El inconveniente de usar el sistema de citas APA en el mundo hispano

Escribe: Carlos Ramos Núñez
Escribe: Carlos Ramos Núñez

La abreviatura APA corresponde, en inglés, a la American Psychological Association, la Asociación Estadounidense de Psicología. Con el término se denomina a los documentos o textos de índole académica que deben presentarse en las revistas especializadas que publica dicha entidad norteamericana.

De las ciencias del comportamiento (como la psicología o la psiquiatría) se extendió, no sin resistencias y alteraciones, a las ciencias sociales. En ese sentido, desde el año 2009 se halla vigente la sexta edición del manual (click aquí para descargar la versión en PDF). Se ha querido también, en un afán de uniformización, principal preocupación de muchas universidades y facultades, extenderse a las ciencias jurídicas, incluso en los países de tradición hispánica. Nadie duda de la utilidad de este sistema que lo ha conducido a una exitosa generalización.

El origen anglosajón de dicho sistema de citas se entronca también con su cultura y con su tradición y, con ello, con un canon de identificación de las personas, que, precisamente, no es el mismo entre un país y otro. Así, por ejemplo, entre nosotros, esto es, países como España, México, Colombia, Venezuela, Ecuador, Cuba, República Domincana, Chile, Bolivia, y en general, en todos los países de habla hispana, con excepción de la Argentina (por un detalle histórico que se explicará luego), se emplean, normalmente, para identificar a las personas los dos apellidos: el apellido paterno primero y el apellido materno después (esto también puede variar, a partir de autorizaciones legislativas o judiciales).

El método APA, al calor de la tradición anglosajona, solo emplea un apellido, el paterno, que en el orden secuencial no es el primero, sino el segundo. Así, por ejemplo, John F. Kennedy, el nombre abreviado del expresidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, en caso de que fuera citado, lo sería simplemente como: Kennedy, J. Del contexto rápidamente se deducirá razonablemente que se trata del mandatario demócrata asesinado en Dallas en noviembre de 1963.

La situación cambia medularmente cuando el sistema APA quiere volcarse en todos sus extremos al mundo hispánico y lusitano. Veamos la razón. Si solo utilizáramos un apellido (en portugués el apellido es sobrenombre y el sobrenombre apellido, por si acaso para los lectores hispanohablantes y portugueses que me leen), en la tradición hispánica sería insuficiente, porque no hay modo de identificar adecuadamente al individuo.

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Hace unas semanas llegó a mis manos una publicación que me cita del siguiente modo: Ramos, C. La verdad que ni yo mismo logro identificarme, mucho menos lo hará, tal como aparece la referencia, el lector convencional y poco informado. Ramos es un apellido común en el mundo hispánico y la C. del nombre propio puede aludir a Carlos, César, Cecilio, etc.

En esa misma publicación veo citado al penalista Santiago Mir Puig en los siguientes términos: Mir, S. ¿Las siglas de un antiguo partido político de izquierda antes que el nombre de un notable jurista catalán? La situación se torna risible cuando Miguel de Cervantes Saavedra es citado, conforme al estilo APA, como Cervantes, M. La identificación será instantánea, no lo dudo, pero una sensación de frivolidad y de pobreza intelectual salta a la vista.

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Tratándose de los lectores de habla portuguesa surge también una colisión cultural. Si bien, de la misma manera que en inglés, el apellido (sobrenombre en portugués, repito) paterno, que es el segundo en el orden secuencial, se cita como referencia bibliográfica, tiene enorme importancia el nombre propio, su abreviatura, es imperdonable. Así, por ejemplo, no me imagino a Carlos Maximiliano Pereira dos Santos, citado bajo el sistema APA, con las abreviaturas Pereira, C. M. Ningún brasileño o portugués lo reconocería. En Argentina prevalece el uso de un solo apellido: el paterno. Influencia italiana, sin duda.

La recepción mecánica de un estilo de citas, sin considerar la cultura y la tradición de un país o de una región, puede ser no solo pintoresca, sino también perniciosa.


Publicado originalmente el 3 de abril de 2016 a las 13:25.

 

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