El constitucionalista Domingo García Belaunde se pronunció sobre el enfrentamiento que tuvieron, hace algunas semanas, el penalista César Nakazaki y el magistrado Ramiro Salinas Siccha.
Como se recuerda, en el desarrollo de una audiencia, el juez superior Salinas Siccha mostró su molestia al doctor Nakazaki. ¿El motivo? Las expresiones que usó el constitucionalista García Belaunde en un informe que presentó el penalista a favor de su defendido. El magistrado dijo que a los jueces se les ofendía en el documento, entre otras cosas, al decir que estos han asumido una «filosofía carcelera».
Salinas le pidió al abogado que le dijera si le parecían correctas las expresiones del constitucionalista. El penalista respondió que las palabras de García Belaunde, a quien llamó padre del derecho constitucional, debían entenderse no como una alusión personal, sino como una crítica al sistema, más precisamente al abuso de la prisión preventiva. En esa línea, Nakazaki recordó las declaraciones en las que el magistrado Salinas dijo que los procesados por corrupción recurren a abogados para obstaculicen los procesos.
Pues bien, este desencuentro se viralizó en redes sociales y el aludido pasó a decir lo suyo. El doctor Domingo García Belaunde, en su habitual videocolumna de El Montonero, mostró su sorpresa. Confirmó que, en efecto, preparó un informe sobre la prisión preventiva desde una perspectiva constitucional a pedido del doctor Nakazaki y luego insistió en criticar a quienes llama «jueces carceleros». Aquí sus palabras:
Yo expuse la tesis —que no es mía además— de que vivimos en una filosófica carcelera con jueces carceleros, que al parecer eran hinchas del rey Elvis Presley, que tenía un famoso «Rock de la cárcel» (de los años 60 y 70). Y todo lo veían cárcel, porque ellos están convencidos de que la cárcel es como el Marriot de Miraflores, tiene spa, piscina, vista al mar, estupendos restaurantes, sin darse cuenta que es un infierno. Así de simple.
Entonces, expuse eso, amparado además en documentos internacionales. Incluso cité una conferencia del papa Francisco en un congreso mundial de derecho penal en Roma el año pasado […]. Yo criticaba este afán carcelero de los jueces, o sea, este afán de poner a todo el mundo en prisión por cualquier cosa.
Y lo hemos visto en el caso reciente de Keiko Fujimori, que hay un juez muy alambicado que se ha demorado nueve horas en leer un auto, nueve horas; y otra jueza en el caso de Castañeda que se ha demorado, entre sonrisa y sonrisa, también varias horas.
Y la verdad es que el juez carcelero no se da cuenta de lo que hace. Alguna vez —y esto lo recuerdo muy claramente y de ahí lo tomo— Duberlí Rodríguez, un magistrado honorable [y] un experto en la materia, decía una cosa muy interesante y que es la siguiente: los jueces son carceleros porque no saben lo que es la cárcel. Y él decía, Duberlí Rodríguez, yo sí sé lo que es la cárcel porque yo he estado en una cárcel. Y yo sé que la carcelería es fatal, debe ser un extremo final de los finales y no repartirse alegremente. Esto lo dijo él siendo presidente de la Corte Suprema y yo lo repito.
Sin embargo, los jueces se han sentido ofendidos, yo los he agraviado. La verdad me ha llamado mucho la atención. ¿Agraviados y ofendidos? No solamente eso. Le han dicho al abogado —en el auto que han resuelto— que no vuelva a presentar ese tipo de informes infamantes o agraviantes o qué se yo. O sea, en la inquisición.