Recientemente, el Poder Judicial revocó la resolución que había cesado la prisión preventiva del empresario Guillermo Riera, presunto autor del delito de homicidio culposo, luego de un fatal accidente en la Costa Verde donde fallecieron tres personas y una quedó gravemente herida.
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Lo que marcó la relevancia de este caso no solo fue el accidente y la cantidad de víctimas que dejó, sino lo que hizo después el probable autor: haber huido del lugar de los hechos sin prestar el auxilio correspondiente y, sin duda, haber viajado al extranjero (EE.UU.) para escapar de la justicia. Hasta aquí los hechos nos suenan familiares y, claro está, tendrán que probarse en el proceso.
Pero sin duda, uno de los hechos que mereció mayor reprobación alrededor del caso, fue el intento de encubrimiento a favor de Guillermo Riera Díaz, el implicado directo. Luego del accidente en la Costa Verde (5 de mayo de 2017 a la una de la madrugada), un trabajador de su empresa (Guillermo Riera Iluminación Profesional E.I.R.L), Alberto Yarlequé Purizaca, se presentó en la comisaría de Barranco nada menos que autoinculpándose.
Sin embargo, la gravedad de los hechos y, sobre todo, poderosos elementos de convicción se traerían abajo la pretendida cuartada: i) los documentos personales de Riera fueron encontrados en los alrededores de la playa Los Yuyos, a pocos pasos del lugar del siniestro; ii) al ser interrogado por la policía, Yarlequé Purizaca cayó en contradicciones y terminó confesando que él no fue el que condujo el vehículo al momento del accidente.
El 9 de mayo de este año se difundieron imágenes de las cámaras del Aeropuerto Jorge Chávez, donde se ve a Riera, diez horas después del accidente, partiendo rumbo a los Estados Unidos. El 19 de ese mes volvería al país, cruzando la frontera norte irregularmente. Una semana después se ordenaría prisión preventiva en su contra, a la que siguieron el dictado de comparecencia restringida y, nuevamente, la orden de prisión preventiva.
Ahora bien, ¿por qué alguien se atribuiría un delito, además de evidente, sumamente grave? En uno de los cortos del célebre filme argentino “Relatos Salvajes” (nominada al Óscar), dirigida por Damián Szifrón, y protagonizada, entre otros, por Ricardo Darín, se tejió una situación parecida en una familia de clase pudiente.
“La propuesta” nos muestra una historia llena de amoralidad, donde Mauricio (Óscar Martínez), el padre de Santiago, un joven que vuelve a casa después de atropellar y matar a una mujer embarazada durante la madrugada, trata de encubrir el delito de su hijo. La millonaria familia tratará de sustraer a Santiago de la justicia, proponiéndole a su jardinero (Germán de Silva) que se autoinculpe de las responsabilidades derivadas del accidente a cambio de una cuantiosa suma de dinero.
Aquí entra a tallar el abogado (Osmar Núñez), que arregla los detalles del caso, de modo conveniente, para asegurar que el hijo de Mauricio salga impune del trágico accidente. Acuerdan los términos de la suplantación en medio millón de dólares. Luego, se dirigen al vehículo que provocó el accidente, con el objeto de que la posterior representación de los sucesos sea mucho más realista. Cuando la esposa de Mauricio y su hijo están a punto de darse a la fuga en otro vehículo, se empieza a escuchar como efectivos policiales se aproximan con celeridad. El abogado les indica que se escondan y que asuman que no saben ni vieron absolutamente nada.
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A la llegada del fiscal se le informa que fue el jardinero el que condujo el auto. El fiscal, en un examen pericial bastante rápido, emplaza al jardinero a ubicarse en el asiento de conductor del vehículo materia de investigación. Sin dudarlo, advierte que él no pudo haber estado conduciendo el carro, debido a que su estatura no se condice con una instrumentalización coherente del timón y los espejos.
El abogado le pide permiso a Mauricio para iniciar negociaciones con el fiscal, este le da permiso y todo se envuelve en la cotidiana maraña de corrupción, propia de un sistema de justicia ineficiente y sometido a los intereses individuales. El jardinero, al ver que podía asegurar su futuro y el de su familia pasando un tiempo en la cárcel, acepta el trato final que se le propone y decide suplantar al joven como autor del delito de homicidio culposo.
Cuando los medios sindican al jardinero como el asesino, el esposo de la víctima lo ataca inmisericordemente. Algo que también sufrió en nuestro país (y ya no en la ficción), Juan Alberto Yarlequé, que tuvo que soportar insultos y golpes al momento de su retirada de la comisaría de Barranco, por ser identificado erróneamente como el verdadero homicida. ¿Por qué un ser humano aceptaría la culpabilidad, el deshonor, la humillación pública a cambio de dinero, sobornos o alguna prebenda? ¿Qué es lo que está profundamente mal en el sistema de justicia? ¿Cuánto margen de dignidad queda en nuestras sociedades? Por ahora, el verdadero el directo implicado volvió a prisión; y será procesado en prisión por el delito contra la vida, el cuerpo y la salud, homicidio culposo agravado por inobservancia de las reglas técnicas de tránsito, omisión de socorro, exposición al peligro y abandono de personas en peligro.
A continuación les dejamos el corto de la película.