¿Reducir la jornada laboral, mejora la productividad?

Claudia Ramírez, consejera de Vinatea & Toyama Abogados, nos presenta este interesante análisis sobre la reducción de jornada laboral y la relación de este factor con la productividad de los trabajadores.


En los últimos meses, Chile y Colombia aprobaron implementar una progresiva reducción de la jornada de trabajo, alineándose a la tendencia cada vez más creciente de países que promueven que el tiempo destinado a trabajar sea cada vez menor.

En los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), solo México mantiene una jornada de 48 horas, mientras que el resto ha adoptado tiempos de trabajo menores.

En este escenario de tendencia internacional, cabe preguntarnos de qué manera la reducción de la jornada de trabajo puede mejorar no sólo la calidad de vida de los trabajadores sino, además, atraer el interés del empleador para buscar y generar espacios de trabajo más productivos.

Podemos anotar que la reducción de la jornada de trabajo puede impactar favorablemente en el incremento de la productividad si encontramos oportunidades para obtener mejoras significativas en los siguientes indicadores organizacionales:

    • Modificar los procesos productivos, basándose en la eficiencia. En términos sencillos, se busca lograr producir lo mismo en menor tiempo. Ante este desafío, las empresas y los equipos de trabajo identifican procesos burocráticos o duplicidades que no agregan valor, eliminando todo aquello que no es esencial, lo cual tiene como consecuencia la reducción de costos.
    • Promover la innovación y el desarrollo. A través de motivar que los equipos construyan sistemas de trabajo nuevos y más eficientes.
    • Lograr mayor concentración de los trabajadores durante la tarea. Ello traería consigo también la reducción de errores y la accidentabilidad laboral, decreciendo así también el tiempo de ausentismo y la siniestralidad.
    • Políticas de prevención del agotamiento. Con jornadas de trabajo reducidas, sería posible reducir el estrés, evitar el burnout y promover el cuidado de la salud mental.
    • Priorización y planificación. Dado que el tiempo para el desarrollo de las tareas es menor, los equipos de trabajo definen sus prioridades en objetivos realistas y alcanzables en períodos cortos de tiempo que permitirían el control del proceso y el logro del resultado.
    • Incrementar el compromiso del trabajador, atrayendo talento, evitando ausentismo y reduciendo la rotación. Los trabajadores que se sienten más satisfechos valoran y buscan conservar el entorno laboral que les ofrece balance y equilibrio.
    • Mejorar la calidad de vida. El incremento en el tiempo de descanso permitiría a los trabajadores adoptar prácticas que redundan en favor de su salud, el tiempo en familia, el bienestar individual y el desarrollo personal y profesional.

Si bien en el Perú aún no tenemos medidas legislativas de reducción de jornada de trabajo similares a las experiencias internacionales, se viene debatiendo la iniciativa de inclusión del refrigerio como parte de la jornada laboral, que busca que se reconozca el refrigerio como parte de la jornada, trayendo como consecuencia que el tiempo de trabajo efectivo se reduzca.

Esta iniciativa y las tendencias internacionales invitan a las empresas y a las organizaciones en general a plantearse la discusión sobre la adopción de la reducción de la jornada de trabajo de manera voluntaria, estableciendo proyectos piloto, evaluar jornadas flexibles, entre otras, con el objetivo de anticiparse y prepararse ante una eventual regulación estatal.

Para armonizar el incremento de la productividad con la reducción de la jornada de trabajo, sería importante que las empresas empiecen a desarrollar también aspectos organizacionales, tales como:

    • Análisis de la naturaleza del trabajo. No todas las tareas pueden ser desarrolladas en una jornada más corta; para estos casos se pueden considerar jornadas de trabajo flexibles, trabajos en turnos, etc. Es importante gestionar el trato diferenciado entre equipos de trabajo con jornadas de trabajo diferentes.
    • Modificaciones en los procesos productivos, considerando desarrollos tecnológicos que hagan más eficientes actividades operativas o repetitivas.
    • Cambios en la cultura organizativa, honrando el logro y enfocada en resultados.
    • Entrenar y desarrollar nuevos perfiles en los trabajadores, a través de actividades de capacitación, que les permita adaptarse al cambio.
    • Trabajar habilidades de liderazgo en el personal directivo, para facilitar el rediseño de procesos y el acompañamiento al equipo durante la transición.

La experiencia de nuestros países vecinos, para quienes la reducción de la jornada de trabajo ya es obligatoria, y las tendencias internacionales sobre la materia, invitan al empleador peruano a anticiparse, evaluando el impacto de la reducción de la jornada de trabajo en su organización, buscando obtener lo mejor de su implementación para los trabajadores y para el desarrollo de la organización.

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