Durante su desempeño profesional, el abogado se encuentra con situaciones que exceden meros aspectos normativos. El ejercicio de sus labores requieren, entonces, una profunda reflexión y un conocimiento integral de la realidad. Lamentablemente, en el camino, no es poco usual que se pierda el interés por la lectura de libros ajenos a temas jurídicos. Ante el progresivo alejamiento de áreas fundamentales del conocimiento, creemos que debemos pregonar la sana costumbre de leer no solo para crecer profesionalmente, sino para enriquecernos intelectualmente.
Los grandes juristas de la historia, además de ser certeros analistas de problemas que atañen al universo jurídico, fueron conspicuos intelectuales. En esa línea tenemos nombres como el de Norberto Bobbio o Carl Schmitt, que sin duda trascendieron en el conocimiento más allá de las fronteras legales. Estudiar derecho es una decisión que implica disciplina y sacrificio, y además, un afán por el estudio que debe ser abierto a las nuevas ideas para lograr el reconocimiento en el debate público.
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Así como un filósofo, un escritor, un pedagogo, un psicólogo, un científico, etc; deben conocer de leyes para lograr comprender la sociedad moderna, de igual modo, el abogado debe intentar abarcar conocimientos de todas las ramas del saber para optimizar sus análisis y ser consecuentes con el fin último de la carrera: la imperecedera búsqueda de razón y justicia.
Es por ello, que realizamos una selección de aquellos títulos indispensables para profundizar el estudio del sistema y el orden, que rigen y han regido en la historia de la humanidad. Ponemos a disposición de los lectores este interesante catálogo de obras.
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1.- República de Platón (380 a.C.)
En su más afamada obra, el maestro de Aristóteles nos deja como legado un primigenio concepto de Estado. En ese sentido, es conocido su planteamiento del cómo colocar a un filósofo en lo más alto de las estructuras del poder beneficiaría a los ciudadanos. Según sus ideas, estos eran más capaces que el promedio, y por tanto podían velar mejor por los intereses de la población. Para Platón las leyes deben ser el reflejo de la voluntad del Estado por lograr el bien común. De ello extraemos que el filósofo entendía que el derecho no podía ir en contradicción con la idea de justicia.
2.- El príncipe de Nicolás Maquiavelo (1531-1532)
Aunque este libro ha sido, muchas veces, calificado como el santo grial del oportunismo político; lo cierto es que esto responde a una descontextualización de lo que realizó Maquiavelo. En su obra, el italiano describe la política de su tiempo desde una perspectiva absolutamente realista, pero no malintencionada o aprovechada. Analiza las relaciones que surgen a partir de la constitución del poder estatal, para luego plantear una especie de “manual del gobernante”. En un interesante giro a lo establecido convencionalmente, Maquiavelo explica que el derecho puede ser una relación de fuerzas políticas.
3.-El mercader de Venecia de William Shakespeare (1600)
Esta brillante obra de teatro escrita por unos de los mayores genios de la Literatura, nos sumerge en la historia de Bassanio, un joven de abolengo pero venido a menos, se endeuda con un viejo prestamista, estableciendo que si no se le paga en el plazo establecido (tres meses), su mejor amigo (Antonio, un rico mercader), accederá a darle una libra de su propia carne. El contrato se firma sin ninguna objeción de las partes pero finalmente se incumple. La razón parecer llevarla el avaro, en una época donde Venecia vivía del comercio y de respetar sus leyes para fomentar la credibilidad entre los inversores. Un abogado llamado Baltasar le salvará la vida a Antonio, después de una impecable argumentación jurídica.
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4.- Metafísica de las costumbres de Immanuel Kant (1797)
Qué duda cabe que Kant fue uno de los filósofos más grandes de la historia, como acreditan obras de la talla de Crítica de la razón pura o La paz perpetua. El prusiano defiende la existencia de fundamentos racionales éticos-jurídicos como conceptos a priori que pertenecen a la estructura racional originaria del sujeto humano. Estos servirían para dotarle al individuo de una necesaria legitimidad. Kant desarrolla, además, los conceptos de doctrina del derecho y doctrina de la virtud.
