Piedad García-Escudero Márquez ha sintetizado los errores más comunes en la redacción de las leyes que aquí te contamos. Al final te ponemos algunos ejemplos de los errores que han perpetrado con impunidad nuestros «lejizladores».
Errores de puntuación
Uno de los defectos menos cuidados en los proyectos, y en consecuencia en las leyes que de ellos resultan, es la puntuación. Parece como si al autor de la iniciativa estos aspectos formales le resultaran secundarios.
Los defectos en la puntuación son en alguna medida enmendables a lo largo de la tramitación parlamentaria (por vías incluso semiclandestinas por los propios letrados), dependiendo de la propia claridad del texto y de su corrección sintáctica.
Errores gramaticales y sintácticos
El descuido con el que se elaboran las normas jurídicas, en los que a lenguaje se refiere, provoca la existencia en las leyes de errores gramaticales y sintácticos de difícil corrección durante su tramitación. Estos defectos son predicables también de otros textos jurídicos, como las sentencias judiciales.
El abuso de las mayúsculas
Parece deducirse de su lectura que la importancia de cada ley y de la materia que regula se encuentra en directa proporción al número de palabras escritas con mayúscula en el texto: Juez, Magistrado, Entidad Local, Entidad Gestora, Entidad Concertada…
Este defecto es particularmente flagrante en los títulos de las leyes y en los proyectos o proposiciones de ley de los que derivan, en los que todos los sustantivos tienden a ser escritos con mayúsculas.
El mal uso de las siglas
Por definición, el uso de las siglas debe evitarse siempre que pueda introducir confusión en el destinatario de la norma. No deben utilizarse, salvo cuando se refieran a más de dos palabras y aparezcan reiteradamente en el texto. El uso de las siglas puede justificarse dentro de una disposición para evitar formulaciones farragosas y repeticiones cansinas. Las siglas deben escribirse con letras mayúsculas juntas, sin puntos entre ellas, y la primera vez que aparezcan deben ir acompañando, entre paréntesis, a la denominación o expresión completa al que correspondan.
El uso de extranjerismos
Se debe evitar el uso de extranjerismos cuando se disponga de un equivalente en castellano, la utilización de palabras y construcciones lingüísticas inusuales, así como la españolización de términos extranjeros cuando en nuestro idioma tienen otro significado, y es conveniente mantener una terminología unitaria a lo largo del texto.
Algunos errores
A propósito de este tema, en el 2014, el congresista Marco Falconí, no tuvo mejor idea que proponer una ley que multara los errores ortográficos en los diarios, semanarios y revistas. La descabellada idea llamaba la atención porque el proyecto contenía varios horrores ortográficos.
Aquí otro error:
Y para ver las terribles consecuencias que puede provocar un error sintáctico, aquí te dejamos el artículo Un grave error de redacción del legislador penal.