No es la primera vez que va a escuchar esta historia, pero es innegable que siempre es emocionante explorar la superación humana. Un joven lo deja todo para llegar a una ciudad hostil y desafiante, porque su destino es triunfar en lo que conocemos como “las grandes ligas. Fue la odisea de Brolin, de Luis… y de Bismarck Seminario.
Lea también: De vender jugos en el mercado a fundar su estudio jurídico
El laboralista, invitado al III Congreso Multidisciplinario de Derecho en Tarapoto, recuerda los días en los que dejó a familia y amigos en su natal Piura para mudarse a un cuartito del Centro de Lima. Sin señal telefónica, sin internet, pero cargado de esas nostalgias que pesan y que duelen.
Lea también: Génesis Tapia y el sueño que tuvo que postergar, estudiar derecho
Para lidiar con esa soledad y ese miedo al nuevo comienzo, fue importante la fe. Bismarck es el producto de un colegio religioso y de un hogar creyente, por lo que la fe nunca resultó un concepto extraño. Y al encontrarse frente a la gigantesca procesión del Señor de los Milagros, el joven piurano pidió un deseo que se cumplió. Un deseo que le permitió seguir aquí.
Lea también: Christian Donayre, entre el derecho constitucional y el Capitán América
¿Qué le pide un abogado a Dios en tiempos de dificultad? ¿Quién es la persona a la que este laboralista llama cuando la realidad es demasiado complicada? ¿Es verdad que Bismarck guardó por años un examen de la universidad por su valor emocional? ¿Cuál fue el momento de triunfo universitario que hace sonreír a Seminario hasta la fecha?
Todo eso y más en la nueva edición de #LaEntrevista, con el periodista Luis M. Santa Cruz. Puede ver este episodio haciendo clic aquí.
