titánica la lucha del profesor, pero está seguro que vencerá, pues al final del túnel siempre hay una luz, así también, después de una noche oscura y tenebrosa siempre viene el día con un radiante sol. Después de un crudísimo invierno viene de todas formas la primavera. No hay noche ni invierno que dure para siempre. Nada es permanente en esta vida. Todo cambia. Todo pasa. Solo se debe tener paciencia. Bien se sabe que esta es amarga, pero su resultado es dulce. Solo queda esperar el resultado final. Algo bueno vendrá para el profesor Salinas.

En este día que conversa y expresa sus ideas, a un año del ataque del virus mortal, aún no sabe ni comprende las causas del ataque ni porqué motivo Dios lo arrancó de las garras de la muerte con la valiosa ayuda de los brillantes médicos del Hospital Almenara. Es todo un misterio que aún no acaba de esclarecerse. Sin embargo, la primera interrogante ya no le causa preocupación ni angustia. Afirma que ya no es importante. Lo fundamental es saber para qué sucedió. Cuál es el propósito. Nada sucede por casualidad. Siempre hay un motivo de fondo. Y tiene que ver con la segunda interrogante, la misma que es necesario determinarlo. Por algo ha sucedido. Dios lo volvió a la vida terrenal por algún motivo. El profesor sigue atento para determinar cuáles son los motivos y, seguramente, en cualquier momento se revelarán. Pero por la razón que haya sido, el profesor Salinas, pese a las dificultades de la dura y lenta recuperación total de su salud, se siente feliz por estar junto a su familia. Junto a su Normita Flores, su cónyuge. Su compañera de vida. La promotora y apoyo invalorable en su recuperación. Madre de Daniel y Valeria, sus dos últimos hijos. Allí también están Shirley, Jeffry y Keyla, sus hijos mayores, quienes lo alientan constantemente. Todos ellos que han sufrido las consecuencias de la enfermedad, sostiene el profesor Salinas, son el motor de su vida. También “son el móvil de todos sus empeños intelectuales” tal como aparece en la dedicatoria de su último libro: Autoría y participación en los delitos de corrupción de funcionarios que la prestigiosa editorial Palestra publicó el 2021. También están sus padres Carmela y Camilo quienes sufren con la enfermedad de su hijo. En el apoyo material y espiritual no se quedan atrás sus hermanos liderados por Raúl, quien se encarga de conseguir y proporcionar todo lo concerniente a la logística para la recuperación total del profesor. Raúl está atento a cualquier requerimiento desde el primer día. Ha demostrado ser un hermano excepcional.

De modo que la misión que lo encomiende Dios, el profesor Salinas lo asumirá con toda alegría y coraje. Lo notorio es que ha cambiado de actitud frente a la vida. Afirma que no hay apuro de nada, todo debe hacerse como se presente en la vida. Uno debe acomodarse a las buenas circunstancias. El filósofo José Ortega y Gasset tenía mucha razón cuando afirmaba que el hombre es él y sus circunstancias. El profesor lo ha comprobado en carne propia que no se saca nada bueno andando de prisa. Todo debe hacerse con calma. No hay premio para el que llega primero o para aquel que quiere hacer las cosas en primer lugar. Nadie reconoce esos aspectos. Cuando caes en desgracia solo preguntan por tu persona, sin estar pensando en qué hiciste o dejaste de hacer en la vida. La vida te reconoce a ti no a tus logros personales ni profesionales. Así también la gente te reconoce a ti, no a lo demás. Y eso, si te reconocen, pues muchas veces ni ello sucede. El profesor Salinas cuenta, por ejemplo, que cuando estás en un Hospital en dura lucha con una enfermedad, ningún personal de salud está preguntando quién eres o qué logros has conseguido en tu vida. Ellos te atienden porque simplemente eres un paciente, es decir, una persona enferma. De modo que más valor tenemos nosotros mismos que los logros personales o profesionales. Los logros muchas veces los demás no lo valoran. En consecuencia, los logros profesionales o académicos, sin dejar de ser importantes y debemos luchar por ellos, deben quedar siempre en segundo o tercer lugar. Lo fundamental somos nosotros mismos y nuestros valores éticos como la solidaridad, la bondad, el respecto, etc. que debemos practicar constantemente. Los buenos valores guían nuestra actuación en la vida sentencia el doctor Salinas. Es obvio que los valores éticos y su práctica constante tienen por finalidad lograr la felicidad del ser humano.

En adelante, el profesor Ramiro Salinas afirma que vivirá primero para su familia y para él. Si sobra tiempo hará algo adicional. No habrá sacrificios excesivos. En todo caso, sostiene, los sacrificios personales, profesionales y académicos ya han sido efectuados. Tratará de hacer todo lo necesario para que los integrantes de su familia traten y logren ser felices. Tratará de no dar motivo para ocasionar infelicidad. Ya no les quitará tiempo como hacía antes. Por ejemplo, no dejará de ir al cine con sus hijos por dictar una clase. No dejará de ir al teatro con su mujer por dar una conferencia; no dejará de compartir una cena familiar por participar en un seminario; no dejará de participar en los cumpleaños de sus hermanos por tener trabajo pendiente, etc. Y por supuesto, al frente de todo está y estará Dios, pues sin él no somos nada. Solo él guía nuestro camino en este mundo. Todo depende de él. Sigue afirmando el profesor, es muy cierto aquello de que uno planifica, pero el que al final dispone es Dios.

