La Base 2014 de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con el auspicio de Legis.pe, organizó exitosamente la conferencia intitulada El proceso inmediato y la flagrancia, a cargo del reconocido magistrado supremo José Antonio Neyra Flores, llevada a cabo el pasado 5 de julio en el Auditorio Jorge Eugenio Castañeda.
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En la conferencia el doctor Neyra Flores examinó los casos emblemáticos tramitados bajo el proceso inmediato y, como es su costumbre, puso de relieve los problemas que viene enfrentando la reforma procesal penal frente a la exigencia de «eficacia» por parte de la ciudadanía y los medios de prensa. Su análisis se centró en hallar aquellos escenarios en los que los procesos inmediatos violaron las garantías sin justificación alguna.
En ese sentido el magistrado analizó el caso Víctor Chu Cerrato, empresario de 49 años que fuera condenado a cuatro años de prisión efectiva, y al pago de 22 mil soles por concepto de reparación civil, caso que incluso, dada su relevancia, ha llegado al Tribunal Constitucional, donde actualmente se encuentra.
Hemos transcrito sus primeras palabras para invitarlos a ver el vídeo completo. Sencillamente, después de oír al doctor Neyra, uno sale enriquecido.
Hay un caso emblemático que es el caso Chu Cerrato, maravilloso caso para ver si funcionan o no funcionan los abogados. En primer lugar los fiscales, que están presentando requerimientos de proceso inmediato en casos que no corresponden, a pesar de que son los defensores de legalidad.
El señor Chu Cerrato es un empresario de éxito. Tiene una reunión social, le gusta tomar licor y piensa «no voy a conducir mi camioneta en estado de ebriedad, voy a llevar un chofer». Y pasa eso.
El señor Chu Cerrato ingiere tanto alcohol, que cuando le van a hacer el dosaje etílico tiene 2.5 de alcohol por litro de sangre. Se queda dormido en el asiento de atrás y, de pronto, se despierta porque hay un incidente con su chofer: la policía lo está interviniendo, hay un operativo antialcoholemia. El asunto está en que el señor Chu Cerrato, a pesar de los 2.5 de alcohol por litro de sangre, según la tabla de la alcoholemia, debería estar en estado coma.
Entonces se despierta baja el vidrio y con el dedo índice le toca dos veces con el dedo en el pecho al policía. Y como está en un operativo lo meten preso al empresario. Lo someten al proceso inmediato…
[CONTINÚA]