Como lo hemos sostenido en un Informe publicado hace unos días en este portal, la raíz del problema fue el voto del magistrado Juan Vergara Gotelli. A estas alturas del partido no podemos hacer otra cosa que ratificarnos en lo dicho. En aquel Informe demostramos que el exmagistrado Vergara Gotelli nunca estuvo de acuerdo con sus colegas de la época Mesía Ramírez, Calle Hayen y Álvarez Miranda.
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Como vimos, el magistrado Vergara firmó la sentencia de 2013 y al mismo tiempo un voto en el que manifestaba estar en contra de lo resuelto en esa sentencia. Tremendo error desde el punto de vista técnico-legal. Mientras sus colegas decían que los hechos de El Frontón no eran crímenes de lesa humanidad, Vergara sostenía que la decisión de si esos hechos constituían o no crímenes de lesa humanidad, aún cuando él estuviera de acuerdo con que sí lo sean, era competencia exclusiva del juez penal ordinario. Mientras Mesía, Calle y Álvarez decían que el TC sí podía pronunciarse sobre el asunto, Vergara decía que no. He ahí el desencuentro. Conclusión: habían tres votos a favor de la posición mayoritaria, pero se necesitaban cuatro. Tres más cero no es cuatro, es tres.
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Si el magistrado Vergara se hubiera limitado a firmar la sentencia del 2013, nada de esto pasaba. Todo habría estado meridianamente claro. Estemos de acuerdo o no con lo resuelto por el Tribunal de esa época una decisión clara se hubiera tenido que respetar. Pero desde el momento en que al magistrado Vergara se le ocurrió decir que está y no está de acuerdo con lo que dicen sus colegas de mayoría, el problema despunta. Firmar una sentencia y luego un voto distinto a lo decidido en dicha sentencia fue su error. Para llorar.
Ahora bien, como si el propio voto del doctor Vergara no fuera suficiente, aquí les traemos un dato más que abona lo que ya sabemos a estas alturas, que nunca hubo acuerdo entre Vergara y sus colegas.
La nota que Álvarez Miranda le envió a su colega el doctor Mesía Ramírez
Pongámonos en contexto. Luego de que se emitiera la sentencia en 2013, la Procuraduría Pública Especializada Supranacional, pidió que el Tribunal Constitucional aclare de oficio el voto del doctor Vergara Gotelli. Era evidente que una posición tan bizarra como esa merecía, por lo menos, una aclaración.
La tarea de aclarar el voto les fue imposible a los magistrados del 2013. Sencillamente porque Vergara no estaba de acuerdo con lo resuelto por sus tres colegas. Las diferencias llegaron a tal punto que no solo se vieron en la sentencia misma del 2013, sino en otros actos posteriores a ese fallo. Por ejemplo, en la nota que ahora compartimos con ustedes.
El magistrado Vergara fue requerido para pronunciarse por esa aclaración. En un proyecto de resolución, de fecha 18 de setiembre de 2013, el propio Vergara elaboró un cuadro esquemático donde advertía las diferencias existentes en la sentencia del 2013. Según el cuadro no hay dos posiciones, sino tres. Y por supuesto, la de Vergara va sola, no junto al de sus colegas (Mesía, Calle, y Álvarez).
Como se puede ver, el cuadro de Vergara explicaba las diferencias que su voto tenía con lo decidido por sus colegas Mesía, Calle y Álvarez. Este Proyecto solo lleva la firma de Vergara. ¿Por qué no lo llegaron a firmar sus colegas? La respuesta es una sola: ellos tampoco estaban de acuerdo con él. ¿Dónde está pues en todo esto el mensaje claro, el voto prístino, la certeza, el consenso, la univocidad, etc.? Nada de eso hay.
Ahora sí, pasemos al plato de fondo de esta nota. El doctor Álvarez Miranda, al leer este Proyecto, como era de esperarse, llega a la única conclusión posible, a saber, que lo dicho por el magistrado Vergara no encaja con la sentencia expedida el año 2013. Así, en un escueto comunicado que le dirige a su entonces colega, el doctor Carlos Mesía Ramírez, le dice: «El fundamento de nuestro colega [Juan Vergara] en el Proyecto adjunto recoge en forma errada la sentencia (ver cuadro) por lo que ruego una pronta coordinación a fin de evitar un nuevo problema que dañe innecesariamente la imagen institucional».
