Es fin de semana y seguimos alimentando la sección preferida por todos nuestros seguidores: Derecho a reír. En esta ocasión, a propósito del interrogatorio, hemos recogido un jocoso tramo de la película Ahí está el detalle (1940) cuyo protagonista es el caserito de este espacio, el genial «Cantinflas».
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Como se sabe, el interrogatorio es el acto por el cual un declarante aporta información al juez, respondiendo preguntas que le hace la parte que lo ofrece como medio de prueba, preguntas que deben cumplir ciertas exigencias, como por ejemplo, no ser sugestivas ni capciosas.
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Así, las tres funciones básicas del interrogatorio son: i) ofrecer información útil, concisa, y evitar datos superfluos; ii) ofrecer un relato coherente con la teoría del caso y que destaque los puntos fundamentales en la memoria del juez; y iii) aportar información no solo verdadera, sino verosímil para convencer al juez. Para ahondar más en este asunto te dejamos Ocho consejos para hacer un buen interrogatorio.
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No se diga más, veamos este jocoso fragmento, que nos hará reflexionar en la necesidad de preparar el interrogatorio, no para el declarante diga lo que nosotros queremos sino para explotar las virtudes y minimizar los riesgos de su declaración.
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