Eva Bracamonte, protagonista de uno de los casos jurídicos más sonados en los últimos años, publicó en sus redes sociales un video en el que enlista «las tres mejores cosas de estar en la cárcel».
Lo primero es la conexión humana. Bracamonte, que alguna vez estudió derecho, compara la experiencia con estar atascada en un ascensor con más personas. En ese contexto se genera un halo de vulnerabilidad, gracias a constantes buenas y malas noticias, que conectan con la condición humana. «En ningún otro contexto he visto más empatía que dentro de la cárcel», sostuvo.
Lo segundo es el tiempo contigo uno mismo, ya que en la cárcel no puedes huir de ti mismo. O de tus pensamientos, creencias o consciencia. Uno se conecta tanto con uno mismo que incluso el proceso tiene consecuencias físicas. Finalmente, lo mejor de estar en la cárcel es establecer rutinas claras y consistentes. Bracamonte dice que es como vivir en la casa de padres estrictos y autoritarios. Con limites y hábitos que afuera de la prisión son difíciles de cultivar. Como una buena cantidad de horas de sueño y reducir la relación con las pantallas y los teléfonos. «Uno aprende a estar presente».
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Contexto
El 15 de octubre del 2012, la Segunda Sala Penal para Reos en Cárcel condenó a 30 años de prisión efectiva a Eva Bracamonte Fefer por la supuesta autoría intelectual en el asesinato de su progenitora. Luego de varios años de juicios, el 29 de diciembre de 2015, se le declaró inocente de los cargos que se le imputaban.
En el fallo absolutorio, se estableció que no había indicios de motivación económica que acusen a Bracamonte Fefer.