Hoy se conmemora el Día del Abogado en homenaje al hombre de leyes que día a día contribuye a la consolidación de la democracia, la preservación del orden constitucional, la separación de los poderes públicos y el respeto al Estado Constitucional de Derecho.
Los abogados son los auxiliares de la justicia en el Perú y su trabajo profesional bien desarrollado contribuye a tener un Poder Judicial cada vez más sólido, un Ministerio Público cada vez más objetivo y una Policía Nacional más profesionalizada.
La abogacía es una las profesiones liberales más importantes en un Estado de Derecho y en el diario trabajo del litigio que estos desarrollan, debe encontrarse presente la ética, la deontología y la axiología jurídica, como ciencias auxiliares para contribuir a una verdadera justicia.
En ese sentido, los abogados deben contribuir para que en la vida humana, los conflictos sociales y jurídicos, se solucionen con el criterio de la razón, la equidad y la justicia.
El abogado defensor, según precisa el artículo 84 del Código Procesal Penal, presta asesoramiento desde que su patrocinado fuere citado o detenido por la autoridad policial, y además, goza de todos los derechos que la ley le confiere para el ejercicio de la profesión.
Sin embargo, muchos son los problemas que los profesionales del derecho enfrentan en el quehacer diario de su trabajo, pues desde hace muchos años la percepción social sobre quienes ejercen la abogacía es un tanto negativa.
El principal problema es la percepción que tiene la gente, basada en el hecho que los abogados anteponen sus intereses propios al del cliente y de esta manera abandonan la ética por intereses económicos.
Así, urge un cambio de mentalidad desde las universidades, facultades de derecho, colegios profesionales y asociaciones de abogados, pues la preparación y actualización es ya una necesidad para quienes ejercen la profesión. En este punto es importante una nueva educación que vaya acompañada de cursos deontológicos, para formar al nuevo abogado del bicentenario.
Es importante que los abogados conozcan cada extremo de la especialidad, para poder ejercer una eficaz defensa, en beneficio de su cliente, pues en el día a día se presentan una serie de problemas procesales propias de la profesión. ¿Es posible que un abogado pueda ser admitido como testigo, en un proceso penal en donde además patrocina a una de las partes?, ¿puede un abogado que tiene la calidad de coacusado, defender a un imputado del mismo proceso penal?, ¿la defensa sigue siendo de carácter irrestricta y el abogado no tiene límites en el ejercicio de su desarrollo profesional?
Otra inquietud: ¿qué pasa cuando el abogado se presenta a una audiencia y no está preparado para defender su teoría del caso?, ¿cuáles son los límites en el ejercicio profesional y el tráfico de influencias?
Todas estas preguntas y respuestas son necesarias para conocerlas y desarrollarlas, a fin de que el abogado defensor en un proceso penal, pueda ejercer mejor sus derechos y los derechos de sus patrocinados, sin que se afecte la tutela jurisdiccional efectiva, derecho a la defensa y la garantía constitucional del debido proceso.
Por tal razón, los colegios de abogados deben erigirse como la conciencia jurídica del país, realizar capacitaciones permanentes y on line para los agremiados, se necesita bolsas de trabajo, mejoramiento de la infraestructura tecnológica, concientización digital, biblioteca virtual, automatización de servicios forenses, nuevas sedes institucionales, fondo editorial y un mejor posicionamiento del Colegio de Abogados ante el país.
En efecto, el país necesita mayor presencia de los colegios profesionales, como entes deontológicos y el Colegio de Abogados de Lima y de los del interior del país, no se encuentran exentos a esta noble tarea institucional.
Se necesita que el Colegio de Abogados retome la posición de antaño y se pronuncie permanentemente sobre los diversos temas jurídicos nacionales y se fomente un abierto debate con los más importantes juristas del país y así constituirse en el brazo legal de la sociedad.
El Colegio de Abogados no puede ser ajeno a la problemática nacional, su participación es imperiosa, a fin de mantener el equilibrio entre la justicia y la equidad dentro de un Estado Constitucional de Derecho.
Necesitamos que se inicien los grandes debates nacionales por destacados juristas de talla nacional, para saber qué piensan de la reforma de la justicia. Necesitamos una guía jurídica desapasionada para saber qué opinan los juristas sobre la Comisión Especial que nombrará a los nuevos miembros de la Junta Nacional de Justicia.
Asimismo, necesitamos escuchar voces serenas y apegadas a derecho, sobre temas de interés nacional, como por ejemplo la viabilidad de la prisión preventiva que se ha convertido en la regla y no en la excepción. Necesitamos fomentar debate sobre el incremento de las organizaciones criminales y la inseguridad ciudadana, así como también más debate jurídico sobre la valoración de los colaboradores eficaces en un proceso penal. Además, se necesita debatir la actual reforma judicial y política que nos está llevando a situaciones inimaginables, por lo que el reto de los abogados es muy grande. Se corre traslado.