Algunos dicen que el cine peruano abusa de la temática terrorista en muchas cintas que siempre tienen este escenario en el texto o el subtexto. Son las mismas personas que suelen cuestionar a los jóvenes que no conocen sobre el tema.
La verdad es que el cine es una de las plataformas más masivas para hacer llegar un mensaje y todos los países que han pasado por tragedias nacionales las han retratado en el cine. Ese es el caso de los argentinos con los filmes sobre la dictadura o los estadounidenses que no tardaron ni una década en hablar sobre el 9/11.
El Perú ha conversado siempre sobre el terrorismo en la gran pantalla y a través de los géneros que el cine propone. Desde documentales que se producían en medio del terror, hasta a grandes blockbusters peruanos como Magallanes, mencionado en otro posts sobre cine peruano en streaming.
Hoy revisamos algunas cintas que deberías ver en esta fecha. Si no encuentras tu favorita aquí, te invito a revisar otras publicaciones nuestras en las que seguramente sí las encontrarás. Allí mencionamos, por ejemplos, La hora final.
1. La boca del lobo (1988)
Hablar de cine peruano es hablar de Francisco Lombardi y hay que reconocer que el cineasta tuvo agallas para meterse – sin ánimos de hacer un juego de palabras – en la boca del lobo.
La cinta retrata con frialdad y un pulso que actualmente es escaso la masacre de Socos en la que murieron 36 peruanos. Entre ellos bebés, niños y mujeres embarazadas. Lombardi lo hace lanzando golpes hacía todos lados, sin descuidar los excesos e improvisación de los militares, pero enfatizando en la barbarie terrorista.
Es un ejemplo del cine incómodo dentro de sus fronteras, que generó malestar en el Ministerio del Interior del primer gobierno aprista, mientras que en el extranjero veían con buenos ojos a esta promesa del cine latino.
2. People of the Shinning Path (1992)
Estamos ante otro documental, ahora producido por Inglaterra y el Channel 4 Television, canal que produjo clásicos modernos como la serie Black Mirror.
La cinta incluye entrevistas con miembros de Sendero Luminoso que dan detalles inéditos a la fecha sobre su estructura y expansión a espaldas de las autoridades centradas en la capital. Incluye tomas nunca vistas del conflicto y una mirada ajena que resulta refrescante.
3. Perú, la senda del terror (1984)
Este documental de Vicente Romero narra uno de los momentos más complejos de Sendero Luminoso, cuando mataba gente con impunidad en el interior del país y su accionar era un rumor que llegaba a oídos de extranjeros.
Ese fue el caso de este equipo español que retrató una de las etapas más turbulentas de la reciente historia peruana. Mientras que en Lima todavía todo era difuso y misterioso.
4. Coraje (1998)
Esta cinta de Alberto Durand gira entorno a la famosa María Elena Moyano, feminista afroperuana que fuera asesinada por Sendero ante el peligro que representaba como lideresa de los barrios que ellos intentaban dominar.
En la cinta vemos el rol de la corrupción y el terrorismo en medio de su muerte. Y no deja de ser un ejercicio sensible de cine, a pesar de estar realizada con poca distancia de la tragedia real.
5. Paloma de papel (2003)
La cinta de Fabrizio Aguilar no es perfecta y a veces opta por caminos muy fáciles para emocionar, pero sigue siendo un retrato competente de las infancias destruidas por Sendero Luminoso.
Es, además, una buena revisión sobre las condenas y amnistías que se dieron a los involucrados en situaciones mucho más complicadas de lo que podemos entender. No es una charla fácil y Aguilar la lleva relativamente bien.
Tarata, su siguiente intento de hablar sobre el tema, no es un esfuerzo tan convincente. Pero no sorprende al ser una cinta protagonizada por Gisela Valcárcel.
6. La teta asustada (2009)
Magaly Solier es una joven que, según las costumbres de su pueblo, sufre una enfermedad llamada igual al título de la cinta. Un mal que viene del miedo de su madre, transmitido a través de la leche y que se origina en una violación llevada a cabo por terroristas.
Claudia Llosa había contado anteriormente otra historia sobre la sierra peruana con Madeinusa, pero ese filme resulta siendo una mirada distante y hasta prejuiciosa de la provincia. Aquí se reduce ese sesgo y brinda un relato más redondo y competente.
7. Las malas intenciones (2011)
En el papel, Las malas intenciones puede parecer un ejercicio superficial de buscar victimizar a una parte de la sociedad privilegiada en un conflicto que golpeó a los más pobres principalmente.
La verdad es que Rosario García-Montero logra un viaje responsable y bien estructurado al presentarnos a Cayetana, una niña de ocho años que crece en el Perú de comienzos de los 80, cuando la violencia terrorista comenzaba a escalar.
Estamos ante un espectáculo creativo y que encuentra formas no caer en un lugar común, sin perder la capacidad de mostrar la belleza con la que todo niño ve las cosas. Incluso las más tristes.
8. NN Sin Identidad (2014)
El final de la lista es el final de muchas historias trágicas que acontecieron por la maldad de Abimael, Sendero y las fuerzas del Estado que eliminaron a inocentes sin consecuencia.
NN cuenta el diario transcurrir de un antropólogo forense y su equipo, quienes trabajan investigando cadáveres en fosas clandestinas que deben identificar. En el transcurso, se vinculan con algunas historias más que otras, mientras intentan resolver un misterio que se originó en la crueldad y seguramente concluirá en ese mismo sentido.
Héctor Gálvez nos regala una de las mejores cintas sobre el tema y lo hace recurriendo a una fascinante investigación que es la realidad de miles de peruanos. La muerte, o la duda de la misma, es un combustible alucinante para el buen cine que aquí se presenta.
Bonus track
Escape from L.A. (1996)
Esta es una curiosidad solamente.
En 1996, el genio John Carpenter se imaginaba un futurista y apocalíptico 2013 en el que un terrorista de Sendero Luminoso llamado Cuervo Jones aterroriza el mundo.
Sin embargo, es una interpretación muy libre de lo que representaba el terrorismo peruano. Jones habla como mexicano y estéticamente es más similar al Che Guevara que a Abimael.