1. Introducción
La antropología forense surge en el Perú a partir de las investigaciones que se vienen realizando a consecuencia del conflicto terrorista entre 1980 y 2000, que dejó un altísimo número de desaparecidos: más de 12 000 personas[1].
Durante las investigaciones de largo aliento, los criminalistas emplearon métodos de ADN y reconstrucción facial para identificar a estos cadáveres no reconocidos, cuyos huesos yacían dispersos en fosas comunes.
El uso de la antropometría aplicado a la criminalística pretendió por un tiempo fijar con precisión la identidad de los delincuentes. De la aplicación de esta técnica surgieron propuestas como la de César Lombroso, representante del positivismo criminológico italiano, que elaboró una clasificación de delincuentes, de acuerdo a la composición corpórea, es decir, su anatomía.
Sin embargo, la fórmula lombrosiana fue severamente cuestionada y relegada por sus postulados anticientíficos. Entre sus teorías sostuvo que los delincuentes natos poseían un cráneo pequeño, la frente hundida o un abultamiento de la parte inferior de la cabeza.
A la fecha, estas teorías son rechazadas por la comunidad académica y, por ende, no son tomadas en cuenta al ejecutar la reconstrucción facial con fines forenses.
2. Métodos de reconstrucción facial forense
Básicamente, existen tres formas de reconstrucción facial forense. Aunque algunos autores consideren hasta cuatro métodos:
-
- Dibujo 2D (bidimensional): Las reconstrucciones faciales bidimensionales se basan en fotografías ante mortem y el cráneo. Los forenses suelen usar radiografías de cráneo, pero esto no es ideal, pues muchas estructuras craneales no son visibles o no están en la escala correcta. Este método generalmente requiere la colaboración de un artista y un antropólogo forense.
- Modelado 3D clásico: La reconstrucción facial por escultura forense es un procedimiento en el cual son adicionados materiales moldeables sobre un sustrato óseo, un cráneo completo o previamente reconstituido[2].
- Modelado 3D con computación gráfica: Este método emplea imágenes de computadora tridimensionales de alta resolución. Las reconstrucciones tridimensionales generalmente requieren un artista y un antropólogo forense. Los programas de computadora manipulan fotografías escaneadas de los restos craneales no identificados.
- Superposición: Estas reconstrucciones se crean superponiendo una fotografía de un individuo sospechoso de pertenecer a los restos esqueléticos no identificados sobre una radiografía del cráneo no identificado.
En una entrevista para LP, la perito en odontología forense Milagros Umeres Alvis aclaró que los métodos de reconstrucción forenses, en ocasiones, no producen una plena identificación. Así, las identificaciones pueden ser positivas, posibles, exclusión o evidencia insuficiente[3].
2.1. ¿Cuándo procede la reconstrucción facial?
La reconstrucción facial se produce en dos circunstancias cruciales para el trabajo forense:
-
- Si existe evidencia subjetiva para relacionar un resto óseo con el no reconocido.
- No existe evidencia de ningún tipo para relacionar el resto y se practica la reconstrucción para fotografiarla.
En el primer supuesto, todos los datos subjetivos indican que los restos pertenecen a un determinado individuo, pero no existen evidencias objetivas para ligarlos en términos de información a las que se puedan obtener directamente de los huesos o los dientes.
La segunda circunstancia se produce cuando no hay absolutamente ninguna indicación de quién sea el individuo y la reproducción se hace para fotografiarla y difundirla por los medios de comunicación (diarios y televisión), con la esperanza de que alguien identifique la reproducción y se acerque con la información.
3. Pasos para la reconstrucción facial
La reconstrucción o aproximación facial es una técnica que prevé ciertos pasos para su ejecución. Aquí explicamos cómo iniciar con el procedimiento[4]:
3.1. Restauración de restos óseos
El primero es la restauración y consolidación de los restos. Los restos óseos carbonizados parcialmente son sometidos a un proceso de restauración antes de la reconstrucción facial manual.