5.- Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski (1866)
Narra la historia de un joven estudiante de derecho, que ante las desesperante situación económica en la que se encontraba, decide cometer un delito: asesinar a una vieja usurera, a quien consideraba un ser humano inútil para la sociedad. Desde su punto de vista, él se ha ganado esta potestad al ser diferente al común de las personas, y que puede cometer delitos para hacer justicia. Progresivamente ve como puede escapar del ius puniendi, pero no de los dilemas morales que lo persiguieron desde que decidió cometer una maldad. Una novela imprescindible.
6.- El proceso de Franz Kafka (1925)
Josef K., un oficinista bancario, es arrestado al despertar, una mañana, sin razón aparente. Poco a poco, se ve inmerso en una maraña jurídica de la que no podrá salir. Todo el esfuerzo que realiza para dilucidar la verdad parece completamente absurdo, porque la ley, en vez de servir a los principios de justicia y libertad; se convierte en un aparato que solo está para justificar los empleos burocráticos y para sostener una ficción de Estado que termina descontrolando al individuo. Sin duda alguna, Kafka delineó algunos de los problemas fundamentales del derecho moderno.
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7.- El miedo a la libertad de Erich Fromm (1941)
Esta obra, escrita por uno de los más prestigiados psicoanalistas del siglo XX, fue una respuesta a la arremetida nazi, en búsqueda de sus alcances y significado. Además se ensaya un análisis psicológico de las consecuencias inmediatas que iba dejando la Segunda Guerra Mundial en el individuo. Fromm llega a la conclusión de que los líderes autoritarios sufren de un profundo y errático miedo psíquico a la libertad, debido a que solamente al controlar todos los aspectos de la vida humana, logran alzarse como hombres unidimensionales. De ese modo, políticos como Hitler o Mussolini, no ven amenazado su poder, y logran escabullirse en la esfera de su ideología.
8.- 1984 de George Orwell (1949)
Esta genial novela, que si bien fue escrita para satirizar los regímenes autoritarios del siglo pasado, es perfectamente aplicable en la realidad de nuestros tiempos. En una distopía donde solo existen tres países, que se encuentran en guerra constante, y donde es posible manipular grotescamente la historia (todos los días); Winston Smith empieza a cuestionarse si, efectivamente, el orden social es perfecto. Nos encontramos en un Londeres controlado por un partido político que lidera el denominado “Gran Hermano”, guía político, social y espiritual de todos los hombres de Oceanía. Winston no tiene idea si el Gran Hermano es solamente un símbolo o una persona real, si todo está siendo manipulado o es producto de su imaginación, o si es acaso factible tener alguna idea de libertad sin ser perseguido por el partido, y posteriormente, reeducado o destruido. Obra esencial para entender como se ha manipulado el concepto de libertad para someter a los hombres.
9.- Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión de Michael Foucault (1975)
Este libro hace un recorrido histórico sobre los métodos de castigar que han imperado a lo largo del tiempo. Michael Foucault, que fue considerado en los setentas el pensador del momento, divide su obra en cuatro partes: suplicio, castigo, disciplina y prisión. Concebida desde el principio como una propuesta teórica que denuncie los excesos del poder y la progresiva exclusión del que consideran diferente o inadaptado. Sin duda nos otorga variadas luces sobre los abusos que permiten las instituciones del derecho. Para Foucault, creer que las prisiones cumplen su función resocializadora es tan absurdo como creer que estas son perfectamente legales.
10.- Modernidad, identidad y utopía de Aníbal Quijano (1988)
Es Aníbal Quijano el sociólogo peruano (y aun latinoamericano) más importante de las últimas décadas. En este texto el intelectual reflexiona acerca de cómo, desde la colonia, los hombres de este lado del mundo han normalizado situaciones como el sometimiento político o económico. El despotismo y la represión, históricamente, nos han forzado a creer en una racionalidad que promete una liberación paulatina del hombre, pero que significativamente no ha logrado mayores cambios en el paradigma de las sociedades latinoamericanas. Quijano propone un nuevo modo de pensar, desde las particularidades de los pueblos americanos, que fundamente un proyecto democrático donde realmente se asegure el derecho de la gente a un desarrollo libre, diverso y autónomo; respetando sus valores ancestrales y culturales.