La Sala Penal Nacional, integrada por los jueces René Martínez Castro, Edhin Campos Barrenzuela y Hans Contreras Cuzcano, da lectura de la sentencia contra la cúpula de Sendero Luminoso por el atentado en la calle Tarata, ocurrido en julio de 1992.
El ataque en Tarata
25 fallecidos, 250 heridos, 17 desaparecidos y más de 300 familias damnificadas, fue el resultado de un ataque que no solo causó pérdidas humanas, sino también económicas calculadas en más de tres millones de dólares.
Eran las 9:20 de la noche del 16 de julio de 1992 en la calle Tarata, ubicada en el distrito de Miraflores, en el corazón de la ciudad de Lima, transeúntes, comerciantes, profesionales, dejaban sus labores diarias, cerraban sus oficinas y negocios para dirigirse a casa. Cuando se oyó el sonido estrepitoso de dos explosiones. La primera alertó a algunos para que pudieran colocarse a buen recaudo, mientras que la segunda explosión fue letal para otros.
Un vehículo cargado con 400 kg de dinamita explotó. El objetivo original de este ataque fue la agencia del Banco de Crédito del Perú, ubicada en la avenida Larco, sin embargo la fuerte vigilancia en la entidad financiera hizo que cambiaran de plan.
La onda expansiva afectó a 183 casas, 400 negocios y 63 automóviles estacionados, que resultaron destruidos y/o dañados.
Este suceso hizo que se centrara un máximo esfuerzo para la ubicación del cabecilla de la organización terrorista, Abimael Guzmán, quien fue capturado luego de dos meses de trabajo de inteligencia en una residencia de Surquillo. Y en los meses y años siguientes se logró la captura de otros altos mandos de Sendero Luminoso. Estos siempre han negado su participación.