3.2. Descripción morfológica
El segundo paso corresponde a la descripción morfológica y métrica, como condición previa para la reconstrucción. Aquí se determina el sexo y se estima la edad, los ancestros y la constitución física del individuo.
Durante esta segunda fase, el perito realiza observaciones craneométricas y patológicas adicionales, con base en una serie de mediciones de proyección y descriptivas, que dan como resultado la forma de los ojos, previo conocimiento de su tamaño e inclinación, así como la proyección, anchura y forma de la nariz y pómulos, anchura del rostro, forma y proyección del mentón y la relación entre el tejido blando y duro, aspecto que variará dependiendo de la mandíbula.
3.3. Identificar puntos craneométricos
La tercera fase consiste en identificar los puntos craneométricos para establecer con barras calibradas el grosor del tejido blando. Esto variará según el sexo y el patrón racial en el que se ha ubicado al individuo durante los estudios de descripción previos. Así, se procede a la reconstrucción facial gráfica.
Es importante precisar que las técnicas de la reconstrucción son cuestionadas porque dependen en gran medida del criterio de quien elabora la reconstrucción, pues para moldear las orejas deben fijar puntos como la ubicación del tubérculo de Darwin, cuya forma es específica para cada persona y no puede inferirse a partir del cráneo[5].
Sin embargo, la perito Umeres Alvis sostuvo que las orejas se moldean con proporción a la nariz. También remarcó que, al realizar la reconstrucción, es importante tomar en cuenta los patrones raciales de negroide, caucasoide o mongoloide. Esta información permite precisar el espesor adecuado por cada zona del rostro y otras características, en atención a los rasgos faciales relativos a cada patrón racial[6].
En otro momento, la perito explicó que la identificación forense en cadáveres carbonizados o incinerados desafían el trabajo de los criminalistas, pues el trabajo de identificación se complejiza. Los huesos soportan hasta 1250 grados centígrados antes de pulverizarse, sin embargo, es posible estudiar las cenizas del cadáver para lograr una identificación adecuada al examinar el esmalte de sus piezas dentales.
«A 100 grados centígrados el esmalte dentario puede tener fisuras horizontales o verticales, a 200 o 400 grados apareciendo grietas en el esmalte. Al aumentar a 600 u 800 grados, el esmalte se puede separar como si fuera un casquete», sostuvo Milagros Umeres Alvis.
La cavidad bucal (tejidos, labios, mandíbula, etc.) protege los dientes de las altas temperaturas, por eso, los tejidos expuestos sufren cambios de manera célere.
En los atentados del 11 de setiembre de 2001, dos aviones fueron estrellados contras las torres gemelas. En este suceso se reportaron 2749 víctimas mortales, de las cuales solamente 1600 consiguieron ser identificadas, ya que las temperaturas generadas provocaron la desaparición de muchos restos humanos[7]. El proceso de identificación se basó en analizar las piezas dentarias que resistieron al fuego.
Ese mismo año, en el Perú se suscitó un incendio en un sector del centro de Lima. En este siniestro se perdieron muchas vidas, solo 300 personas fueron reconocidas, 350 quedaron como desaparecidas y además hubo más de 600 heridos.
El reconocimiento de las víctimas se dio por algún objeto encontrado que pudo ser identificado por sus familiares, los demás cadáveres no pudieron ser reconocidos. Las víctimas presentaban restauraciones dentales o algún tipo de prótesis dental total o parcial. Algunos de estos tratamientos resistieron al fuego, pero no sirvieron para el reconocimiento, pues no brindaban información alguna. Sin embargo, si estas prótesis dentales se hubieran encontrado marcadas, hubiera podido reconocerse a más víctimas de este siniestro[8].
