Parecía una broma pesada por el Día de los Inocentes, pero es una verdad que nadie quería creer. El compositor mexicano Armando Manzanero es una de las víctimas de la covid-19 y su partida nos sirve como una oportunidad para visitar los episodios jurídicos de su vida.
Cualquiera que conozca la vida de un escritor de canciones sabe que los conflictos legales no son ajenos a esta profesión. Las acusaciones de plagio son el pan de cada día y el mexicano supo lidiar con ella con la misma decencia de sus canciones, pero hubo una historia que siempre lo acompañó. ¿De quién era la autoría de Somos Novios?
Para los no iniciados, es necesario recordar que esta canción es una de las más conocidas del repertorio de la leyenda del bolero. Una de las versiones más conocidas de la misma llegó gracias a Luis Miguel, aunque también fue adaptada por otros artistas de la talla de Christina Aguilera y Andrea Bocelli.
La canción de 1960 fue un éxito instantáneo e internacional, tan internacional que incluso Elvis Presley terminó realizando un curioso cover llamado It’s impossible.
El problema surge gracias a las barreras del idioma. Una traducción literal del tema era imposible por cuestiones de rima y armonía dentro del inglés, por lo que el compositor personal de Elvis, Syd Wayne, optó por tomar ciertas licencias.
It’s impossible es también una declaración de amor, pero desarrolla sus intenciones de una manera completamente diferente a la de Manzanero. Sin embargo, la musicalización se mantiene casi en toda su integridad y ese pequeño detalle es importante.
Los pequeños cambios armónicos de la versión en inglés hacían que la canción se asemejara a un tema francés llamado J’ai mal de toi, interpretado por la cantante Frédérica. Ella llevó al mexicano a juicio, en un proceso que él finalmente ganó y que ha explicado con detalle en diferentes oportunidades.
Lo que sucedió es que la productora que manejaba los derechos ‘Somos Novios’ permitió que le pusieran una nota más a la melodía al decir ‘so-mos-no-vios’ e ‘It’s-Im-po-si-ble’. Esto permitió una semejanza con la canciòn francesa que fue asumida como un plagio de mi parte, pero yo no fui responsable de que se agregara esa nota. Tardó mucho el juicio pero en ningún momento tuve duda de que no lo iba a perder porque sabía que quien tenía la razón era yo…
Leyendas urbanas de la música afirman que este inconveniente generó una rivalidad entre Manzanero y Wayne, con este último intentando apropiarse de la autoría completa de la canción con una demanda que habría llegado a juicio.
Recién en el 2013, el mismo Armando tuvo que salir a aclarar esos rumores. El intérprete comentó que el único inconveniente real con Wayne fue la división de las regalías, aunque agregó que ese no es un tema excepcional dentro su carrera.
No solo no me hizo ningún juicio sino que quedó muy agradecido, porque jurídicamente se acostumbra que cuando una canción tiene letra original, quien hace la versión en otro idioma se lleva el 35 por ciento de las ganancias obtenidas . Pero con Sid Wayne fue tanto el gusto de que me haya dado ese éxito tan grande, que le di el 50 por ciento…
El resto es historia. Una historia que será recordada por toda una generación de autores que se han formado con las letras de Armando y por una audiencia que aprendió a expresar su amor con la prosa de Manzanero. Y tal vez, la mejor manera de honrarlo sea escuchándolo.
Por eso, terminamos con una de las versiones más famosas de la canción que alguna vez estuvo en disputa.