Hace un par de años, la audiencia de apelación de impedimento de salida y comparecencia restringida contra la exprimera dama Nadine Heredia y otros, fue el escenario de un efusivo discurso esgrimido por el abogado Mario Rodriguez Hurtado .
El destacado penalista inició su alocución pidiéndole permiso al juez Sahuanay para ponerse de pie. El pedido fue aceptado y de inmediato anunció su discurso ante la sala.
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«¡Mucho cuidado! Que tras una coerción que es eventual no se puede pasar de contrabando una condena anticipada», advierte el jurista aludiendo al uso abusivo de la prisión preventiva en el Perú. «Eso está bien para el amarillaje», agrega, refiriéndose a los periodistas, a quienes luego califica de «náufragos ignorantes que manchan papel blanco con tinta negra».
A modo de ejemplo, parafraseó el titular de un medio de comunicación que aseguró que la prisión preventiva era una condena. «El amarillaje no sabe distinguir lo que es una medida de coerción de una sentencia (…) y dicen que a una persona la han condenado a nueve meses de prisión preventiva«.
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Es por eso que el doctor se atrevió a criticar a los periodistas que pese a cubrir noticias judiciales desconocen aspectos elementales de un juicio. Así, hizo una comparación concluyente: «Aquí no tenemos especialistas en juicios como el New York Times o el The Washington Post. Ellos sí saben de lo que hablan».
Para el abogado penalista, en el Perú se cree que un juez va a resolver «porque un titular los pone contra la pared«. En ese mismo sentido, lamentó que entre fiscales y periodistas exista una suerte de compañerismo para hacer de una presunción, una conjetura «el martirio de un procesado«, de manera que terminan por convertir a un imputado en culpable, antes de una sentencia.
En un momento de su alocución, el reconocido abogado parafrasea al jurista Javier Villa Stein:
Nadie puede atreverse a decir que las sentencias o las decisiones van a salir de esta u otra manera, porque los jueces son el último valladar de la arbitrariedad. Si los jueces no nos protegen conforme a la ley, no hay derecho que valga. Mejor dejemos que la prensa sentencie y (los jueces) nos vamos todos a nuestra casa.
«¡Eso está muy mal!», espetó el doctor Rodriguez frente al tribunal del juez Sahuanay. En seguida parafraseó al jurista Asencio Mellado que días antes había señalado:
Cuando la ley señala que si se violan derechos fundamentales hay que excluir los indicios, hay que excluir los datos, se debe hacer. Porque viene no por razones prácticas sino por razones de defensa de la Constitución.
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Tras parafrasearlo, Rodriguez Hurtado alzó la voz y preguntó: ¿Esto es difícil? Acto seguido, él mismo respondió: «Sin duda. En este mundo donde hay tolerancia cero, endurecimiento punitivo, es posible que nos dejemos ganar por la grita mediática. Sí. Pero eso no quiere decir que es correcto».
Haciendo ademanes, el profesor de derecho penal, pegó un grito en su última reflexión: «La democracia y la república solo sobrevivirán cuando los derechos fundamentales se protejan. Así el cielo se caiga«. Finalmente, levantó la mirada y muy efusivo se dirigió al tribunal para concluir: «Los únicos que pueden hacer eso son los jueces».
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