LP publica «La prueba en el proceso no penal», libro en homenaje a Héctor Lama

El sello editorial de LP se complace en anunciar la publicación del libro colectivo La prueba en el proceso no penal. Homenaje a Héctor Lama, en el que escriben distinguidos autores como Ramiro Bustamante Zegarra, Jackeline Milagros Cubas Pashanasi, Matías Alejandro Sucunza, Carlos Manuel Valdivia Rodríguez, Diego Palomo Vélez, Diego Valdés Quinteros, Tomás J. Aliste Santos, Jorge Luis Pajuelo Cabanillas, Omar Sumaria Benavente, Olegario David Florián Vigo, María Elena Guerra-Cerrón, Carlos E. Polanco Gutiérrez, Johan M. Quesnay Casusol, Luis Madariaga Condori, Olga Fiorella Julia Vásquez Rebaza, Carlos Alberto Sánchez Coronado, Juan Carlos García Huayama, Marco Antonio Celis Vásquez, Jorge Johan Pariasca Martínez y Bruno Fernando Avalos Pretell.

Para que se hagan una idea del libro compartimos la presentación a cargo del juez Carlos E. Polanco Gutiérrez.


A don Héctor Lama More, qué duda cabe que lo conocí primero a través de la lectura del libro La posesión y la posesión precaria: el nuevo concepto del precario y la utilidad de su actual regulación (2012). Sin duda, un trabajo que permitía entender de mejor manera a los operadores jurídicos y cómo actuar en los procesos civiles, sobre todo en los procesos de desalojo por precario.

Luego lo volví encontrar, a la distancia, cuando se luchaba por los derechos de los magistrados en la heroica jornada de 2013, que fue un despertar porque muchos jueces lograron entender que existe un poder central que venía negando de manera sistemática sus derechos y que agachar la cabeza no era la solución. Don Héctor Lama presidía la Corte Superior de Lima y su intervención, junto a la de muchos magistrados —entre las que resalta la fuerza del, en ese entonces, presidente de la Asociación Nacional de Magistrados del Perú, don Oswaldo Ordoñez Alcántara—, concluyó con un reconocimiento parcial de derechos, a más de 20 años de vigencia de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Luego de allí volví a tener noticias de él cuando ganó la plaza de juez supremo de la República, pero, hasta ese entonces, personalmente no lo conocía y mucho menos él sabía de mi existencia.

La llamada oralidad del proceso civil tiene su origen en una comisión: el Equipo de Trabajo para la Modernización del Proceso Civil, a la que el Dr. Ramiro Bustamante Zegarra me invitó junto a colegas de todo el país y que presidía por indicación del Dr. Duberly Rodríguez, en 2017. Con el Dr. Bustamante Zegarra nos conocíamos desde 2002, cuando ambos compartimos cátedra en la Universidad de San Agustín de Arequipa, en el curso de Argumentación Jurídica. En una actividad conjunta, viajé con el Dr. Bustamante a Santiago de Chile a una capacitación organizada por el Centro de Estudios para la Justicia de América (CEJA) para ver la oralidad en los procesos de familia y laboral —no existe oralidad civil en Chile—. Al regreso, en el aeropuerto Santiago Merino, en noviembre de 2017, mientras conversaba con él, pensábamos que la oralidad podría ser una buena alternativa para modificar el proceso civil peruano, así que había que considerar en proponer un proyecto de ley. Las horas de espera en el aeropuerto hicieron que le propusiera reinterpretar el artículo 51.3 del Código Procesal Civil y, sin necesidad de norma, iniciar el cambio de la justicia civil en Perú, por lo que se convocaría a las audiencias preliminares —que no está prevista como tal dentro del texto del Código Procesal Civil peruano—. El riesgo era grande, pero, con el apoyo del Dr. Bustamante, decidimos asumirlo, aun cuando uno arriesgaba su permanencia en el trabajo —más incluso estando en pleno proceso de ratificación en el cargo—1. La llamada oralidad se iniciaría en la Corte Superior de Justicia de Arequipa.

El CEJA, que había celebrado un convenio con la Corte Suprema del Perú, precisó que el piloto no podía ser solamente un juzgado, sino que sea un módulo de, por lo menos, cuatro jueces. No fue fácil encontrar a otros tres jueces de primera instancia dispuestos a asumir el riesgo, por lo que se inició el piloto solamente con dos jueces más.

Los ensayos de «prueba y error» —no puedo darle otro nombre— durante 2018 empezaron a rendir resultados y los abogados, que en una primera intención querían quejarnos por modificar el proceso civil, sin cambio normativo, empezaron a ver con interés cómo en audiencia preliminar sus causas se gestionaban de mejor manera y los plazos y escritos se reducían a lo indispensable. Los trabajos durante dicho año ocasionaron que, mediante Resolución Administrativa 312-2018-CE-PJ, del 21 de diciembre de 2018, se aprobara el proyecto final para la creación y actuación del Módulo Civil Corporativo de Litigación Oral de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, que empezó oficialmente el 26 de diciembre de 2018.

