Las cuatro habilidades del abogado eficaz, del exitoso letrado Julio García Ramírez, es un libro cuya lectura recomendamos vivamente por la múltiple variedad de consejos que pueden ayudarnos a mejorar nuestro desempeño profesional. Aquí compartimos un pequeño extracto sobre cómo realizar los interrogatorios en sala. A adquirir este indispensable libro.
Nuestra principal misión cuando realizamos el interrogatorio es tranquilizar a nuestros testigos y clientes para que expongan lo que tengan que decir. Y poner todo lo nervioso que podamos a la otra parte y a sus testigos o peritos, conseguir que caigan en las mayores contradicciones que podamos, para así, igualmente, desmantelar sus declaraciones.
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Pero a veces lo hacemos al revés. Me explicaré: a la hora de los interrogatorios a la parte contraria, no podemos hacer de inicio preguntas fáciles de responder y que no generen ningún problema al contestarlas, ya que al entrar en sala se puede estar muy nervioso y dichas preguntas tenderán a tranquilizarlos poco a poco.
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Tendremos, por el contrario, que empezar por las preguntas más duras y difíciles al principio para «noquearle» desde el primer segundo. Hay que mirarle fijamente a los ojos (ahora sí es conveniente) para descargar toda nuestra tensión y ponerle más nervioso aún.
La parte contraria debe sentir nuestra mirada igual que si estuviera sometida a un foco potente, como en los interrogatorios de las películas americanas, en los que se encuentran prácticamente a oscuras y solo se ve humo de los cigarros, la cara del acusado… y la sombra tenebrosa del interrogador.
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Por el contrario, en los interrogatorios de nuestra parte tendremos que empezar con preguntas fáciles y no mirarles directamente a los ojos, para no descargar ninguna tensión y que poco a poco se vayan tranquilizando y así contesten mejor nuestras preguntas y las del compañero de la parte contraria.