Violación sexual: Crónica de una condena errónea por falso testimonio
“Lo denuncié para asustarlo y retenerlo”.
Basado en un caso real
“No prestarás falso testimonio contra tu prójimo”
Noveno mandamiento
Autor: Juan Ortiz Benites
Una relación de amor y felicidad
El 2 de diciembre de 2016, a eso de las 6 p. m., José Luis salió de su trabajo como cualquier otro día, pasó por una florería, compró media docena de rosas, abordó un taxi y se dirigió a la habitación donde convivía con María, su novia desde hace dos años.
José Luis, de 28 años, alegre y bromista, disfrutaba de su trabajo de técnico en informática. La convivencia lo había hecho más feliz, pensaba muy pronto pedirle matrimonio a su novia.
Al llegar a su domicilio María lo recibió como siempre lo hacía; con besos y abrazos, él también le correspondió, ella se emocionó con el detalle de las flores y le dijo que también le tenía un regalo, pero se lo daría pasada la media noche.
Amigo con derechos, celos y venganza
Estando ambos ya en la cama, María recibe un mensaje de texto, ¿quién podría escribirle a esa hora de la madrugada?, se preguntó José Luis, le pidió acceder al mensaje, ella se negó, sin embargo, en un descuido de María, José Luis logró ver una gran parte del mensaje que decía: “me gustó verte, te espero mañana con ansias saliendo del trabajo, no puedo dormir, te extraño”.
José Luis se quedó pasmado, no podía creer lo que había leído, le reclamó, qué persona había escrito semejante mensaje y porque utilizaba esas frases atrevidas hacia ella, María solo atinó a decirle que era un amigo de trabajo y que no le dé importancia al mensaje, le pidió que se olvide.
José Luis no podía olvidar cada palabra del mensaje, al no tener una explicación coherente de María, se levantó de la cama, se despojó de su pijama, alistó una maleta de viaje, metió todas sus pertenencias y le dijo que se marchaba para siempre.
Ante ello, María se opuso, cogió un cuchillo y se puso en la puerta, le dijo que si intentaba dejarla le haría daño, él trató de quitarle el cuchillo, forcejearon, pero no pudo quitárselo, no tuvo otra opción que desistir, se tragó la humillación y se quedó.
María no se dio por vencida, quería que José Luis olvidara el mensaje, le pidió tener relaciones sexuales, él se negó, ella insistió y José Luis termino accediendo.
Al amanecer, José Luis se levantó sin hacer ruido para no despertar a María, cogió su maleta, abrió la puerta y se marchó para siempre, no dejó ningún mensaje, sólo se marchó.
Una denuncia basada en un falso testimonio
Al despertar María no podía creer que el novio que pronto le pediría matrimonio se había marchado para siempre, cogió su celular e intentó llamarlo, pero José Luis no le respondió, María le dejó mensajes de texto y audios pidiéndole que le perdone y que regrese a su lado.
Al no tener respuesta a sus llamadas ni a los mensajes, María planeó una macabra idea, diseño un plan para que él volviera con ella, se dirigió a la comisaria más cercana y registro una denuncia en los términos siguientes: “vengo a presentar una denuncia por violación sexual, en horas de la madrugada mi pareja al observar un mensaje de texto en mi celular, se puso celoso, me tiro a la cama, me arranchó el buzo, mi ropa interior y mi forzó a tener relaciones sexuales sin mi consentimiento, me ha tirado bofetadas en el rostro y puñetes en todo el cuerpo”, el policía solo atinó a registrar la denuncia, no sabía que el testimonio de María era falso, testimonio que luego se convertiría en una pesadilla para José Luis.
A los pocos días de presentar la denuncia por violación sexual, María dio otra versión en presencia del fiscal, refirió que: “En horas de la madrugada recibí un mensaje de texto de un compañero de trabajo y mi novio se puso celoso, me insulto y humilló; me dio varias cachetadas dejándome moretones en varias partes del cuerpo, me dijo para mantener relaciones sexuales y yo me negué, sin embargo, luego acepte, no opuse resistencia pensando que nos habíamos reconciliado, luego ambos nos quedamos dormidos, pero al levantarme vi que él se había marchado”
Después de haber registrado la denuncia y brindado su manifestación, María se presentó nuevamente en la comisaría y pidió retirar y desistirse de la denuncia, el policía encargado del caso le informó que por este tipo de delitos no podía retirar ni desistirse.
María se retiró preocupada de la comisaría, buscó un abogado y le contó que los hechos denunciados no eran ciertos, este le aconsejo redactar y presentar una declaración jurada debidamente legalizada, solicitando el retiro y desistimiento de la denuncia.
