La imagen del abogado Juan Antonio Alvarado Espinoza, quien en el pasado fuera víctima de un atentado en su estudio jurídico, vuelve a estar en el ojo de la opinión pública, pero esta vez por sus actitudes escandalosas y violentas que han generado indignación en la comunidad.
Comportamiento errático y declaraciones impactantes
Según testimonios recogidos, Alvarado Espinoza ha protagonizado diversos episodios donde, bajo los efectos de las drogas, muestra actitudes agresivas y comportamientos que han generado controversia. En uno de los incidentes más recientes, su conviviente denunció que el abogado la agredió físicamente tras una discusión sobre su consumo de drogas.
De acuerdo con testigos, Alvarado Espinoza, en múltiples ocasiones, ha expresado frases como: “Me gusta comer cabros y, ¿qué?”, “No me para el pene porque me drogo mucho y solo se me para con maricones porque son mi fantasía igual que la cocaína”, y “Además, los cabros no les importa si mi pene es chico”. Estas declaraciones, realizadas tanto en privado como en público, han generado rechazo y comentarios sobre su evidente alteración cuando consume sustancias ilícitas.
Quienes han estado cerca de él afirman que su comportamiento es errático, con episodios de violencia verbal y física. No solo ha agredido a su conviviente, sino que en círculos sociales ha demostrado actitudes agresivas, llegando a insultar y hacer comentarios despectivos sobre diferentes personas cuando se encuentra bajo los efectos de las drogas. Su conducta ha sido notoria en espacios públicos, lo que ha llevado a que su reputación como abogado quede completamente en entredicho.
Rechazo de la comunidad chepenana
Las constantes polémicas protagonizadas por Alvarado Espinoza han generado un creciente rechazo dentro de la sociedad chepenana. Su actitud violenta, el consumo desmedido de drogas y sus declaraciones despectivas han hecho que su imagen como profesional del derecho quede gravemente deteriorada. Muchas voces dentro de la comunidad exigen que se tomen medidas para evitar que siga ejerciendo su labor, ya que su comportamiento pone en duda su ética y profesionalismo.
Más allá del escándalo puntual con su conviviente, su comportamiento repetitivo y las denuncias en su contra evidencian un patrón de conducta que ha causado alarma en la comunidad. La sociedad espera que estos hechos no queden impunes y que se tomen las medidas necesarias para que este tipo de comportamientos sean sancionados.
Chepén, 15 de enero del 2025