La palabra notario es uno de los principales protagonistas en el vocabulario jurídico, pero son pocos los que conocen la larga historia que se oculta detrás.
Todos los que están envueltos en el derecho conocen el rol del profesional que da fe del cumplimiento de la ley, pero… ¿cuántos conocen su origen?
Origen de la palabra
El término nos lleva a viajar a la antigua Roma, donde aparece la palabra notarius. En ese momento, un notarius era una persona que escribía lo que otro dictaba. O que “tomaba nota”, siendo muy apegado al significado más literal.
Desde un comienzo, ya se consideraba como un aspecto importante del notario su dedicación por la escritura. Esto les otorgó además el nombre de escribanos, que procede del latín scriba y que era usado para nombrar al secretario de actas relacionadas con los asuntos públicos romanos.
Un antecedente histórico de la función y de la palabra es el escriba hebreo y egipcio, cuya existencia sirve para demostrar que, desde el año 2600 a. C., ya era necesario el registro escrito de los acontecimientos que sacudían a las poblaciones y a los individuos.
Su rol en la antigüedad
Desde los tiempos de Moisés, se valoraba que el escriba sea una presencia que, en su talento para usar las palabras, diera credibilidad a sus documentos y a la historia. Un valor que sigue presente en el notario contemporáneo.
Pero, volviendo a Roma, encontramos un detalle. El notarius no actuaba dentro de un ámbito jurídico hasta la aparición del Imperio Romano de Oriente, también conocido como Bizantino.
Bajo el mandato del emperador Arcadio, se moldearon las funciones del notarius hasta lo que finalmente entendemos hoy como las tareas de un notario. Aunque durante los primeros años se restableció el nombre de esta figura a tabellio.
¿De dónde viene tabellio? Pues de la tabella o tablilla donde se escribía o votaba en los procesos electorales, aunque se usa también como referencia a un “documento escrito”.
Con el pasar de los años, se reconoció al tabellio como un funcionario público que redactaba escritos a pedido de las partes involucradas, con el fin de otorgar un valor probatorio.
El “primer” notario
A partir de esto, fueron muchos los personajes que pasaron a la historia por alimentar las virtudes de la profesión.
Sin embargo, los historiadores destacan como el notario que definió los albores de la carrera a Marco Tulio Tirón. El “primer” notario para muchos especialistas en la materia.
Tirón fue un esclavo convertido en hombre de letras, que llevó a la posteridad los discursos de Cicerón y se volvió famoso por crear un sistema propio de escritura abreviada, que se componía de unos cinco mil signos. Algunos se mantienen en vigencia, Como es el caso de la “&”.
Dicho sistema fue conocido como el notæ tironianæ o notas tironianas, lo que llevó a muchos especialistas de antaño a interpretar que la palabra “notario” era una combinación de esos vocablos. Ese error fue corregido con los años, cuando los romanos recuperaron la autoría intelectual de la palabra.