En dicho escrito María narró la versión real de los hechos, además, conto que mantuvo relaciones sexuales con José Luis, pero de forma voluntaria y consentida, aseveró que no la agredió y al ver que se había marchado de la habitación y terminado la relación, ésta entró en colera y rabia, decidiendo denunciarlo, pero sólo lo hacía para asustarlo y retenerlo.
El abogado que no lo defendió eficazmente
Al tomar conocimiento José Luis de la denuncia por violación sexual, desesperado tuvo que buscar y contratar al primer abogado que encontró.
Lamentablemente, el abogado no hizo mucho para defenderlo; sin estrategia, sin coartada, sin cuestionamientos, dejó que la investigación avanzara hasta producir una acusación y posterior condena.
José Luis, sin conocer el proceso penal, trató de defenderse como pudo, reclamó ser inocente, insistió que la versión de la mujer que alguna vez dijo amarlo era falsa, pidió investigar más a fondo, sin embargo, el fiscal a cargo del caso no le dio importancia y prosiguió.
Casi faltando poco tiempo para que concluya la investigación, María le escribió un mensaje a José Luis diciéndole: “espero me perdones por la denuncia que te hice, lo hice de cólera y rabia porque me dejaste, estoy arrepentida”.
Concluida la investigación, el fiscal acusó a José Luis del delito de violación sexual, solicitando 15 años de pena privativa de libertad.
La acusación se sustentaba principalmente en el testimonio inicial de María, dejando de lado sin ninguna explicación las otras versiones. Además, era claro que el certificado médico legal no evidenciaba las lesiones de los supuestos puñetazos y bofetadas en el rostro y resto del cuerpo de María, tampoco huellas marcadas de un acceso sexual forzado, científicamente estaba descartado la coartada de María.
Ya a nivel judicial, María dio una tercera versión, versión distorsionada a las anteriores.
Para ese entonces, José Luis no tuvo otra opción que confiar en el abogado que contrató. Este le dijo que no se preocupara, estaba seguro de que el juez lo absolvería. José Luis le creyó.
Sentencia errada basada en un falso testimonio
Sin embargo, al poco tiempo, el mismo abogado le comunicó que había sido sentenciado a doce años de pena privativa de libertad por el delito de violación sexual, pero le recomendó que busque otro abogado que lo defienda en segunda instancia. Él no podía hacerlo.
José Luis no podía creer que un juez lo había condenado a pasar doce años en prisión. Se preguntó varias veces: ¿cómo pudo ser sentenciado con un falso testimonio?, ¿por qué no tomaron en cuenta las otras versiones contradictorias y el certificado médico legal? El mundo se le vino abajo, imaginó lo peor si lo encarcelaban siendo inocente. Pensó en su familia y en su proyecto de vida, no se contuvo más y lloró como un niño maldiciendo el día que conoció a la mujer que un día dijo amarlo.
El sesgo de culpabilidad hizo que el juzgador ni siquiera corroborara la versión inicial con otros datos, le dio valor probatorio al falso testimonio y mando a la cárcel a un inocente, sin ninguna explicación lógica y razonada.
Ya con una condena encima y una orden de captura, José Luis no tuvo más remedio que refugiarse en una casa de un familiar hasta que consiga un nuevo abogado que lo defienda en segunda instancia.
La esperanza nunca se pierde
Una mañana recibo una llamada telefónica de una persona que pedía hablar conmigo, se identificó como José Luis. No paraba de hablar pidiendo ayuda y diciendo varias veces que era inocente de un delito que no cometió. Luego de calmarlo me contó toda la historia. Lo primero que me dijo es que era víctima de una venganza de su exnovia por haberla dejado.
Luego de revisar todo el expediente judicial, me convencí de que José Luis había sido condenado erróneamente por un falso testimonio. Lo llamamos y le confirmamos defenderlo ad honorem.
Meses antes de informar oralmente el recurso de apelación, elaboramos una estrategia de defensa, nos preparamos en cada detalle, principalmente en evidenciar las tres versiones contradictorias de María. Además, incluimos la retractación y los mensajes de arrepentimiento, preparamos diapositivas incluyendo muchas imágenes. El objetivo era persuadir a los jueces superiores de que la condena se basaba en un falso testimonio.
