Hace unos días, gracias a un post del profesor Roger Zavaleta, nos enteramos de la decisión definitiva que devuelve sus aires al centro comercial Polvos Azules después de más de diez años de litigio.
«Hoy celebro el triunfo de la justicia, el triunfo de miles de asociados, el triunfo de gente trabajadora y humilde, sobre personajes poderosos que pretendieron arrebatarles sus aires, valorizados en varios millones de dólares, mediante una estructura contractual, tan compleja como ilícita». Con estas palabras, el profesor Zavaleta anunciaba la decisión de la Corte Suprema de no casar la sentencia de vista que le daba la razón a los comerciantes.
Este post del profesor Zavaleta, publicado en su cuenta de Facebook hacia el 26 de marzo de 2020, da cuenta de la historia que hay detrás de esta victoria. La compartimos con la debida autorización del autor, sin perjuicio de alcanzarles los links de la sentencia de vista y de la sentencia casatoria.
EL CASO DE LOS AIRES DE POLVOS AZULES: UNA HISTORIA QUE EXIGE UN FINAL CON JUSTICIA
Durante toda mi carrera como abogado el caso de Polvos Azules es uno de los que más me impactó. Es una historia de ambición, traición e injusticia, y un manual -pre Orellana- sobre cómo apropiarse de bienes. La cuento de manera muy resumida.
En el año 1997, los comerciantes de Polvos Azules querían construir su Centro Comercial, por lo que contrataron a Constructora Villasol (empresa del Grupo Muncher). Esta empresa para abaratar los costos de la construcción les propuso comprar los aires del centro comercial por US$ 4 millones de dólares y restarlos del costo de la construcción, valorizado en US$ 12 millones.
Los comerciantes aceptaron. Pero sus exdirectivos «vendieron» los aires no a Villasol por US$ 4 millones, sino a Promotora Delsol (formada por los mismos miembros de la familia Muncher), a US$ 1 millón.
Los exdirectivos no tenían poderes para vender los aires, por lo que adulteraron el acta que aprobó el Estatuto de la Asociación, agregado dentro de sus facultades «vender los aires». Con estas facultades truchas, concretaron la venta.
El US$ 1 millón nunca se pagó:
– US$ 160,000 supuestamente se habían pagado con anterioridad a la firma de la EP, pero sin precisar fecha ni medio de pago.
– US$ 300,000 fue el importe de un cheque que los ex directivos endosaron inmediatamente a su girador: Recursos Naturales, empresa del Grupo Muncher, la cual lo depositó en su propia cuenta bancaria.
– El saldo fue «compensado» con una deuda que los ex directivos y el Grupo Muncher fabricaron, comprando 52 tiendas que Delsol construiría en un futuro sobre los aires, al triple de su valor original.
El mismo día de la venta (27 de diciembre de 1997) los ex directivos emitieron una factura por el US$ 1 millón, pero tan burda fue esta operación que la factura tenía fecha de impresión el 18 de enero de 1998. Es decir, en la fecha en que supuestamente fue girada, la factura ni siquiera existía.
Estos exdirectivos, además y sin que nadie supiera, le vendieron a Delsol las áreas comunes del Centro Comercial y el derecho de integrar arquitectónicamente otro centro comercial (hoy llamado La Esquina) que el mismo Grupo Muncher iba a construir en un terreno que tenía al costado. A cambio Villasol iba a «reducir» los costos de la construcción en US$ 3 millones
Los US$ 3 millones que supuestamente reducirían los costos de la construcción del Centro Comercial, en realidad beneficiaron al propio Grupo Muncher. En efecto, en la misma Escritura Pública de CV se indicó que este monto sería utilizado para: (i) reforzar las columnas a fin de que soporten los nuevos pisos que dicho grupo construiría para ellos mismos en «sus aires», y (ii) construir los accesos al centro comercial de propiedad del Grupo Muncher.
En un contrato de compra venta lo lógico es que el comprador pague el precio y el dinero lo reciba el vendedor. Pero, este no fue el caso. Previamente, los ex directivos y el Grupo Muncher inflaron el costo de la construcción originalmente propuesto y aceptado en asamblea. Entonces, en la realidad nada se restó por el Grupo Muncher, como supuesto pago del precio de venta.
La operación fue así una extraña forma en la que el que el precio de venta lo pagó el comprador y benefició al vendedor. Una pirueta contractual elaborada por abogados malabaristas de lo ilícito.
Poco tiempo después de que Promotora Delsol «compró» los aires, «vendió» el 50% de los mismos a Recursos Naturales (también del Grupo Muncher). Luego ambas empresas «aportaron» los aires a Promotora Progreso (sí, también del Grupo Muncher) por un valor de US$ 3.3 millones. Todos estos actos y varios al medio (en total casi 10 Escrituras Públicas, fueron inscritas en Registros Públicos recién en el año 2004 (7 años después de la venta). Recién allí los asociados se enteraron de lo que habían hecho sus ex directivos.
Con el aporte de los aires a Promotora del Sol, el Grupo Muncher pretendió saltarse del plazo de prescripción de 10 años para que los afectados demanden la nulidad de las transferencias, al plazo de caducidad de 2 años para demandar la nulidad de un acuerdo societario (un típico fraude a la ley). De hecho en el proceso, los mismos abogados del Grupo Muncher que estructuraron esta operación, alegaron, mañosamente, la caducidad.
Son 2000 familias de pequeños comerciantes que confían que la Corte Suprema, decida con justicia y les devuelva sus aires, actualmente valorizados en más de US$ 40 millones.
PD.- Dejo constancia que hace más de dos años dejé de intervenir como abogado en este caso. Lo comento porque se trata de una historia en la que claramente expertos en hacer de lo negro, blanco y lo cuadrado, redondo, con la ayuda de unos “felipillos”, se levantaron en peso a 2000 pequeños comerciantes. Y frente a eso no puedo callar ni permanecer indiferente.
Para descargar la sentencia de vista clic aquí.
Para descargar la sentencia casatoria clic aquí.