¿Por qué Charles Manson no fue condenado a pena de muerte?

El asesino ha pasado los últimos 48 años dentro de una prisión, y se le ha denegado hasta en doce ocasiones la libertad condicional

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  • El famoso líder de una secta de psicópatas, Charles Manson, falleció la noche del domingo a los 83 años en California. El asesino, responsable de diversos asesinatos a fines de los años 60, fue ingresado en estado muy grave el miércoles en el hospital de Bakersfield. Trascendió que la causa fue una afección intestinal. El Departamento de Correccionales de California informó así el deceso: “El preso Charles Manson, de 83 años, murió de causas naturales a las 8:13 p.m. en un hospital del condado de Kern”.

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En las próximas horas se practicará una autopsia al cuerpo, pero lo que ocurrirá después no está muy claro. Las autoridades dijeron en su día que Manson no tenía familiares conocidos y, de acuerdo con la ley estatal, si en el plazo de 10 días no se presenta ningún pariente o representante legal será el Departamento el que decidirá si los restos mortales son sepultados o incinerados.

Manson estremeció a los Estados Unidos y al mundo cuando dirigía la “Familia Manson“, banda de asesinos que, entre julio y agosto de 1969, realizaron una serie de macabros e inefables asesinatos. Según la fiscalía, el objetivo de Manson era provocar una guerra racial “apocalíptica” entre blancos y afroamericanos, en el marco de las protestas por los derechos civiles y las fuertes tensiones raciales que se vivían en los Estados Unidos de aquel entonces.

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El asesino ha pasado los últimos 48 años dentro de una prisión, y se le ha denegado hasta en doce ocasiones la libertad condicional. Manson fue condenado, en total, (a pesar de lo estrambótico que suene), a nueve sentencias de cadena perpetua. Su pésimo comportamiento en prisión nunca dejó lugar a dudas que se quedaría ahí hasta el día de su muerte. Su primera admisión a un centro penitenciario por estos casos fue el 22 de abril de 1971, cuando se le sindicó la autoría de siete asesinatos en primer grado y un cargo de conspiración por las muertes de Abigail Ann Folger en agosto de 1969, Wojciech Frykowski y Steven Earl Parent, Sharon Tate Polanski, que estaba embarazada de ocho meses, Jay Sebring, Leno La Bianca y Rosemary La Bianca.

Tristemente célebre por su enfermiza obsesión con los cuerpos de sus víctimas, el caso que dio a conocer a su banda de psicópatas fue el del sanguinario asesinato de Sharon Tate, quien se encontraba a dos semanas de dar a luz. Ella, una reconocida y galardonada actriz, considerada un sex symbol de su época; era la esposa de Roman Polanski, el famoso cineasta polaco. El 9 de agosto de 1969, varios discípulos de Manson irrumpieron en la casa de Sharon Tate en Benedict Canyon, Los Ángeles, y asesinaron salvajemente a la esposa de Polanski y a otras cuatro personas: Jay Sebring, de 35 años; Voytek Frykowski, de 32; Abigail Folger, de 25; y Steven Parent, de 18. Tate fue apuñalada hasta en 16 ocasiones. Los asesinos pintaron con su sangre la palabra, “muerte a los cerdos” en la puerta del chalé, queriendo atribuir los crímenes a la comunidad negra. Manson no cometió materialmente ninguno de los crímenes por los que fue condenado.

Manson fue juzgado en compañía de tres de sus compañeras de secta –Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten– en Los Ángeles, California. Los cuatro fueron condenados a la pena de muerte, pero un sorpresivo cambio en la doctrina judicial a nivel nacional hizo que la Corte Suprema de California resolviera en 1972 que la pena de muerte era inconstitucional y la sentencia se cambió a cadena perpetua con posibilidad de optar a libertad condicional.

Este sorpresivo giro se produjo tras la resolución del caso Furman v. Georgia (1972), en el que la Corte Suprema estadounidense decidió que los tribunales se habían alejado tanto del sistema mandatorio, y que se le había dado una discreción ilimitada a los jueces o a los jurados para decidir quién debía recibir la pena de muerte, que dicha medida era impuesta de forma arbitraria y caprichosa, en contravención de la Octava Enmienda que prohíbe la pena cruel e inusitada. Aunque la decisión en el caso Furman no afirmó que la pena de muerte, per se, violaba la Octava Enmienda, sí suspendió las ejecuciones e hizo inoperantes las leyes federales y estatales sobre pena de muerte [1].

Su juicio duró cerca de 9 meses y medio. En una ocasión sorprendió a la sala apareciendo con una X grabada en la frente, que posteriormente convirtió en una esvástica. En octubre, saltó desde la mesa de la defensa hacia el asiento del juez Charles H. Older, diciéndole al magistrado: “En nombre de la justicia cristiana, alguien debería cortarle la cabeza”.

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En prisión, a diferencia de las demás personas que participaron en estos horrendos asesinatos, Manson no cambió su actitud. Manson estuvo recluido en la prisión estatal de Corcoran desde 1989.


[1] CIDH. Informe 3/87, caso 9647, Estados Unidos, párr. 41. Disponible aquí.

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