Anders Behring Breivik demandó al Estado noruego por las «inhumanas» condiciones carcelarias a las que era sometido. Tras un largo proceso judicial, el Tribunal de Oslo falló a su favor.
Los hechos
Anders Behring Breivik es un asesino en masa. En 2011 hizo estallar una bomba en el complejo gubernamental de Oslo, donde murieron ocho personas calcinadas.
Luego se dirigió a Utoya, allí perpetró su segunda matanza. Breivik disparó contra todo un campamento de estudiantes universitarios. Provisto de un rifle Ruger Mini-14 y una pistola Glock 34 de 9 milímetros, desató una mortífera ráfaga de balas que perforó los cuerpos de al menos 77 estudiantes, a quienes les causó la muerte.
Ese mismo día también había detonado varios explosivos en el centro de Oslo, la capital del país. La Policía lo persiguió y pocas horas después fue capturado. Recibió una condena de 21 años.
Durante el juicio, Breivik retó a los magistrados con su actitud petulante. Dijo no sentirse culpable de la matanza y con total desparpajo confesó que durante el tiroteo vociferó sin aspavientos: «teneís que morir, teneís que morir todos».
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El asesino usó proyectiles de caza mayor. Balas que alcanzan velocidades de 300 o 400 metros por segundo y que son capaces de disgregar capsulas metálicas que dañan órganos internos.
Los psiquiatras que testificaron en el proceso concluyeron que Breivik es un «narcisista alterado ideológicamente», luego de que Breivik imitara el saludo nazi en pleno juicio.
Sin embargo, Andres Breivik demandó al Estado noruego por el régimen penitenciario que se le adjudicó. Luego de haberse instalado en su celda de la cárcel de Skien, denunció a las autoridades que las condiciones de reclusión eran «inhumanas y degradantes». Ademas, confesó sentirse «muy estresado» en su celda.
¿Breivik estuvo en completo aislamiento?
El Tribunal de Oslo reconoció que Breivik estuvo en una celda de aislamiento durante casi cinco años. Dijo también que el autor de la masacre pasaba solo en su celda 23 horas al día. Breivik no tenia contacto con otros internos y solo podía comunicarse con personal de la prisión a través de una barrera de vidrio grueso.
Ademas, los guardias de la cárcel lo estuvieron despertando cada media hora en la noche durante un largo periodo de tiempo, y en algunas ocasiones le sometieron a registros corporales sin ropa, delante de personal femenino, lo cual le resultó particularmente difícil.
Cabe destacar que, la Convención Europea de Derechos Humanos establece que los prisioneros deben ser tratados en condiciones que no excedan el nivel de sufrimiento inherente a la detención y teniendo en cuenta las exigencias de cada caso particular.
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La infancia de Breivik
Anders Behring Breivik no siempre fue un despiadado asesino. A los cuatro años era un niño «pasivo, asustado y con una sonrisa nerviosa y forzada». Así lo describen sus amigos de colegio. Durante su adolescencia fue un acérrimo defensor de las victimas de bullying de su escuela. Incluso, lo consideraban “un amigo excepcional”.
En esa misma línea, el periodista Peter Svaar, escribió un amplio artículo para la web de NRK, que bajo el título ‘Mi amigo Anders’ rememoraba los años escolares con Breivik: «Lo recuerdo como un chico un poco tímido, obsesionado con la ropa de hip hop americana que se vendía en Jean-TV, una tienda del centro de Oslo. Obsesionado por el gimnasio y la alimentación sana. Si debo describirlo, diré que era amable, leal hacia sus amigos, inteligente y determinado«, refirió.
De asesino en masa a politólogo
Anders Behring Breivik solicitó a la Universidad de Oslo iniciar sus estudios de Ciencias Políticas. La decisión de la universidad sobre si aceptarlo o no fue extremadamente difícil. Algunos de sus estudiantes eran amigos de personas que fueron asesinadas por Breivik. Incluso Breivik había nombrado en su manifiesto que planeaba asesinar a profesores de la Universidad de Oslo.
Sin embargo, la universidad aceptó a Breivik bajo estrictas condiciones de seguridad. La casa de estudios se pronunció sobre su polémica decisión. Las autoridades indicaron que detrás de la decisión de enseñar a Breivik está el derecho de los reclusos a seguir sus estudios superiores. Breivik sí cumplía con los requisitos de admisión.