4. Mira aquí la entrevista completa sobre reconstrucción de rostro.
[1] Barreto, María Inés. «La búsqueda de los desaparecidos y los procesos de la identificación: una aproximación desde la antropología forense». En Revista Arqueología y Sociedad, núm. 18 (2007), pp. 51-54. Disponible en https://rb.gy/emwrss
[2] Gerasimov, M. M. The face finder. Nueva York: CRC Press, 1971. Consultado por Bernarda López, Juan Schilling y Galdames, Iván Suazo. «Evaluación de los métodos de localización del punto pronasal para la reconstrucción facial forense». En International Journal of Morphology, núm. 4, vol. 28 (2010). Disponible en https://rb.gy/bj9wki
[3] Umeres Alvis, Milagros. Reconstrucción facial en investigación criminal | #Crimiadictos (LP Pasión por el Derecho). YouTube (22 de octubre de 2021), min. 10:39. Disponible en https://rb.gy/0lfcfy
[4] Barreto, María Inés. Op. cit., p. 54.
[5] Cebellin, Marilyn. «Reconstrucción del rostro con técnicas de antropología forense». En Revista Chungará, núm. 11 (1983), p. 175. Disponible en https://rb.gy/ktbeh5
[6] Umeres Alvis, Milagros. Op. cit., min. 46:32.
[7] López Gutírrez, Jesús. «La relevancia de la odontología forense en grandes catástrofes» (dir. Secundino Vicente González). Universidad de Salamanca, Salamanca, 2016 [Trabajo de fin de grado], p. 33. Disponible en https://rb.gy/bcqvj2
[8] Sánchez Sandoval, Gabriela y Figueroa Contreras, Jessica. «Importancia del marcado de la prótesis dentaria en el reconocimiento de personas: descripción de dos técnicas». En KIRU, núm. 2, vol. 17 (2020), p. 100. Disponible en https://rb.gy/hejket
La octava edición del programa Crimiadictos se transmitió el jueves 21 de octubre de 2021 y contó con la presencia de la perito en odontología forense Milagros Umeres Alvis, quien explicó cómo reconstruir el rostro de los implicados en un crimen o personas no reconocidas.
Todos nuestros invitados (criminalistas, peritos balísticos, dactiloscópicos, criminólogos, médicos forenses, entre otros) han aplicado sus métodos de investigación mediante la reproducción de los procedimientos ejecutados en la escena del crimen. Para ello, han sometido las muestras de sangre a pruebas de luminol, han extraído huellas dactilares empleando los reactivos químicos, asimismo, nos han enseñado a identificar proyectiles de armas de fuego, cómo inspeccionarlos y preservarlos, etc.
En la primera edición, el doctor José Luis Pacheco de la Cruz explicó cómo examinar huellas dactilares y manchas de sangre, qué lesiones producen las balas al perforar un cráneo humano y cómo identificar los orificios de entrada o salida del proyectil.
La segunda edición contó con la presencia del perito balístico Omar Santome Retes, quien explicó cómo examinar armas de fuego en la escena del crimen, qué ocurre al interior de un arma de fuego al disparar y cómo clasificarlas.
La tercera edición contó con la presencial del perito dactiloscópico José Vásquez Calderón, quien explicó cómo examinar huellas dactilares en la escena del crimen y narró diversas experiencias que tuvo que afrontar al resolver crímenes violentos.
En la cuarta edición participó el perito informático André Loyola. Este especialista detalló cómo operan los ciberdelincuentes para sustraer millones de soles, cómo evitar ser víctima de ellos y cómo investigarlos desde la informática forense.
En la quinta edición nos visitó Teobaldo Aguilar Lequerica, quien explicó cómo examinar residuos de disparos producidos por pistolas y revólveres.
En la sexta edición, el perito en odontología forense Gustavo Martínez Salinas explicó cómo examinar huellas de mordeduras para resolver crímenes violentos.
En la sétima edición, el perito en grafotecnia Winston F. Aquije Saavedra explicó cómo detectar billetes y firmas falsas para evitar ser víctimas de fraudes.