En el aspecto profesional, podemos contar que el profesor Salinas ha sido fiscal del Ministerio Público desde 1996 hasta el 2010. Renunció para asumir el cargo de Juez Superior Titular en el Poder Judicial. Son más de 27 años de servicios a la Nación. Sin sanción disciplinaria alguna. De modo que, podemos concluir que siempre ha realizado su labor con todo profesionalismo. Al parecer no ha habido oportunidad para ser sancionado ni amonestado.

Este año judicial, integra la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada, presidida por el ilustre Juez Superior César Sahuanay Calsín. Es presidente de la Tercera Sala Penal de Apelaciones Nacional que la integran, además, los excelentes Jueces Superiores Yeny Magallanes Rodríguez y Víctor Enríquez Sumerinde. Allí viene realizando todas las acciones necesarias para cumplir con su trabajo judicial dentro de los estándares normales. Ni más ni menos. Y su trabajo consiste en administrar justicia, bajo la idea central de justicia: “dar a cada quien lo suyo” siguiendo a Gustavo Radbruch y Robert Alexy. Pero siempre pensando en el usuario de justicia. El magistrado Salinas señala que resulta obvio que el juez o jueza se debe al usuario. A nadie más.

El juez Salinas Siccha, nunca más pretenderá salirse de los estándares normales, pues ya entendió que no hay competencia válida sobre quién hace la resolución jurisdiccional mejor fundamentada. Para la crítica siempre hay una omisión o un argumento final de cuentas el producto hnal que recibe el usuario de justicia.

La excepción a la regla será la atención de una audiencia que se extiende todo el día debido a la cantidad de procesados. No obstante, es necesario precisar, sostiene el Juez Superior Salinas Siccha, que se tratan de audiencias bien dirigidas o gerenciadas por el juez o jueza. Audiencias en las cuales las partes intervienen en tiempo suficiente para sustentar sus pretensiones. Una audiencia solo debe durar el tiempo suficiente para que las partes entreguen oralmente los argumentos que sustentan sus pretensiones. Ni un minuto más. Los argumentos deben fundarse en información de calidad que el juez debe recibir para resolver la controversia. El juez o jueza debe estar atento a identificar la información de calidad que brindan las partes. De ahí que audiencias excesivamente largas en cuestión de tiempo son de poca utilidad. Los abogados que representan a las partes en una audiencia deben desterrar aquella idea de que cuanto más hablen estarán en mejores posibilidades de ganar la contienda. Eso no es cierto. Ahora ganan los pleitos aquellos abogados que mejor presentan la información de calidad en el tiempo que le otorga el director de la audiencia.

Según nuestro sistema jurídico es el juez quien fija los tiempos y sus límites tomando en cuenta para tal efecto la naturaleza del objeto de la controversia. Al final solo el juez o jueza sabe qué información requiere para mejor resolver el pleito judicial. Nadie más sabe ese detalle. De ahí que, según la ley, el director de la audiencia puede hacer algunas preguntas de aclaración. No sirven las audiencias en las cuales las partes hacen uso abusivo del tiempo de la audiencia contando con la anuencia del juez o jueza que no cumple a cabalidad su rol. Por ejemplo, afirma el Juez Salinas, una audiencia de prisión preventiva de un solo investigado no puede durar más de una hora. El artículo 268 del CPP exige la discusión de temas puntuales para decidir si se ampara o no el requerimiento fiscal. Algunos replican que en ciertos casos se tiene muchos elementos de convicción graves y fundados que llevan tiempo discutirlos. Lo primero que debe saberse es que en una audiencia de prisión no se busca condena de nadie. Solo sirve para disponer o no una medida cautelar personal a solicitud del Ministerio Público. En consecuencia, no es necesario discutir toda la evidencia disponible sino la grave y fundada para vincular al investigado con el delito grave que se le atribuye. Nada más. El fiscal debe estar en la capacidad de diferenciar los elementos de convicción fundados y graves de los que no lo son en su caso. Y solo presentar los primeros en la audiencia de prisión. Caso contrario, el juez debe hacerlo saber de inmediato en la audiencia. Si este tipo de detalles se desconocen, las audiencias se toman en tediosas e interminables. Resulta fácil darse cuenta si el juez o jueza conoce su rol de director de una audiencia. En las audiencias de apelación -continúa el profesor Salinas- la cuestión se facilita debido a que solo se debate los agravios planteados por el apelante en su recurso impugnatorio escrito. Nada más. Causa admiración observar al magistrado Salinas Siccha participando y dirigiendo audiencias de apelación de autos o sentencias. Afirma que se divierte muchísimo haciendo su trabajo diario.

En el Poder Judicial, facilita la labor del juez o jueza el trabajo invalorable de los asistentes de audiencias y jurisdiccionales. Los servidores judiciales hacen el trabajo duro. Preparan todo lo relativo a la audiencia y otros preparan la tediosa parte expositiva de una resolución. El juez solo sale a dirigir la audiencia programada. En el segundo aspecto, el Juez solo debe indicar y redactar la parte considerativa y resolutiva de la resolución. Es más, muchos de los asistentes jurisdiccionales que tienen la ambición profesional de convertirse en jueces en el futuro proyectan mucho más de lo que deben hacer. Su apoyo es invalorable sostiene el doctor Salinas.

Aquí finalizamos esta corta entrevista mientras el doctor Ramiro Salinas, sigue redactando una resolución judicial de un incidente de corrupción de funcionarios que luego pondrá en consideración de sus colegas integrantes de la Sala Penal que preside.

JSC.

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