Que una abogada ingrese a un penal es algo común y que no llamaría la atención, pero esta fue la excepción. Rosa María Valladares fue protagonista de una historia que ha captado todas las miradas de los vecinos de Tumbes.
Los hechos
Todo sucedió al mediodía del 27 de enero. La abogada adscrita al Colegio de Abogados de Tumbes fue intervenida cuando pretendía ingresar al penal de Puerto Pizarro para ver al interno Ismael García Miñán. Según el personal de seguridad, la letrada se veía nerviosa, lo cual llamó la atención rápidamente.
Llevaba en un brazo un libro en el que guardaba diferentes documentos; mientras que con la otra extremidad cargaba una bolsa que aparentaba ser relativamente pesada. Este fue un elemento que también alteró la intuición de los encargados de proteger ese centro penitenciario.
Inmediatamente, fue intervenida y se le pidió que mostrara el contenido de la bolsa ya mencionada. Mientras la abría, se filtraba el olor de lo que luego sería identificado como jurel, pampanito y bonito. Exactamente fueron diez pescados y once filetes que iban a ser entregados al presidiario.
¿Pero que haría ese preso con todos esos alimentos? La curiosidad y el protocolo los llevó a abrir los restos de esos animales marinos. Al abrirlos, en ellos se encontraron 26 bolsas de contenido bastante sospechoso.
Reacciones
En un primer reporte, el personal describió la sustancia al interior del pescado como «verdosa con olor y características de marihuana y PBC». Ello fue confirmado luego de realizar los exámenes respectivos.
Ante la denuncia, la letrada señaló que familiares del interno fueron quienes le entregaron los alimentos para ingresarlos, aprovechando que ella lo visitaría.
El Instituto Nacional Penitenciario informó que la intervención fue comunicada inmediatamente al Ministerio Público a cargo del fiscal Edward Valverde Bazán de la Primera Fiscalía Provincial y al equipo de la Seandro-Tumbes.