Hasta hace doce años, la escocesa Polly Higgins era una de las mejores barristers de Londres, hasta que lo dejó todo por una misión que vio muy clara: la tipificación del ecocidio a nivel internacional. “La destrucción del planeta sí se puede evitar”, sentencia.
¿Qué es el ecocidio?
Se llama ecocidio a la destrucción extensa o a la pérdida de ecosistemas de un territorio concreto. Esta destrucción con frecuencia es deliberada y masiva, bien por medios humanos u otras causas.
El ecocidio estuvo a punto de ser incluido como el quinto Crimen Contra la Paz dentro del Estatuto de Roma. Fue examinado dentro de la ONU durante décadas pero excluido finalmente en 1996, a pesar de la objeción de muchos países.
Pese a esto, Polly Higgins no flaquea en su lucha. Ella lo tiene claro, la tipificación del ecocidio contribuirá a crear un mundo con mayor paz. En 2008 Higgins se topó con la historia del biólogo estadounidense Arthur Galston, que en los años cincuenta acuñó el término.
Este biólogo había formado parte del equipo de expertos cuyo trabajo desembocó en la creación del Agente Naranja, el gas tóxico empleado por el ejército estadounidense en la guerra de Vietnam. Luego de esto tomó conciencia de lo que había generado.
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Casi de inmediato, el científico comenzó una incesante campaña para impulsar un acuerdo internacional que prohibiese un ecocidio como el que afligió al país asiático, cuya selva había sido devastada.
Polly Higgins abandonó su prometedor futuro en derecho mercantil para dedicarse enteramente a la defensa del planeta.
En su etapa como abogada especializada en derecho mercantil y societario, Higgins representó a grandes corporaciones y solía formularse la misma pregunta: ¿cómo puede ser que estos ejecutivos de esta gran multinacional, a los que verdaderamente aprecio, piensen que está bien causar tal destrucción con sus operaciones? La respuesta era una sola: la ley lo permitía. Hasta la fecha lo sigue haciendo.
Actualmente, Higgins trabaja para presentar una demanda ante La Haya contra el ministro holandés de Asuntos Económicos y Política Climática, Eric Wiebes, y los principales ejecutivos de la petrolera Shell:
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Nuestra investigación indica que sus actividades han agravado el ecocidio climático, lo cual puede ser interpretado legalmente como un crimen contra la humanidad.
En una de sus tantas entrevistas se le preguntó: ¿usted ha calificado públicamente al ecocidio como un crimen de Estado? “Porque lo es”, respondió. “El ecocidio es un crimen de Estado porque el Estado permite a las grandes corporaciones ir adelante con sus negocios para que hagan mucho dinero, a costa del medio ambiente”, sentenció categóricamente.