El derecho en cinco aclamadas películas de Christopher Nolan

Christopher Nolan es, a pesar de todo el debate posible, el director más importante de los últimos años. Es el raro caso en que el cine de autor funciona bajo la fórmula del blockbuster e incluso en el cine basado en cómics.

Esto se confirmó hace poco, cuando Universal le ofreció un contrato inaudito con el fin de producir su siguiente filme. La cinta estará mínimo 120 días en salas de cine, el director tendrá control absoluto del corte final y una gran suma de la taquilla irá a los bolsillos del cineasta.

Este tipo de beneficios se los ha ganado con una filmografía que explora lo más humano en medio de historias gigantescas. Que merecen ser vistas en la pantalla grande, como siempre defiende Nolan, y que se cruzan con el derecho en varias oportunidades.

Hoy reunimos cinco ejemplos de esta última premisa. Un reflejo del derecho en cinco aclamadas películas de Christopher Nolan.

1. Batman: el caballero de la noche asciende (2012)

Nolan adapta los cómics de Batman, pero en este caso también toma prestado de Historia de dos ciudades de Charles Dickens. En lo audiovisual es una historia más del encapotado, pero en la narrativa es un relato sobre los villanos que se aprovechan de las desigualdades sociales.

Bane, interpretado por Tom Hardy, es uno de esos raros casos en que se combina la amenaza física e intelectual. El director opta por dejar a un lado el contexto latino del personaje en las historietas para darle un origen más ambiguo. Pero que en lo estético sigo el código de lo mostrado en la época del relato dickensiano.

Este antagonista iniciará una revolución en Gotham amparado en las brechas sociales que han dividido siempre a esa sociedad. Comienzan los toques de queda, la ciudad queda aislada y se impone un nuevo sistema judicial que castiga a los ricos.

En el medio de todo, está Batman. Luchando una alianza que se apega a su idea de la justicia anónima, pero más apegado a la defensa de la institución policial que nunca.

2. El origen (2010)

Hemos repasado antes que es posible hablar de derecho con tramas que parecen ser muy ajenas al litigio de los tribunales. Ese es el caso de una de las obras más complejas del director. O que lo era hasta el estreno de la reciente Tenet.

Los que buscan profundizar más, hablarán de la libertad cognitiva y la protección de derechos fundamentales que sugiera la capacidad de entrar en los sueños de las personas. Habría que considerar también la figura del consentimiento, que toma una nueva importancia cuando hablamos del proceso invasivo.

Aquí saltamos a un debate más psicológico e incluso filosófico, pero que no se desconecta del derecho. ¿Cuál es la jurisdicción de los crímenes que se realizan en otro plano de la realidad? ¿Hay o habrá legislación que aplique en el inconsciente?

Finalmente, El origen propone una conversación sobre los gigantescos agujeros legales que se producen ante sucesos extraordinarios. Pero ampliaremos esa idea en la siguiente película de la lista.

3. El gran truco (2006)

Parecía ser un filme sobre el enfrentamiento de dos magos en los comienzos de la cultura del entretenimiento, pero hay mucho más que se revela a partir del tercer acto. Un elemento de ciencia ficción, auspiciado por un Tesla interpretado por David Bowie, altera la trama y nuestro análisis.

Alertamos que hay un spoiler importante a continuación. Tenemos que mencionar que el personaje encarnado por Hugh Jackman termina descubriendo la clonación al intentar replicar un predecible (y falso) truco mágico de duplicación.

El suceso extraordinario se da cuando el rival de este mago en desgracia, interpretado por Christian Bale, es acusado por matar a uno de los clones y la justicia asume que se trata del verdadero. ¿Cómo funciona la justicia ante un hecho que, literalmente, no tiene precedente?

La cinta propone un escenario que no hará felices a los amantes de, valga la redundancia, los finales felices. Porque, si no hay jurisprudencia, Nolan propone que hay lugar para la venganza.

4. Memento (2000)

Si hablamos de Memento solo en el sentido cinematográfico, hablamos de una pieza difícil de procesar. Hay dos líneas de tiempo, una que va desde “el comienzo” hacia “el final” mientras la otra se desarrolla en el sentido contrario. En términos literarios, sería un constante ejercicio de la analepsis y prolepsis.

Leonard busca resolver el asesinato y violación de su pareja, pero su amnesia anterógrada se lo impide. Los recuerdos en su mente duran muy poco, por lo que necesita apoyarse en fotografías y tatuajes para que la información no se pierda.

El gran debate jurídico de Memento, más allá de su defensa de la memoria y la identidad como un derecho, es la valorización de la evidencia como recurso importante que es demasiado fácil de modificar. Al final vemos como toda la investigación del protagonista es un eterno ciclo de muerte injustificable por este motivo.

5. Batman: el caballero de la noche (2008)

El cierre de la trilogía de Batman, que inició la lista, hablaba de revolución. Pero la segunda parte de la saga es sobre anarquía pura y dura de la mano del mejor Joker del cine.

Heath Ledger creó a un agente del caos como pocas veces se ha visto. Un monstruo que aparece en una ciudad que está aprendiendo a ejercer la justicia, entre un fiscal idealista y un vigilante enmascarado que opera fuera de la ley.

En el camino, el Joker (o Nolan) cuestiona la salud mental como un factor importante en la rehabilitación de los criminales. Ya que él aprovecha de estas zonas grises para sumar miembros a su banda de fieles seguidores.

Además, el director señala los excesos que existen en el sistema jurídico luego de 11 de setiembre. Si bien permite que Batman utilice un producto que vulnera la privacidad de toda una ciudad con el fin de derrotar al villano, todos los personajes a su alrededor se niegan a aceptar esto como respuesta justa.

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