«En río revuelto, Antauro pesca algo», dice Fernando Rospigliosi refiriéndose a los 17 escaños que el partido del líder etnocacerista obtendría en el nuevo Congreso. Rospigliosi teme que en el Perú surja un líder populista a lo Hugo Chávez y reedite el desastre venezolano.
El exministro cree también que los miembros más radicales de Unión por el Perú se aliarán con la bancada del Frepap, ecologista y agrícola, para impulsar la agenda antiminera. Según Rospigliosi, la alta votación que ambos partidos obtuvieron en las urnas no obedece, necesariamente, a razones religiosas o ideológicas. Se trataría, más bien, de una expresión de rechazo a los políticos tradicionales.
¿Son las únicas características que tienen en común UPP y el partido del patriarca Ezequiel Ataucusi? Desde la derecha conservadora, Martha Chávez pretendió hallar coincidencias entre el Frepap y Fuerza Popular. Incluso dejó entrever la posibilidad de una alianza. Pero un vocero israelita descartó de manera tajante cualquier acercamiento con los fujimoristas. Más que estrategia política, este deslinde es un acto de coherencia. Ocurre que el etnocacerismo y el Frepap están más emparentados de lo que se cree.
Para empezar, dos botones de muestra: 1) Al igual que Antauro Humala, el candidato presidencial del Frepap, Ezequiel Ataucusi, también proponía la pena de muerte durante su campaña electoral. 2) Los fieles de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, la iglesia fundada por Ataucusi, son los pioneros andinos de la colonización de la selva. Antauro postula que, para lograr el balance demográfico en el país, hay que desurbanizar Lima y poblar la Amazonía.
Hay una tercera afinidad más raigal: el factor religioso. A despecho de los marxistas, Antauro cree que la religión no es, necesariamente, el opio del pueblo. Al contrario, constituiría un instrumento de lucha y liberación en la guerra de civilizaciones. En un Estado etnonacionalista, la Iglesia católica sería reemplazada por una Nueva Iglesia Tawantinsuyana que concilie la moral solidario-laboral de los incas y el cristianismo auroral «rescatado» del Vaticano. Para el encarcelado líder del etnocacerismo, esa nueva religión ya existe, al menos en germen.
«Por si acaso, ya existe acá una Iglesia de naturaleza ‘neo-tawantinsuyana’: la fundada por Ezequiel Ataucusi, del ‘nuevo pacto universal’, y que tiene casi medio millón de fieles. En ella, su denominada ‘Ley Real’ conjuga los tres ‘amas’ del Inkario (ama sua, ama llulla y ama quella), la minga y el ayni, con los diez mandamientos del Antiguo Testamento… ¡e incluso han logrado tener parlamentarios en el segundo poder del estado criollo!», sostuvo en una entrevista concedida en 2007 al periodista Pedro Saldaña.
En el río revuelto del país, Antauro puede pescar algo, solo algo. Todo indica que la tiene más fácil en la bancada del Frepap. Salvo, claro está, que se tope con tiburones.