Durante los primeros meses de su gestión, el presidente Pedro Castillo se ha rehusado a conceder entrevistas a los medios de comunicación. Algo que parece estar cambiando, luego de que se ha anunciado una serie de entrevistas con diferentes periodistas del medio.
La primera de ellas ha sido con César Hildebrandt, para su semanario Hildebrandt en sus trece. Un encuentro que ha sido criticado, no por las preguntas del periodista; al contrario, ha sido un encuentro cuestionado por las respuestas muy superficiales del mandatario.
En LP hemos rescatado los mejores momentos y temas de la esperada entrevista.
Autocrítica
C. H.: ¿No se ha decepcionado de sí mismo después de estos meses?
P. C.: Bueno, he pasado muchas luchas, vengo de debajo de esas luchas, con decepciones, con tropiezos, con aciertos y acá estoy, estoy acá por el país, por el Perú. Y no estoy decepcionado. Más bien, estoy aprendiendo cada día.
(…)
C. H.: ¿Pero qué quiere hacer con el Perú? ¿Tiene usted un plan, tiene usted un horizonte claro?
P. C.: Por supuesto. Me quita el sueño llevar al Perú a un bienestar donde la gente deje de estar pensando en polarizar las cosas. Entiendo de que para obtener algo hay que tomar decisiones políticas y que todo debe ser producto del esfuerzo y el trabajo.
Sobre las investigaciones
C. H.: Aterricemos en la hostil actualidad. La fiscal Norah Córdova va a seguir investigándolo. ¿Esta derrota judicial lo va a hacer cambiar de estrategia?
P. C.: Para nada. El que nada debe, nada teme. Estoy dispuesto a que se hagan todas las investigaciones y voy a seguir dando todas las facilidades. Creo que las personas que están en algún lugar, en algún puesto, tienen un rol que cumplir. Y no soy de las personas que entorpecen las funciones de alguien que está cumpliendo su labor.
La inestabilidad
C. H.: ¿Cuál ha sido el peor momento de su gestión?
P. C.: Me preocupa la inestabilidad política. Hay personas dedicadas a crear esa inestabilidad.
C. H.: Pero hay gente que piensa que a usted le gusta la inestabilidad, que cuando las cosas parecen serenas y calmadas sale usted con alguna propuesta o insinuación que pone nervioso a muchos y vuelve entonces el acoso…
P. C.: Eso lo piensan quienes no conocen el Perú profundo, quienes no entienden dónde estamos y entonces se cogen de cualquier palabra para desestabilizar. Yo nunca lanzo propuestas en contra de mi país. Yo tengo una responsabilidad suprema, que es gobernar para todos.
Sobre sus cuestionados vínculos
C. H.: Entre sus potestades está el asunto de los nombramientos, ¿no? ¿Cuál fue peor: el de Guido Bellido o el de Bruno Pacheco?
P. C.: Bueno, a veces uno se equivoca y uno aprende de los errores.
C. H.: ¿Aprendió usted?
P. C.: He tenido que asumirlo. Y en ese aprendizaje veo cuánta distancia hay entre creer y ver los resultados.
C. H.: Quizá confiar en amigos y allegados fue un exceso…
P. C.: Creo que en la política, en la medida que uno aprende, hay que saber diferenciar la amistad de las responsabilidades…
C. H.: ¿Usted ha hecho esa diferencia?
P. C.: La tengo que hacer.
C. H.: No parece ser el caso de Daniel Salaverry, ¿no? ¿Qué hace manejando hidrocarburos cuando el único contacto que tiene con ellos es cuando tanquea su vehículo?
P. C.: Daniel Salaverry ha sido una de las personas más críticas a mi gobierno y a mi candidatura y hoy está dando muestras de que para gobernar se necesita no solamente gente de nuestra cantera. Hay gente que puede aportar otros puntos de vista para el buen gobierno…
C. H: Me imagino que no está hablando de Karelim López porque ella es, notoriamente, una lobista, aparte de una amiga suya… ¿Fue un error?
P. C.: La señora Karelim López no es mi amiga… Es una persona que, como cualquier ciudadano, ingresa a alguna entidad, ingresa a Palacio y no nos arrastra, ningún vínculo amical, ningún vínculo laboral…
El rol de Vladimir Cerrón
C. H.: ¿Qué lo ata, a estas alturas, a Vladimir Cerrón?
P. C.: Nada en concreto. Usted sabe que para llegar al gobierno se necesita un partido político. Todo el mundo sabe que he llegado acá por Perú Libre y el señor Vladimir Cerrón es el secretario general de ese partido. Y lo que hemos hecho en estos días es convocar no sólo al secretario general de Perú Libre sino que hemos abierto las puertas a todos…
C. H.: Pero Cerrón no es parte de todos. Cerrón se cree su jefe, el jefe de usted.
P. C.: Bueno, eso tendrá que preguntárselo a él.
C. H.: Le pregunto a usted: ¿se siente subordinado de Cerrón?
P. C.: No, para nada.
C. H.: ¿Se siente igual a Cerrón?
P. C.: Tampoco. Yo soy el presidente de todos los peruanos y si el doctor Vladimir Cerrón tiene una postura política y es secretario de un partido también tiene que entender que el gobierno tiene que abrirles la puerta a todos los partidos, a todas las organizaciones, a todo el país.
Nueva constitución
C. H.: El Congreso le ha puesto un candado de acero al asunto del referéndum para una asamblea constituyente…
P. C.: Veo que el Congreso tiene su propia agenda. Yo creo que hay que mirar otras experiencias, lo que acaba de pasar con la hermana república de Chile, por ejemplo. Allí, cuando el Ejecutivo y el Legislativo actuaban como hoy se están actuando en el Perú, salió el pueblo y determinó su destino.
C. H.: ¿Está usted imaginando un movimiento social violento como el que sacudió Chile?
P. C.: Lo que creo es que nos debemos al pueblo. Todas las instituciones se deben al pueblo.
C. H.: ¿Vas a insistir entonces con la asamblea constituyente, con el referéndum, con la nueva constitución?
P. C.: Nosotros daremos cuenta al pueblo de lo que se está haciendo…
C. H.: ¿Va a apelar al Tribunal Constitucional?
P. C.: No lo descartamos.
C. H.: ¿Y si el TC le dice que no?
P. C.: Informaremos al pueblo.
C. H.: El pueblo sabrá por la prensa. ¿No me quiere contestar porque tiene planes secretos o es que no sabe lo que hará?
P. C.: Aquí no hay planes oscuros de ningún tipo. Lo que tendríamos que hacer es decirle a la gente que agotamos todas las vías para cambiar la constitución.
Las limitaciones de Castillo
C. H.: ¿Es usted consciente de sus limitaciones como todos somos conscientes de las nuestras?
P. C.: Soy consciente de que se han cometido ciertos errores y estamos acá para enmendarlos.
C. H.: ¿O es que su ego le impide reconocer sus limitaciones?
P. C.: No tengo ningún ego. Cuando tengo alguna duda, pregunto. Yo vivo aprendiendo y preguntando.
C. H.: Aunque a veces se aprende a cachetadas.
P. C: A cocachos aprendí, decía ese poema. Pero las cachetadas deben venir de gente que sabe y quiere al Perú.
C. H.: Cuando le cayó la presidencia del cielo, ¿qué sintió?
P. C.: A mí nada me ha caído del cielo. Y yo siempre tuve confianza de que podíamos llegar muy alto. Luchamos para eso. Nos enfrentamos a una gran maquinaría y ganamos. ¿Qué sentí? Pues una tremenda responsabilidad. Y ahora seguimos luchando y aprendiendo.