Llegado el día de la apelación, pedí a los tres jueces superiores oralizar el recurso de apelación acompañado de diapositivas e imágenes. Me concedieron hacerlo, recuerdo haber iniciado mis alegatos con el título “Despecho y venganza”. Les conté la historia real de los hechos, les dije con mucha vehemencia que este caso se trataba de una falso testimonio. Logré despertar su atención al explicar las versiones contradictorias de María, la retractación, los mensajes de arrepentimiento, y proseguí explicando los errores de la condena; principalmente al aplicarse erróneamente los presupuestos del Acuerdo Plenario 2-2005, la ausencia de la pericia de psicología forense de María, la falta de motivación, entre otros errores. Recuerdo haber concluido mi informe oral con una frase sobre la mentira: “la mentira dura hasta que la verdad florece” (refrán español), pues bien, la verdad se demostró ante los jueces superiores.
Luego de varios meses de espera y de angustia, en diciembre de 2019 recibimos la notificación con la decisión de la Sala Penal: “REVOCAR la sentencia contenida en la resolución (…); y REFORMANDOLA: ABSOLVIERON a José Martin como autor del Delito contra la Libertad Sexual – VIOLACIÓN SEXUAL, en agravio de María”. La decisión de los jueces superiores se sustentaba principalmente en insuficiencia probatoria.
No pude dejar pasar mi emoción de saber que se había hecho justicia a favor de una persona inocente, inmediatamente llamé a José Luis y le di la buena noticia, solo atinó a llorar desconsoladamente como un niño, al escucharlo hizo que efluya mis emociones, luego de recuperarse me agradeció y me dijo que tenía que contarle a su familia.
Debo confesar que José Martin ya no es el mismo, esos casi dos años que estuvo encerrado en un cuarto, pensando en que cualquier día llegarían a detenerlo y encarcelarlo le afectó psicológicamente, luego de meses me contó que le cuesta iniciar una relación con una mujer, la mala experiencia vivida lo ha marcado para siempre.
Colofón
El falso testimonio, es una causal que puede conllevar a que una persona inocente sea condenada erróneamente, así lo han hecho saber los innocence project[1].
Se basa en la declaración de una persona que intencionalmente imputa un falso ilícito a otra persona o declara falsamente en una investigación, policial, fiscal, judicial e incluso en juicio oral. Se puede dar de las siguientes formas:
- Declaración falsa por motivos de venganza, celos, interés etc.
- Declaración falsa para ocultar una situación reprochable penal o socialmente.
- Declaración falsa para obtener beneficios en el proceso.
Moreno Rivera[2], indica que el falso testimonio, consiste tanto en la acción típica de relatar hechos que no sucedieron, relatarlos en forma distinta a como sucedieron en realidad, o realizar manifestaciones carentes de veracidad, sin embargo, el problema de las condenas erróneas por falso testimonio no sólo radica en la persona que intencionalmente falsea la verdad, sino también el problema se agrava cuando algunos operadores de justicia omiten corroborar la versión falsa con otros datos periféricos, al no hacerlo le dan credibilidad sólo al testimonio de la supuesta víctima, como en el caso de José Luis.
El falso testimonio también se ve en casos de supuestas agresiones sexuales a menores de edad en diversas modalidades, en muchos de estos casos se manipula el testimonio de los menores de edad, se les induce a falsear la verdad, se contamina su memoria, el objetivo del manipulador que generalmente es alguien cercano al menor de edad, es obtener un beneficio o incluso utilizar al menor de edad para concretar una venganza por diversas razones, como por ejemplo en casos de infidelidad.
A modo de reflexión debo señalar que cualquier persona puede ser acusada con un testimonio falso, sin embargo, se debe exigir una exhaustiva y objetiva investigación, debiendo corroborarse la versión inicial con otros datos periféricos. Todo testimonio incriminatorio con apariencia de ser falso debe ser evaluado por un perito forense experto en psicología del testimonio, usando metodologías aprobadas científicamente, aun así, estos informes no son suficientes para sustentar una condena, de darse, se convertiría en una condena errónea.
El juez norte americano JEROME FRANK, expresó: “Algunas veces los hechos no son lo que son sino lo que los jueces quieren que sea”. Aunque no nos resignamos a esta expresión, cobra vigencia cuando el juez se convence y da por cierto un hecho falso como cierto, producto del engaño del falso testigo.[3]
[1] Proyectos de inocencia con sede en diversos estados de Estados Unidos de Norteamérica.
[2] Moreno Rivera, Gustavo Luis, El falso testimonio, ediciones nuevas jurídica, 2014, pág. 16.
[3] Moreno Rivera, Gustavo Luis, El falso testimonio, ediciones nuevas jurídica, 2014, pág. 39.