Ser abogado es sinónimo de vestirse bien. Si hay algo que todos reconocen en un profesional de derecho es el conocimiento de la ley, sí, pero también una familiaridad con los ternos impecables, las camisas bien planchadas y las corbatas perfectas. ¿Pero cómo se obtiene el conocimiento para “vestirse bien”? ¿Cómo puedo hacer para seguir mejorando en ese aspecto?
Ambas preguntas las conoce muy bien Marco Alpaca, gerente de Ternos D’Ocram, uno de los emprendimientos peruanos que da la hora en el tema de la moda en Gamarra. Y algo sabe Marco sobre la vestimenta y el derecho, teniendo en cuenta que él comenzó a estudiar esta carrera. Y si bien no la terminó, no ha dejado de tener una mente que piensa como la de un futuro abogado.
Eso le ha permitido, como empresario, pensar en estilos que encajen para las audiencias, exposiciones, reuniones de oficina o salidas sociales. Todo siempre bajo la premisa de contradecir a la frase de la abuela que decía “el hábito no hace al monje”. Porque Alpaca defiende que la ropa te hace protagonista del momento… y, sin duda, los abogados siempre buscan un rol central en esta extraña película que es la vida.
Marco conoce tan bien al abogado por su look, que puede reconocer a uno sin necesidad de preguntar por su profesión o recibir una tarjeta. Para eso, sigue un patrón muy particular.
El abogado destaca por la pulcritud, la limpieza extrema. Las arrugas en su indumentaria, cero. Se viste de acuerdo a los tiempos y a los climas. Entiende las diferencias que requiere una vestimenta según las horas, día y noche…”
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