No tengo buena memoria, ¿tengo que renunciar a la carrera de derecho?

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¿Qué pasa si tienes mala memoria y eres estudiante de derecho? ¿Estás condenado a no poder ejercer esta hermosa profesión? Profesionales como Carlos López Díaz en el Manual del Estudiante de Derecho (2010) creen que tienes la oportunidad de hacerlo y mejorar tu capacidad. Todo con una serie de consejos que exploraremos a continuación y que puedes complementar con este post en el que exploramos la importancia de la memoria.

Mejorar tu memoria requiere de entender qué tipo de memoria tienes y luego aplicar técnicas al respecto. Vemos el primer aspecto, ya que hay quienes son capaces de evocar con toda claridad y con detalle.

Por ejemplo, hablando del contexto académico, los dotados retendrán con todos los detalles el momento en que el profesor explicaba un determinado tema. Pero exploremos los tipos de memoria para que conozcas mejor tu caso.

1. Tipos de memoria

1.1.  Memoria a corto, mediano y largo plazo

Gracias a la memoria a corto plazo podemos recordar un dato minutos después de haberlo captado. Ejemplo típico es el de una dirección o teléfono, que al poco tiempo se olvida y cede paso a otros recuerdos.

Las otras memorias no son tan instantáneas, y en virtud de estas últimas recordamos rostros de familiares, habilidades laborales, espacios cotidianos
de nuestra casa, e incluso los recuerdos de nuestra infancia.

1.2. Memoria especializada

En esta categoría podemos incluir aquellos tipos de memoria que se cargan automáticamente en la memoria instantánea y, al mismo tiempo, forman parte de la memoria a largo plazo. De esta forma moldean nuestra personalidad a nivel personal y profesional.

Aquí caben diferentes modalidades de memoria, tales como la memoria lingüística, la  memoria visual, la memoria emocional, la espacial o la olfativa Incluso se ha afirmado que existe la memoria genética.

1.3. Memoria automática y memoria dirigida

El cerebro funciona en forma automática, y memoriza de la misma manera mucha información de la que nosotros muchas veces no nos percatamos conscientemente. En cambio, la memoria dirigida es una memoria focalizada. El solo hecho de estudiar implica tratar de memorizar deliberadamente cierta información, por lo cual el cerebro otorgará más interés en aprenderla

Una vez que hemos entendido esto, podemos buscar formas de mejorar nuestra memoria y no volvernos locos en el intento.

2. Técnicas de memorización 

2.1. Ningún conocimiento funciona aislado sino que dentro de un contexto

No nos pongamos complejos con la teoría y vayamos a un ejemplo. Cuando una
persona abre una cuenta de correo electrónico, se le solicita que cree una contraseña que solo el usuario conozca.

Pues bien, justamente para poder recordar la contraseña, hay que darle un sentido. Ya sea la fecha de cumpleaños, las iniciales, el nombre de una mascota u otro dato que detone alguna fibra en nuestra mente. De esta manera tendremos la certeza que la recordaremos, porque se trata de un dato que está en un contexto que para nosotros tiene sentido.

Lo mismo pasa con la memorización y existe una técnica conocida como mnemotecnia y que  parte de algunos principios básicos. Uno de ellos es el factor clave de la relación: cualquier conocimiento se inserta en un contexto más amplio. Y por eso lo que queramos aprender debemos relacionarlo con algún
conocimiento previo

La idea entonces es que en lo posible esa volátil imagen o concepto se “amarre” de alguna manera a la memoria de largo plazo.

2.2. Relaciona todo a imágenes 

Piensa todo visualmente. Hay quienes grafican por medio de dibujos lo que desean recordar, pero no es necesario ser tan explícito en los dibujos. Hay quienes recuerdan por medio de los colores, usando resaltadores para subrayar y jerarquizar ideas en nuestra mente.

2.3. Crea relaciones conceptuales

La idea aquí es relacionar los conceptos que queremos aprender en un todo coherente, tal como una historia. Mientras más absurdo mejor, porque así queda más fácilmente grabado en la mente.

Un ejemplo: queremos aprender una lista de palabras: Posada, nata, helado, cristal, carta, abogado.

Podemos escribir una historia como esta:

Fuente: Manual del Estudiante de Derecho (2010)

2.4. Establece relaciones con números o palabras

Una técnica muy difundida para recordar una lista es enumerarlos o bien relacionarlos con un objeto. Así, cuando queramos recordar uno de los conceptos, basta recordar el objeto relacionado. Lo primero es crear un abecedario ilustrado, donde un objeto cualquiera se relacionará con cada letra:

Fuente: Manual del Estudiante de Derecho (2010)

Cuando tengamos totalmente aprendida la lista, relacionemos cada elemento con lo que deseamos aprender. Así, la misma lista anterior se puede reelaborar así:

Fuente: Manual del Estudiante de Derecho (2010)

También podemos relacionar cada objeto con algo conocido como nuestra casa, recorriendo mentalmente la habitación y relacionando cada objeto con lo que deseamos relacionar.

Otras veces. simplemente es más fácil recordar llanamente en el orden alfabético:

Fuente: Manual del Estudiante de Derecho (2010)

2.5.  La técnica von Restorff

El efecto Von Restorff, descrito por primera vez por Hedwig von Restorff en
los años 1930, nos señala que un elemento que destaca o rompe la norma será más recordado que otros elementos.

Este concepto es muy utilizado en publicidad, un mercado que se basa precisamente en quedar en la memoria. Este el corazón de los métodos comentados anteriormente, ya que mientras más absurdas sean las palabras que usemos como clave, más posible es recordarlas.

2.6. Subrayar y anotar

Terminamos con obviedades. Aunque en estricto rigor no es una forma de memorizar, subrayar es un auxiliar muy poderoso en tal sentido. Conviene
subrayar lo relevante, aquello que es el núcleo del tema.

Y al referirnos a las anotaciones al margen son pequeños comentarios o bien simples referencias que pueden ser una palabra, un número o una cita. Se debe hacer, ojo, solo cuando el documento es de tu propiedad. No garabatees cosas que no son tuyas.

2.7. Cuida tu salud 

La memoria es un reflejo también de tu estado físico, por lo que no todos los trucos aquí son mentales. Es importante dormir bien, comer saludable y hacer ejercicios. Algo que parece evidente, pero que ignoramos por desvivirnos en lo laboral y académico.

Si presentas problemas en esos aspectos, siempre es bueno recurrir a un especialista que pueda darte recomendaciones mucho más certeras. Pero nunca dejes de lado tu salud.




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