La literatura, dentro de su ficción, tiene mucho de investigación y no solo de creatividad o de musas inspiradoras. Muchos hechos son imaginarios, pero se basan en una realidad que ha sido estudiada a través de pesquisas que se traducen en prosas.
Y es que incluso los relatos más reales requieren de una evidencia sólida para que toquen al lector de forma única. Y abusando de la redundancia, a veces la literatura se basa en una buena investigación para ser una invitación a leer, a escribir y, sobre todo, a investigar. Por eso, en la Revista LP Derecho los invitamos a conocer estas ocho novelas peruanas sobre el difícil arte de investigar.
1. Falso al amanecer de Ernesto Carlín (1999)
El escritor y periodista Ernesto Carlín tiene una facilidad para explorar a los personajes urbanos, más humanos y un poco corrompidos por la vida. Muchos de esos dotes nacieron o se volvieron en públicos en Falso al amanecer, un hijo de su pluma ágil y su instinto de hombre de prensa.
Esta novela es una exploración hacia el mundo de un outsider, las malas mañanas, la violencia, el rock y las drogas. Es un viaje detallado por lo salvaje que se apoya en una pluma precisa y amena que debería ser la característica de toda investigación. Es, sobre todo, un relato que siente muy personal y gonzo en sus mejores momentos.
Este espíritu se refleja en los siguientes trabajos del autor: Takashi, Lima Subte, Ovnis en los Andes o Manual de Yoga.
2. Abril rojo de Santiago Roncagliolo (2006)
Una inclusión demasiado evidente en esta lista, pero necesaria. Tan evidente que ha sido revisada en otros artículos de esta página, gracias a la mirada de un autor que se ha especializado en el terrorismo desde el aspecto jurídico/literario.
Santiago Roncagliolo absorbe lo mejor de la novela negra y detectivesca. Lleva esos ingredientes a un Ayacucho que todavía tiene abierta la herida de la violencia que se vivió en los ochentas y noventas. En ese sentido, el fiscal Chacaltana es un investigador complejo y adolorido, muy a la usanza de Sherlock Holmes.
Otros libros del escritor en el que el factor de la investigación está presente son Tan cerca a la vida y La pena máxima. Destaco a la primera por ser una apuesta de ciencia ficción notable y que debería ser eventualmente adaptada al cine por su riqueza visual. Y la segunda por ser una precuela de la historia que exploramos en este post.
3. Mujer rota de Irma del Águila (2020)
En Europa de 1886, una mujer comete adulterio y es observada por la ley y por una psiquiatra. Desde el punto de vista legal y psicológico de la época, ella es una persona peligrosa. Y desde el punto de vista histórica, estamos ante un caso de vital importancia que se rescató gracias a una investigación de la autora.
Irma del Águila usa esta novela como un retrato de una época más complicada, si la entendemos como una sociedad aun más machista. Aunque también funciona como una conversación de un agitado momento histórico alrededor de la guerra franco-prusiana.
El detalle más importante de esta novela histórica es que explora el nacimiento de un tipo muy importante del psicoanálisis. Lo que conocemos como la cura del habla, que involucra a los pacientes que cuentan sus cosas para solucionar sus problemas más íntimos. Todo lo contado fue el reflejo de una demandante investigación que le tomó tres años a la escritora.
4. Los héroes sentimentales de Rodrigo Murillo Bianchi (2018)
Murillo nos pone en medio de una emboscada en plena cordillera de los Andes y con una familia dividida por la violencia política y la violencia terrorista. En medio de todo, explora el lado más religioso y social de un Perú conflictivo gracias a un estudio humano y
Los héroes sentimentales es una novela basada en hechos reales, bien documentada y que nos pone en los zapatos de aquellos que querían vivir en paz en un país que se manchó de sangre. Es también una de las mejores operas primas que se han visto en los últimos años.
Los visitantes asiduos a LP estarán interesados en saber que Murillo es licenciado en Derecho. Ha trabajado en una corporación bancaria y en dos estudios de abogados, antes de dedicarse completamente al rol de historiador. A pesar de su corta edad, su editorial lo presenta también como politólogo, periodista y escritor.
5. La distancia que nos separa de Renato Cisneros (2015)
Renato Cisneros pasó de relatos sobre la soltería en Busco Novia a una investigación que revolucionó la literatura mainstream con La distancia que nos separa.
En este libro, el escritor y poeta revisa la historia de su familia y la de su padre, Luis “El Gaucho” Cisneros. Un general de división nacido en Argentina que fue un polémico ministro de Interior y de Guerra en Perú, hoy fallecido y hoy explorado.
El resultado es una epopeya sentimental que emociona el corazón de todo hijo y de todo el que ocupe una figura paterna. Y, al mismo tiempo, es una gran lección de historia peruana contemporánea contada desde una perspectiva privilegiada.
La comentamos, en el marco del Día del Padre, en un post dedicado a cinco libros sobre lo complicada que es la paternidad.
6. Vallejo en los infiernos de Eduardo Gonzáles Viaña (2007)
Esta novela de Eduardo González nace de una investigación que reunió material inédito sobre el poeta César Vallejo, como fue su expediente judicial y las cartas a su primer amor, María Sandoval.
El libro resume los primeros dolores del autor, que no fueron solo románticos. Hay una relación compleja con su país y su patria, que terminaron en una explosión emocional que nos dio grandes piezas literarias. Y no todas de ellas tristes como se dice forma repetitiva y hasta absurda.
Esta novela biográfica es especial dentro de ese género. Explaya una investigación real usando la literatura y sus recursos, pero algunos dirían que abusa de esto al momento de suponer que piensan o reflexionan los personajes. Sin embargo, no altera una historia que puede ser verificable.
7. Esa muerte existe de Jennifer Thorndike (2016)
Jennifer Thorndike ya nos había sorprendido con Ella, pero Esta muerte existe es una evolución en todos los sentidos posibles. Un ejercicio adictivo, pero agotador por su atención al detalle. Y, sobre todo, por la exploración de mundos que le resultan ajenos pero que han sido bien investigados.
Sofia ha sido condenada a muerte por asesinar a su hermana. Ante la mirada de policías y abogados, describe una tragedia familiar llena de fantasmas y perversión. Un thriller sobre la rivalidad bien elaborado, que resultará para el lector un desafío en su resolución.
Esta muerte existe es literatura realista. Y como tal, no es agradable en relación a lo que hace sentir al observador. Mucho de esa visceralidad, por no decir toda, viene del compromiso de Thorndike para involucrarse en ese mundo a través de su particular mirada de las pesquisas humanas.
8. El sexto de José María Arguedas
Cerramos la lista igual como la comenzamos, como una pieza que se siente como una investigación muy gonzo, muy vivencial. Y es que José María Arguedas escribe su cuarta novela basándose en su experiencia cancelaria de 1937.
Este libro es un duro retrato de la vida en la prisión, pero que cumple con la fórmula neoindigenista que llevó al éxito a este gran genio peruano. Es una travesía corta y puntual, pero que engloba las características del atormentado narrador.
En el libro, Gabriel Osborno, alias del autor, es un estudiante universitario que va a la cárcel por su actividad como líder estudiantil. La prisión significará para él conocer de cerca el mundo criminal de asesinos y maleantes que provienen de otro contexto.