Lo triste y lamentable para la institucionalidad del Tribunal Constitucional es que esa «coordinación» nunca se produjo. Porque no había acuerdo, nuevamente. Al final Mesía, Calle, Álvarez y Vergara se fueron del TC sin resolver la aclaración que estaban intentando. El tema siguió abierto. ¿Y la imagen institucional del Tribunal Constitucional?
En un evento académico sobre este caso el propio Álvarez Miranda soltó información que corrobora este punto. En dicho certamen Álvarez le imputa a Vergara haber entregado su Proyecto a un estudio privado, le achaca ser uno de los responsables de que tengamos uno de los códigos más enrevesados de la historia de la república, e incluso dice que Vergara tenía a su chofer como asesor. Veamos lo que dijo Álvarez Miranda:
Era por todos conocido que el fundamento del voto de Vergara tenía un párrafo, tenía medio párrafo, mejor dicho dos líneas, que se prestaba a una interpretación ambigua, y eso se lo hicimos ver al mismo Vergara, se lo hicimos a ver a sus asesores. Y Vergara, ante la insistencia de resolver el tema y dejarlo zanjado, entrega el proyecto a su amigo Juan Monroy. Y ustedes saben que Vergara y Juan Monroy son autores del Código Procesal Civil y son los responsables de que sea uno de los códigos más enrevesados que existe en materia civil en la historia de la República. Pues bien, se imaginarán ustedes qué entregó Juan Monroy a Vergara.
Los asesores y magistrados lo leímos y dijimos: “esto no sirve, esto es peor de lo que hemos entregado. Lo que queremos es que encaje en la sentencia todas las líneas para que no se preste en el futuro a una mala interpretación”.
Por tanto, se insistió con los asesores. El despacho de Vergara se dividió en dos. El chofer de Vergara entró a ser asesor de Vergara porque estaba estudiando por correspondencia Derecho en una universidad. Se quebró el despacho de Vergara. Vergara dejó de hablar sobre el tema. Entonces, al momento de salir, no había forma de hacerle firmar nada. Así fueron las cosas.
La conclusión hasta aquí es que los desacuerdos estaban a la orden del día. Lo único que estaba claro en todo esto es que nada estaba claro. ¿Cuántos pleitos nos habríamos ahorrado los peruanos si dichos magistrados, antes de irse, hubieran resuelto el problema generado por ellos mismos? ¿Cuánto tiempo y dinero nos habríamos ahorrado si el Tribunal de esa época hubiera sido claro en su sentencia? Lo peor que puede hacer un Tribunal Constitucional es hablar a media voz. Y eso fue lo que hicieron los magistrados de aquella época.
Se ha escuchado decir que el TC actual no debía responder el pedido de aclaración de la Procuraduría por no ser parte en el proceso y por haberse presentado fuera del plazo. La respuesta es sencilla: no se trataba de un pedido de aclaración de parte, sino de un pedido para que el TC aclare de oficio. Los magistrados de la época anterior lo sabían. Y la nota y el Proyecto preparado por Vergara demuestran que ya la composición anterior del TC tenía la intención de responder el pedido de aclaración de la Procuraduría. De otro modo no se entiende cómo así el magistrado Álvarez Miranda hace un llamado a la coordinación y se prepara nada menos que un Proyecto de resolución. Si supuestamente era legal hacerlo antes, ¿por qué es ilegal haberlo hecho ahora?
Una dato más
En una entrevista que le concedió el exmagistrado Carlos Mesía Ramírez a la periodista Rosa María Palacios, en el programa radial A pensar más, este reconoció que el asunto era por lo menos polémico, que estaba en el ámbito de la discusión. Con esto reconocía que no existía la «claridad» de la que se pretendía hablar. Y esa razón es la que le hizo decir que no estaba de acuerdo con la destitución que hoy se pretende de los actuales miembros del Tribunal Constitucional. A confesión de parte…
Conclusión
- Lo que ha quedado claro es que el voto de Vergara demuestra que no estuvo de acuerdo con sus colegas.
- El Proyecto de resolución de Vergara y la nota que le envía Álvarez Miranda a Mesía Ramírez demuestra que el TC anterior (Mesía, Calle, Álvarez y Vergara) iba a responder al pedido de aclaración de la Procuraduría.
- Los problemas que ocasionó el voto de Vergara no fue resuelto por los llamados a resolverla. Los magistrados de esa época se fueron del TC dejando abierto el tema.