La abogada Shoschana Zusman Tinman lo dijo en su momento «Decirle a una persona que piensa como abogado es un halago, pero decirle que escribe como abogado es una ofensa».
Hay talleres, hay libros y hay guías al respecto. La propia Zusman compartió con nosotros un texto con hasta 100 recomendaciones útiles de redacción legal.
Pero también hay consejos claves y sencillos que pueden aprenderse con la práctica constante. Por eso, les dejamos con una lista de seis formas efectivas de mejorar tu redacción jurídica.
1. Conoce a tu audiencia
No es lo mismo escribir un contrato que escribir para una revista especializada. Cada documento requiere de una estructura diferente, pero también de una preparación y un lenguaje particular.
Habrán textos que requieran que seas solo explicativo, otros en los que intentes convencer al lector y otros en los que debes explayarte con delicadeza científica. Esta habilidad se puede obtener conversando tanto con lectores como con escritores más experimentados en la materia.
2. Ten un orden para escribir
Los amantes de la literatura defenderán la existencia de las musas que aparecen de forma sorpresiva. Pero los autores jurídicos deben cumplir con disciplina y horarios más específicos.
Tener un horario y un espacio específico para la escritura es un paso importante para los que saben que la redacción se volverá un hábito. De esta forma, se puede complementar todo con cosas que parecen superfluas pero que son importantes. Como una buena taza de café.
Este orden en el proceso se refleja también en el orden en el que estructuramos nuestro texto y eso lo desarrolla muy bien el doctor Jaime Coaguila en el siguiente vídeo:
3. Huye del primer borrador
Asumir que el primer borrador de un texto es el que será presentado es un error fatal en la mayoría de los casos. Hay un exceso de confianza y de ego en ese accionar que nos puede costar mucho.
La segunda, tercera y cuarta lectura parecen fundamentales para encontrar hasta el más pequeño error del momento. Pero también para conocer nuestro estilo y encontrar esos puntos débiles que todos suelen ver antes que nosotros.
De esta forma, evitamos tropezar nuevamente con la misma piedra.
4. Piensa en pequeño
El que ha revisado sentencias, denuncias o normas legales sabe que el jurista tiene la costumbre de escribir párrafos larguísimos. Y se sienten aun más extensos por la ausencia criminal de comas o puntos seguidos.
Los párrafos breves crean una ilusión de fluidez y hacen la lectura más dinámica. Por eso los especialistas recomiendan un máximo de seis líneas por párrafo y una mayor cantidad de oraciones, con el fin de armonizar las ideas.
Incluso si la pluma del autor no es del todo hábil, un lector podrá hacer llegar su propuesta con facilidad. Así lo desarrolla el profesor Jesús Raymundo en esta entrevista:
5. Evitar los gerundios
Toda persona que escribe debería tener una alergia por los gerundios, que solo son útiles en textos muy específicos como las crónicas periodísticas.
La complejidad del español hace que no entendamos exactamente qué es un gerundio, por lo que definirlo es el primer paso para evitarlo.
En palabras no tan complejas, el gerundio es la forma no personal o impersonal de un verbo e indica que la acción está pasando en este momento exacto. En palabras aun más simples, es la forma del verbo que termina en -ndo. Por eso, debe evitarse, cuando la acción que contamos es posterior a la acción que expresa el verbo principal. Algo que le cuesta mucho al redactor promedio.
6. La importancia de un mentor
La presencia de un editor obedece a la redacción periodística antes que a la jurídica, pero es necesario encontrar a alguien que ocupe el rol de mentor. Una persona de confianza a la que le otorgamos el poder de la crítica constructiva cuando es necesario que sea constructiva. Y también la facilidad para destruir un texto que deba reiniciarse desde cero.
Se requiere a alguien empático y sin envidia, dos características que son difíciles de encontrar, mas no imposibles.