En una sociedad conflictuada, sea por la violencia, por desencuentros sociales, por diferencias económicas, por pensamientos opuestos, cualquier espacio de paz emerge como una luz, pequeña, pero que alumbra, que se muestra, que nos hace ver su entorno de una manera distinta, que nos señala un camino. Pero esta luz es más fuerte si asoma sobre una premisa fija, institucionalizada. Es lo que está ocurriendo en el Módulo Civil Corporativo de Oralidad Civil de San Juan de Lurigancho (MCCLO SJL), perteneciente a la Corte Superior de Justicia de Lima Este.
Es costumbre y es ley que los procesos judiciales caminen en dirección a una sentencia. Sí, como tú y yo no nos hemos logrado poner de acuerdo, “tiene que” intervenir un tercero. En sociedades organizadas ese tercer agente es el estado, que como sujeto heterocompositivo recibe la noticia de los conflictos, procesa la información de estos, y los resuelve. Es lo que ocurre con las demandas y procesos judiciales que se presentan y siguen ante nuestro Poder Judicial. Pero hay soluciones más prontas, más económicas, socialmente más convenientes en ese camino. La principal es la conciliación judicial, cuyo tránsito desde la norma hasta la realidad es difícil, pero posible. Es la certidumbre que tenemos hoy en los juzgados del MCCLO SJL.
En el océano de desencuentros humanos que está a la base de los procesos judiciales, la conciliación era algo raro. Se le alcanzaba, pero nada hacía ver que pudiésemos aprehenderla y no dejarla ir, se escapaba. Sin embargo, ello ha cambiado. Los tres juzgados civiles que integran el MCCLO SJL han celebrado varias conciliaciones durante el año 2025, tan distintas entre sí como disímiles son los procesos que han concluido; incluso nos hemos permitido llegar a otros tipos de soluciones finales permitidas por la ley, pero a partir de los conceptos de la conciliación. Algo ha cambiado, algo que nos permite ofertar a los ciudadanos la posibilidad real de participar en la solución de sus procesos con ayuda del juez, con beneficio para todos; todo ello en la práctica de los principios que asisten a la oralidad civil.
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La paz se propone, se desea, se busca, pero como elemento de la coexistencia humana no es un milagro, no constituye una sorpresa, por el contrario, es el producto de la experiencia y de la madurez, es un logro del detalle y de la habilidad, es una consecuencia de la precisión del conocimiento. En el MCCLO SJL la experiencia, la madurez, la habilidad y el conocimiento han confluido, permitiéndonos dar una respuesta. Sí, una respuesta a los ciudadanos que utilizan nuestros servicios, como una mejor alternativa de paz; a nuestros compañeros de trabajo, como una motivación de que se está trabajando mejor; al Equipo Técnico Institucional de Implementación de la Oralidad Civil del Poder Judicial (ETTIOC), como una prueba de que la oralidad civil es real; y a los jueces, de que seguimos la dirección correcta.
Pero la justicia se soporta en un sistema, y este también es integrado por los abogados, profesionales del derecho que patrocinan a los ciudadanos. Se afirma que los abogados muchas veces se oponen a la conciliación, lo que puede ser cierto por la forma de su trabajo. Pero en el MCCLO SJL preferimos pensar distinto, queremos ver a los abogados como aliados para la solución de los conflictos de sus patrocinados, mediante escritos claros e informes orales precisos, pero también a través de su participación en las conciliaciones judiciales, temporal, social y económicamente más óptimas que una sentencia. El trabajo continúa.
Sobre le autor: Javier Jiménez Vivas es doctor en Derecho UNFV, Magister en Derecho (UNMSM) y en Comunicaciones (PUCP). Abogado (UNMSM) y Juez Especializado Civil titular del Tercer Juzgado Civil del MCCLO SJL, CSJLE.