El programa Tus Derechos, que emite el Tribunal Constitucional semana a semana, tuvo hace poco en sus instalaciones al magistrado Carlos Ramos Núñez, quien en una amena entrevista habló de diversos aspectos de su vida familiar y profesional.
El presidente del TC, Ernesto Blume Fortini, uno de los conductores del programa, conversó con el profesor Ramos sobre su formación profesional, sus experiencias personales en la vida universitaria, al tiempo que dialogó con él sobre el rol del Centro de Estudios Constitucionales en el desarrollo constitucional de nuestro país.
A continuación compartimos con ustedes la primera parte de esta entrevista, sin perjuicio de alcanzarles, en la parte final de este post, el vídeo completo.
¿Cuál es el trayecto inicial de Carlos Ramos? Tú naces en Arequipa, eres hijo de arequipeños…
Mi madre es arequipeña, digamos, por los cuatro costados, pero mi padre es de Puno, es de Lampa. La familia de mi padre tenía una hacienda desde el siglo XVIII. Era la hacienda Colque, que en realidad más que hacienda era un asentamiento minero, donde llegaron algunos mineros portugueses y la hacienda se mantuvo prácticamente hasta la época de la reforma agraria en manos de la familia.
O sea que en parte estuviste viviendo de niño ahí.
Naturalmente. Mi padre estudió derecho…
Ah, qué curioso. ¿Llegó a ser abogado?
Claro. Mi padre fue abogado, fue vocal de la Corte, fue vicerrector y rector de la Universidad del Altiplano. Y bueno, además, por el lado de mi padre tuve a parientes abogados, sacerdotes, militares, todos ellos afincados en Lampa.
¿Hubo un historiador en ese elenco de parientes?
Mi papá, que era un historiador puro en todo el sentido de la palabra, no obstante que era abogado, hizo estudios sobre rebeliones campesinas. Hay un hecho curioso. Mi padre a pesar de ser de una familia de mistis podría decirse, era más bien por razones ideológicas un perseguido por la dictadura de Pérez Godoy y fue detenido también por eso junto al padre de Marianella Ledesma, Genaro Ledesema. Es decir, fue contrario a la acumulación de los terratenientes, o como se decía entonces, gamonales.
Yo diría que Carlos Ramos tiene una vocación por el derecho, una vocación por la investigación y una vocación por la historia. ¿Cuál de esas tres vocaciones nació primero?
A mí me interesaba primero la literatura. En la Universidad Católica estudiaba derecho y paralelamente estudiaba literatura en la San Agustín, pero necesitaba practicar en la Universidad Católica Santa María. Y entonces tuve que dejar mis estudios de literatura, con mucha pena, que seguía en la San Agustín. Pero yo diría que al final he aprovechado la literatura.
Hay una suerte del literato escondido ahí…
Sí, claro, porque además algo importante es que aprendí, aunque es un proceso que nunca acaba, a articular la literatura, el derecho y la historia. Es decir, yo creo que soy en ese sentido un literato, un historiador y un abogado atípico.
La pluma fina, esa facilidad para escribir, para explicar tantas cosas… porque tú tienes pues una serie de libros, desde Cómo hacer una tesis hasta un tratado de la historia del derecho civil… Todo eso tiene que ver con esa formación en varias fuentes.
Claro, yo diría que la influencia de mi padre fue muy grande, también la biblioteca familiar…
¿Pero de dónde sale esa prolijidad, ese rigor al escribir?
Bueno, la práctica, la lectura de buenos libros. Yo leía a Octavio Paz…
¿Tu papá también influyó en eso?
Mi padre más que en el campo literario, pero indirectamente porque tenía una gran biblioteca, en el campo histórico, sin duda. Pero te cuento que en casa había una biblioteca, que era una biblioteca familiar, donde teníamos libros de distintas épocas. Tengo una edición príncipe de la Recopilación de Leyes de Indias, a los pocos años de haber sido expedida en 1680. Tengo con los sellos de la familia el diccionario de Joaquín Escriche…
¿Y pasaste por todas esas lecturas?
Cuando era estudiante de derecho no solamente me interesaba la producción de la época sino que revisaba, incluso para hacer mis trabajos y hasta para preparar mis exámenes, literatura del pasado. Por ejemplo, el Tratado de derecho civil y Cuestiones constitucionales de Toribio Pacheco.
Terminaste en la Católica Santa María de Arequipa. ¿Qué tal paso por esa universidad?
Bueno, yo tuve buenos profesores que signaron mi interés por el derecho y lo reafirmaron. En esa época mi actitud frente el derecho, no obstante mi interés por la literatura y por la historia, era básicamente positivista. Pero tuve ocasión de practicar intensamente, primero en un juzgado penal, luego en un juzgado civil (en esa época eran las escribanías), y también en un juzgado de paz letrado, donde además me nombraron testigo actuario (porque no había secretario, había sido separado del cargo). Entonces, a mí me nombraron testigo actuario siendo practicante. Y es más, gané un concurso de secretario de juzgado cuando tenía menos de 25 años y hubo necesidad de interpretar la Ley Orgánica del Poder Judicial de la época, porque la exigencia de 25 años era para aquellos que no tenían el título profesional de abogado, pero para entonces yo ya lo tenía.
CONTINÚA…