El Congreso de Colombia aprobó el martes 28 de mayo, en último debate, la prohibición de la corridas de toros en todo el territorio nacional.
El dictamen ingresará a conciliación y deberá ser admitido por las plenarias de la Cámara y el Senado. De no ser observada, se enviará a presidencia para obtener la autógrafa del presidente, Gustavo Petro, y convertirse en Ley.
En esa línea, el Gobierno colombiano tendrá tres años —a partir de la promulgación— para transformar las plazas de toros en centros culturales y de arte.
Tras cuatro sesiones plenarias, la Cámara de Representantes aprobó el dictamen que contiene el Proyecto de Ley 219-2023, que prohíbe las corridas de toros, rejoneo, novilladas, becerradas y tientas en el país.
La iniciativa fue presentada por la senadora Esmeralda Hernández (Pacto Histórico) en el 2023. En el trayecto, se sumaron otros 45 congresistas con el propósito de hacer un trabajo articulado:
[Hemos] construido con diversos sectores que busca parar la crueldad de las corridas de toros, que hoy son un símbolo de la tortura y el maltrato animal en Colombia.
La legisladora también incluyó en el texto la transformación de las plazas de toros en espacios culturales. De esta manera, las personas que tengan ocupación laboral en la actividad taurina podrán seguir activas de forma artística.
Tras finalizar el conteo de votos a favor del dictamen, la autora del proyecto compartió a los medios de comunicación el siguiente mensaje:
Hoy es un día en el que Colombia hace historia. Hoy se pone fin a más de 500 años de tortura animal en las plazas de toros y se abre paso a una sociedad más justa, digna y empática con el planeta y la vida.
Opositores a la prohibición
La admisión del dictamen “no ha sido sencillo”, según el diario local El Espectador, pues en el trayecto surgieron muchos opositores que se “preocupaban por la comunidad taurina” y la presunta afectación económica a quienes realizan tal actividad.
En ese sentido, la senadora María Fernanda Cabal (Centro Democrático) criticó la norma por tener una afectación en las cientos de familias que viven de los espectáculos taurinos, además de “terminar” con una costumbre arraigada en diferentes provincias del país.
Por su lado, el presidente de la Unión de Toreros de Colombia, Leandro Segura, manifestó a El Espectador que la prohibición de la actividad causa “preocupación” por diversos factores, pues existen personas “que se han dedicado a estudiar profesiones que viven de la cultura taurina”. Por ello, según Segura, la ley “va en contra del libre derecho al trabajo y de los sueños que uno tiene”.
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¿Qué pasará ahora?
De acuerdo con lo señalado por Hernández, así como las comunidades que viven de las corridas de toros o relacionadas a estas actividades culturales, el Gobierno deberá “contemplar la adopción de estos como animales normales”:
Porque los toros de lidia no tienen una distinción frente a cualquier otro toro, es la misma especie, la misma configuración de animal, entonces no necesitan tratamiento diferencial. Lo que sí quisiéramos, es que fueran atendidos bajo la lógica de protección animal. Sobre todo, los toros que ya fueron usados en corridas, creo que sería ideal que puedan terminar sus años de vida en libertad.
Además, el proyecto plantea que las plazas de toros se conviertan en centros de recreación, deporte y cultura. Sin embargo, diversos gremios han cuestionado la medida, porque no habría dinero para realizar estas modificaciones en todo el país.
Para ello, la autora de la ley mencionó que las personas que viven de las corridas de toros, la ley establecerá un “proceso de transición económica para incluirlas en las actividades que realice los futuros centros culturales”.