Amigos, nuestro director ejecutivo e investigador académico en ciencias penales, Eduardo Alejos Toribio, comparte con ustedes algunos puntos sustanciales del pensamiento del profesor Zaffaroni sobre la “criminología mediática”:
Eugenio Raúl Zaffaroni, profesor de Derecho penal de la Universidad de Buenos Aires (UBA), es uno de los más destacados penalistas a nivel mundial. Entre los innumerable premios que ha recibido despunta el premio Estocolmo[1] (2009) en Criminología. En ese sentido, no podemos obviar sus opiniones sobre las ciencias penales en Latinoamérica.
Para el citado profesor, la criminología mediática (o televisiva) ejerce un rol indirecto pero que, esencialmente, repercute en el día a día de las personas, aunque sean de cualquier sociedad. A partir de ello, vamos a compartir algunas de las apreciaciones que el jurista argentino desarrolla sobre la misma.
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1.- Las personas, mayormente, se dejan influenciar por los medios televisivos: “(…) las personas que todos los días caminan por las calles y toman el ómnibus y el subtejunto a nosotros, tienen la visión de la cuestión criminal que construyen los medios de comunicación, o sea, que se nutren –o padecen- una criminología mediática”[2].
2.- La información mediática televisiva se encuentra englobada, muchas veces, por patrones socioculturales que perjudican a las personas: “(…) siempre ha existido la criminología mediática y siempre apela a una creación de la realidad a través de información, subinformación y desinformación en convergencia con prejuicios y creencias, basada en una etiología criminal simplista asentada en causalidad mágica”[3].
3.- La influencia mediática no es de ahora, por el contrario, ha tenido un trayecto desde hace siglos: “El poder la criminología mediática fue detectada por los sociólogos desde fines del siglo XIX. Con motivo del poder de los diarios en el caso Dreyfus”[4].
4.- El poder punitivo de los estados se trasmite –indirectamente– por estos medios de información: “El discurso de la criminología mediática actual no es otro que el llamado neopunitivismo de Estado Unidos, que se expande por el mundo globalizado”[5].
5.- La criminología mediática tiene como común denominador a la televisión: “La característica central de la versión actual de esta criminología proviene del medio empleado: la televisión. Por eso, cuando decimos discurso es mejor entender mensaje, pues se impone mediante imágenes, lo que lo dota de un singular poder”[6].
6.- La información mediática delimita el pensamiento de las personas, pues, simplemente, la estatifica a base imágenes: “(…) una comunicación por imágenes necesariamente se refiere siempre a cosas concretas, pues eso es lo único que pueden mostrar la imágenes y, en consecuencia, el receptor de esa comunicación es instado en forma permanente al pensamiento concreto, lo que debilita su entrenamiento para el pensamiento abstracto”[7].
7.- Los medios de información trasmiten malestares sociales, muchas veces, exagerados que no ayudan a la reflexión personal: “(…) no puede extrañar que los servicios de noticias más bien parezcan síntesis de catástrofes, que impresionan pero que no dan lugar a reflexión”[8].
8.- La televisión estigmatiza, indirecta y frecuentemente, a determinados grupos de personas dentro de la sociedad: “La criminología mediática crea la realidad de un mundo de personas decentes frente a una masa de criminales identificada a través de estereotipos, que configuran un ellos separado del resto de la sociedad, por ser un conjunto de diferentes y malos”[9].
9.- La información trasmitida detiene el desarrollo normal de las personas: “Los ellos de la criminología mediática molestan, impiden dormir con puertas y ventanas abiertas, perturban las vacaciones, amenazan a los niños, ensucian en todos lados y por eso deben ser separados de la sociedad, para dejarnos vivir tranquilos, sin miedos, para resolver todos nuestros problemas”[10].
10.- La información emitida por televisión vulnera, nuevamente, muchas veces la presunción de inocencia de las personas: “(…) la televisión es el medio ideal, pues juega con imágenes, mostrando a algunos de los pocos estereotipados que delinquen y de inmediato a los que no delinquieron o que sólo incurren en infracciones menores, pero que son parecidos”[11].
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[1] El Premio Estocolmo en Criminología fue creado por el Ministerio de Justicia de Suecia y equivale al Nobel de aquella área. El galardón se otorga por los logros sobresalientes en el campo de la investigación criminológica o por la aplicación de resultados de investigación para la reducción del crimen y el avance de los derechos humanos a nivel mundial.
[2] ZAFFARONI, Eugenio Raúl. (2013). La cuestión criminal, ilustrado por Miguel Rep. 5ta edición, Buenos Aires: Editorial Planeta, pág. 216.
[3] Ibídem, pág. 216.
[4] Ibíd., pág. 216.
[5] Ibíd., pág. 217.
[6] Ibíd., pág. 217.
[7] Ibíd., pág. 217.
[8] Ibíd., pág. 218.
[9] Ibíd., pág. 218.
[10] Ibíd., pág. 218.
[11] Ibíd., pág. 219.