Luego de que la presidenta del Tribunal Constitucional, Marianella Ledesma Narváez, anunciara que el Tribunal Constitucional decidió declarar, con cuatro votos a favor y tres votos en contra, improcedente la demanda competencial del Ejecutivo, las críticas no se han hecho esperar.
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El magistrado Carlos Ramos Núñez, por ejemplo, ayer a través de su cuenta de Facebook, lamentó que sus colegas que votaron en mayoría, hayan «desperdiciado» la oportunidad que tenían para delimitar los alcances de un concepto que grandes problemas nos ha ocasionado: incapacidad moral permanente:
Lamento profundamente que la mayoría de mis colegas magistrados del Tribunal Constitucional, órgano de cierre del sistema de justicia en el Perú, haya desperdiciado la ocasión para definir el difuso, subjetivo, ambiguo y arbitrario término de “incapacidad moral permanente”.
Más allá de si se declaraba fundada o no la demanda, se hubiera estado a la altura de las circunstancias históricas; se habría dotado de predictibilidad y seguridad a nuestro precario sistema político.
El TC no es cualquier tribunal de justicia para refugiarse en subterfugios formalistas; es una Corte de la que se espera decisiones trascendentales que marquen el derrotero institucional del país.
Queda que el próximo Congreso o una Asamblea Constituyente o elimine esa causal de vacancia o la limite objetivamente.