Dejamos con ustedes una obra imprescindible en la biblioteca de toda persona que le interese el derecho penal. Se trata de los dos tomos de «Teoría del delito y de la pena», escrita por Edgardo Alberto Donna, catedrático de Derecho Penal de la Facultad de Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Al final del post están los link de descarga, y previamente el prólogo a la segunda edición que escribiera el autor.
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Prólogo de la Segunda Edición
Es nuestra intención la de estructurar una fundamentación de las sanciones penales, junto con una teoría del delito que esté de acuerdo con los principios básicos del Estado de derecho liberal-democrático, tal como lo expusimos en el prólogo a la primera edición.
Hemos logrado, después de mucho esfuerzo, dar a luz ya dos tomos de esta obra, y, ahora, esta segunda edición del primero de ellos, que tiene algunos cambios que consideramos,
en parte, sustanciales.
Modificamos algunos temas, especialmente los que están incluidos en los capítulos Primero y IV, además de haber excluido uno de los apéndices, referido a la capacidad de culpabilidad, cuestión que analizamos con mayor amplitud en el tomo segundo.
En el primer capítulo dimos mayor desarrollo a la fundamentación de las sanciones penales, particularmente al significado de la ley previa, y a todas sus consecuencias en su derecho penal que respete la dignidad del hombre.
En cuanto al fundamento real, proponemos al lector un análisis de la teoría desarrollada por Lombroso, ya que tenemos el convencimiento que todas las teorías peligrosistas actuales tienen como sustento las investigaciones de este médico italiano.
Respecto del fundamento de conocimiento, ampliamos el tratamiento de la teoría de las prohibiciones de prueba -incluyendo los últimos fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación-, que si bien es un tema que pertenece al derecho procesal, tiene relación con las sanciones penales y su fundamentación, debido a que consideramos que la búsqueda de la verdad real en el proceso penal tiene sus límites en un Estado de derecho, límites que están dados por la dignidad del hombre, reconocida tanto por la constitución nacional como por los tratados internacionales sobre derechos humanos incorporados a ella.
En lo referente al fundamento final o teológico, profundizamos la explicación de la teoría kantiana, intentando responder a las críticas que la teoría retributiva ha sufrido, especialmente en cuanto a la pena de muerte, sin advertir que las teorías preventivas puras dejan desarmado al hombre frente al poder del Estado.
En el capítulo IV elaboramos nuevamente el tema de la culpabilidad, teniendo en cuenta el desarrollo -ya anunciado en nuestra primera edición- de las teorías funcionales de la culpabilidad, que sin duda alguna han ido mucho más allá que los primeros escritos de Roxin sobre la prevención general positiva. Ello ha planteado nuevos problemas dogmáticos que exigieron una nueva reflexión sobre los temas tratados que modifican, en parte, algunas conclusiones esbozadas en la primera edición de este tomo.
Esta vez, las reflexiones aportadas fueron posibles gracias a la colaboración del profesor doctor Karl H. Gossel, así como del profesor Otfried Hoffe de la Universidad de Tübingen. Sumamente valioso fue el apoyo del profesor doctor Carlos M. Landecho, por el aporte de su obra sobre Lombroso, que tuvo la atención de obsequiarnos.
Reitero mi agradecimiento, a la Alexander von Humboldt Stiftung, por la ayuda en conseguir el material bibliográfico necesario para este trabajo.
Por último, debo decir que varias de las modificaciones que tiene la obra, se deben a que mis ayudantes en la labor docente tuvieron la gentileza de discutir algunas ideas, y a los alumnos, que se atrevieron a pensar junto con nosotros.
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Con lo cual es difícil afirmar cuánto de propio tiene una obra de este carácter y cuánto de influencia de las demás partes comprometidas en el trabajo académico.
Vuelvo, por último, sobre una idea repetida en varias oportunidades. Hacer ciencia en la Argentina no es fácil. La falta de medios económicos exigen dedicarse parcialmente a ella, situación que exige realizar un gran esfuerzo, que no siempre se traduce en resultados. El
poco valor que la sociedad le ha dado a la tarea universitaria lleva a que se dé prioridad a otras actividades, antes que al estudio y a la investigación; en parte, por qué no decirlo, debido a que la Universidad se dedicó a otras cuestiones menores. El descalabro cultural de nuestro país a partir de esta concepción es visible, y sólo tendrá solución cuando todo el conjunto de la sociedad, y no sólo el Estado, entienda que no hay futuro, para la sociedad en su conjunto, sin ciencia y sin educación, y que ambas exigen tiempo y esfuerzo.
Edgardo A. Donna