Ha sido una semana extraña para la familia Cépeda Rafael. Todo comenzó el miércoles 13 de este mes, cuando Rosario Rafael falleció víctima de la covid-19 y luego de una larga lucha contra el cáncer.
Representantes del Hospital Nacional Guillermo Almenara de EsSalud llamaron por teléfono a la hija de la fallecida, Elizabeth Rubina. Ellos le explicaron que si bien su madre estaba internada por el mal cancerígeno, se contagió de coronavirus y esto empeoró su situación.
Procedió a retirar el cadáver bajo el protocolo correspondiente. Es decir, no vio el cuerpo y se realizaron los ritos funerarios sin verificar que la mujer dentro del ataúd era su progenitora.
A los días, recibió otra llamada. Esta era, aunque usted no lo crea, tan sorpresiva como la anterior. Voceros del mismo hospital le informaron a Elizabeth que debía recoger el cuerpo de mamá, cuerpo que se suponía ya estaba enterrado.
La familia llegó indignada al Almenara para reclamar por esta irregularidad sin recibir una respuesta directa. Con el pasar de las horas, una enfermera les informó que la segunda comunicación telefónica se trató de una equivocación administrativa y que todo estaba en orden. Una explicación que no los dejó tranquilos, por lo que ahora exigen una exhumación.
Ante de las dudas generadas y la llegada de los medios de comunicación, el Hospital Almenara envió como vocero al médico Danfer Huapaya. Él descartó que se les haya entregado un cadáver equivocado y que se está buscando al responsable de realizar la llamada que generó la controversia.
“El cadáver que se entregó es el correcto”, sostuvo. A la par, negó que se pueda realizar una exhumación a pesar del pedido de los familiares y que hay otras vías para desarrollar la investigación de este caso.