Cuando seguíamos en la brega por consolidar el piloto, tomamos conocimiento de que se había conformado una Comisión Nacional de Implementación, Supervisión y Monitoreo de la Oralidad Civil en el Poder Judicial, mediante Resolución Administrativa 229-2019-CE-PJ, del 29 de mayo de 2019, presidida por el Dr. Lama More —luego, en setiembre de dicho año, bajo su impulso se creó el Equipo Técnico Institucional de Implementación de la Oralidad Civil (ETIIOC)—.

Debo confesar que, con error mayúsculo, la primera reacción del piloto fue de preocupación por pensar que se llevarían lo avanzado a Lima y se olvidarían de provincia o pararían el piloto hasta conseguir las normas legales correspondientes, que ya estaba empezando a criticar la academia —no le faltan razones, pero sí contacto suficiente con los litigantes de a pie—.

Sabía que don Héctor Lama presidió un equipo similar respecto a la oralidad laboral, pero ellos tenían norma y nosotros una interpretación audaz de la norma y la creencia de que el propio Poder Judicial puede reformarse a sí mismo. Afortunadamente, a los dos días supe que estaba equivocado. En un viaje a la Corte Superior de Justicia de La Libertad, en Trujillo, para contar la experiencia de Arequipa, conocí en persona al Dr. Lama y allí pude conocer los grandes dotes que tenía como persona, organizador y creyente de que el Poder Judicial tenía que mejorar los servicios que presta a la ciudadanía.

Tal fue el impacto personal que me causó (de manera favorable) que le pedí —nuevamente los hechos suceden en un aeropuerto, ahora en Trujillo— que hiciera la presentación del libro La litigación oral en el proceso civil (2019) que preparaba por ese entonces. Solo dijo que sí, pero que tenía que viajar a España porque estaba viendo el tema del expediente judicial electrónico, pero que aprovecharía las horas libres para revisar lo escrito y hacer la presentación. La ocasión permitió conversar y recibir consejos para que el piloto de Arequipa siga mejorando.

Ese fue mi acercamiento personal a un magistrado que entregó los mejores años de su vida a la administración de justicia como juez, académico y eficiente administrador. Solía decir que los jueces, abrumados por lo malo que funciona el sistema de justicia civil, decidieron cambiar el método tradicional, de manera humilde como si él solo fuera un testigo y no un gestor y promotor de tal cambio. Como integrante del Consejo Ejecutivo, sus últimos años como juez supremo los dedicó a cimentar a que la oralidad llegue a todo el país, labor que ha seguido con éxito el Dr. Bustamante Zegarra.

Esperaba, como muchos magistrados de Lima y provincias, que en algún momento presidiera la Corte Suprema para que haya mayores cambios en la justicia, pero el límite de edad (70 años) para trabajar en el Poder Judicial fue la razón para que se retirara sin lograrlo.

Estando próximo su retiro, en una reunión con Johan Quesnay Casusol, juez superior de la Corte de Justicia de Lima Norte, conversamos para rendirle un homenaje, no mientras ocupaba un cargo y buscando un beneficio, sino porque nos sobra gratitud por su labor. La justicia civil cambió desde el Poder Judicial para mejor de los justiciables, qué más puede esperar un juez civil. Se invitaron a los diversos autores que participan en este trabajo, quienes sin demorar un instante aceptaron con gusto, pues son conocedores de la dimensión de don Héctor. Uno de ellos es el actual presidente del ETIIOC, don Ramiro Bustamante Zegarra, gran persona que también ha hecho llegar la oralidad civil a todo el Perú, completando las cortes superiores que faltaban.

Acordada la idea, se vio lo conveniente para que este libro, que es un homenaje a un magistrado ejemplar, sea temático sobre algo que falta mucho por desarrollar: la prueba en los procesos no penales —expresión última (no penal) que con acierto disgusta al maestro Eduardo Oteiza, entre otros, porque quita personalidad al proceso civil—.

Sé que hay personas con galardones y conocimientos superiores de larga data —superiores a los míos— para hacer estas líneas en honor del homenajeado, pero van las líneas de quien participa en uno de sus últimos proyectos y ha sido testigo de su lucha por mejorar el servicio de la justicia civil; noches largas sin reconocimiento, pero con satisfacciones.

Gracias, don Héctor.
Carlos E. Polanco Gutiérrez


Nos complace anunciar que este libro se entregará gratis, como material de estudio, a quienes se inscriban hasta el 7 de enero de 2026 en el Diplomado Código Procesal Civil y litigación oral. Para más información clic aquí.

Comentarios: