Una disputa de parejas llegó al espacio exterior. La protagonista de esta noticia es una astronauta de la NASA, investigada por haber ingresado, desde la Estación Espacial Internacional (EEI), a las cuentas bancarias de su expareja.
La astronauta Anne McClain fue imputada del delito de robo de identidad y acceso indebido a los registros financieros privados de su expareja Summer Worden. La demandante tomó esta acción tras conocer que su pareja accedía a su información bancaria. Ellas se habían separado hace un año y medio. Mantenían el contacto debido a un proceso de custodia de su hijo.
Worden acudió a su banco para preguntar por el registro de acceso de su cuenta. Ella sospechaba de su expareja, porque McClain la cuestionaba sobre algunos gastos que había realizado. La información que le brindaron arrojó que habían ingresado a su cuenta desde una computadora perteneciente a la NASA.
Si bien McClain reconoció el hecho, alegó –mediante su abogado– que estaba cuidando las finanzas de la pareja, que aún eran compartidas. Worden presentó una queja ante la Comisión Federal de Comercio y su familia interpuso otra ante la Oficina del Inspector General de la Nasa, donde se le acusó por los hechos antes mencionados.
Según el Centro Global de Derecho Espacial (CGDE) de la Universidad Estatal de Cleveland, no hay registro de algún delito cometido en una estación espacial. Esta información fue suscrita por la NASA. El presente caso sería la primera denuncia de actos delictivos en el espacio.
Lea también: El derecho del espacio. A 50 años de la llegada del hombre a la Luna
Al regresar a la tierra, McClain argumentó que revisar las cuentas bancarias era un acto rutinario –cuando eran pareja– y que lo hizo con el permiso de Worden. Dijo que solo se aseguraba de que las finanzas de la familia estuvieran en orden. El abogado defensor agregó que la expareja nunca le prohibió expresamente el acceso a la cuenta.
Según el director del CGDE de la Universidad de Cleveland, Mark Sundahl, que un delito suceda en el espacio no significa que no esté sujeto a la ley. Este solo sería el inicio de muchos problemas legales espaciales que se incrementarían con el advenimiento del turismo espacial.
Lea también: Publican libro «Derecho y nuevas tecnologías: el impacto de una nueva era»