No es inusual que una figura tan grande sea causante de tanto revuelvo. Mario Vargas Llosa es respetado y odiado, gracias a los extremos que genera ser el escritor peruano más relevante del siglo.
Celebrando el aniversario de Arequipa y a este hijo ilustre de esta ciudad, en Juris.pe nos centramos en algunos abogados que nacieron de la literatura arequipeña del maestro. Protagonistas y secundarios que promueven la ley en los mundos fantásticos de un artesano de la letra.
1. Luciano Casabellas en Cinco esquinas (2016)
El arequipeño describe a Luciano Casasbellas como uno los abogados más respetados del medio. Sin embargo, no es el protagonista, ya que ese rol le corresponde a su esposa y su romance lésbico con otra señora de la alta sociedad.
Esta trama es una excusa para que el escritor vuelva al mundo de los policiales y el erotismo. Pero el punto fuerte de esta novela es su postura sobre una época que Vargas Llosa conoce muy bien: el gobierno de Fujimori y Montesinos.
2. Urania Cabral en La fiesta del chivo (2000)
Urania Cabral es la hija de un importante funcionario trujillista que no pasa por su mejor momento. Una abogada de renombre que presume su paso por Harvard, el Banco Mundial y una importante firma en Nueva York.
Cabral es uno de los personajes femeninos más redondos escritos por el Nobel. El autor le dedica numerosas líneas a describir su impactante imagen, enfatizando en su mirada triste. Así como su independencia en lo relacionado a lo familiar y romántico.
3. Ricardo Somocurcio en Travesuras de la niña mala (2006)
Conocemos a Ricardo Somocurcio como un joven típico de un relato vargasllosiano. Un adolescente obsesionado con vivir en París, adelantado a su edad y en medio de las parrandas propias a su contexto.
Él se convertiría en un abogado de éxito que cambió su paisaje por la belleza francesa. Pero su narrativa se centra en la figura de esta «niña mala» y el erotismo antes mencionado, que en la pluma de este escritor es solemne. El sexo, para Mario, es ceremonioso, incluso en sus picos más crudos.
4. El doctor Portillo en La casa verde (1966)
El doctor Portillo es el abogado del gobernador don Julio Reátegui, al que conocemos como un militar que incursiona la territorio aguaruna para para detener una rebelión. Aunque otro punto importante del hombre de armas es su relación con Bonifacia.
El abogado es un personaje menor dentro de la obra, pero conocemos que ha librado de muchos problemas al militar. Igual resulta una excusa para revisar una de las primeras novelas de nuestro artista ilustre, para entender los orígenes de su virtuosa prosa.
5. Varguitas y La Tía Julia y el escribidor (1977)
Aquí estoy haciendo trampa, pero es inevitable. No puedo esquivar las ganas de mencionar a Varguitas en esta lista.
Conocemos a Mario, un joven que estudia derecho, pero que realmente va poco a clases. Su interés es la famosa Tía Julia y el resto es historia que todos conocemos gracias a esta sátira de la prensa rosa que también es una autobiografía tramposa.
Lamentablemente, Varguitas no termina la hermosa carrera y se dedica a la literatura. Nuevamente en Paris, nuevamente de forma vertiginosa. Como un factor palpable en la biblioteca de este grande que se ha ganado la extraña mezcla de aplausos y odio que le llueve a diario.
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