Desde la antigua Roma los hombres pedían la mano de las mujeres. Esta costumbre se debe a que ellas eran consideradas legalmente dependientes (y propiedad) de su padre. Luego, al momento de casarse, pasaban a depender de su marido. Así que era él quien tenía que hacer la petición y de esta manera se le entregaba la potestad sobre su esposa.
Las pedidas de mano son un símbolo de unión, que antiguamente consistía no solo entre dos personas, sino entre dos familias, como se hace notar desde siglos pasados. En la antigüedad el anillo representativo siempre fue entregado en presencia de las familias de ambos novios y de algunos amigos.[1]
Surge ahora una inquietud, ¿habría razones legales o sociales por las cuales una mujer no pudiera realizar la propuesta de matrimonio al hombre? La respuesta sería un rotundo NO.
Viajemos a través de la historia, lleguemos a Irlanda, donde existe una bella tradición, la cual se ha expandido por el mundo, insta a las mujeres a pedir matrimonio a sus parejas un 29 de febrero. Una psicóloga analiza las bases de este ‘permiso social’ de los años bisiestos y entrega tips para las que se atrevan a hacerlo.
Cuenta esta tradición que, en el siglo V, las mujeres estaban cansadas de esperar eternamente a que sus parejas les pidieran matrimonio. Por eso, Santa Brígida se quejó con San Patricio, quien originó la tradición que dice que las mujeres pueden pedir matrimonio el 29 de febrero. Desde allí, cada cuatro años, la creencia dice que está ‘permitido’ que sean las féminas las que se arrodillen y les pidan la mano a los hombres. Aunque en realidad, pueden hacerlo cualquier día del año.
La tradición irlandesa sigue presente hasta nuestros días y se ha extendido por todo el mundo. En países como Dinamarca, Finlandia e Inglaterra es una festividad muy reconocida. La costumbre dice que si el hombre rechaza la solicitud debe regalarle como compensación a su pareja suficiente tela para confeccionar una falda o darle guantes.
La posibilidad de pedir matrimonio no debería ser exclusiva del género masculino, y por ello una mujer empoderada podría hacerlo sin problemas si lo desea, en cualquier día del año. “Una mujer empoderada podría plantearse la pregunta de si quiere que le pidan matrimonio o prefiere pedirlo ella. Abrirse a esa posibilidad como algo que ella puede permitirse representa a una mujer que ya no está tanto en la cultura machista”, destaca Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico de Chile.[2]
Por otro lado, existe una encuesta realizada por la Universidad de California, que indicó que dos tercios de los estudiantes prefieren que sea el hombre el que se declare. Incluso, los mismos varones piensan que es su responsabilidad o su trabajo dar el siguiente paso.[3]
A la fecha las mujeres tenemos innumerables roles, que en otras épocas no se pensaban realizar. Ahora, esto se debe plasmar también en el campo de nuestras relaciones amorosas, por eso propongo este tema que las mujeres también podamos pedir en matrimonio al hombre, cuando lo menciono en mis conferencias magistrales o diplomados de familia, mis participantes siempre sueltan sonrisas, creando un debate entre ellos. ¿Se podrá hacer?, ¿debemos hacerlo?, ¿qué pensarán de nosotras las mujeres? Veremos que no interesa quién realice la pedida de matrimonio, ya que tendrán las mismas implicancias legales si lo realiza el hombre o lo realiza la mujer. Esta figura es denominada noviazgo y es protegida por nuestro ordenamiento civil a través de la figura jurídica de “los esponsales”.
Podemos citar algunos ejemplos de mujeres famosas que hicieron esta propuesta a su novio como Britney Spears, Pink, entre otras. En el mercado de las películas también han tomado este tema como eje de la trama. Así surgió la película “La proposición” con la protagonista Sandra Bullock.
En el momento actual, cuando hablamos del campo del derecho de “los novios”, se habla de “esponsales”, así como lo establece Guillermo Cabanellas de Torres en su Diccionario Jurídico Elemental, al decir que los esponsales es la promesa de casarse que se hacen el varón y la hembra con recíproca aceptación. Esponsales deriva del verbo latino spotideo, que significa prometer.
El Código Civil de 1852, 1936 y ahora el vigente de 1984, ha regulado esta institución y le ha dado el nombre de “Los Esponsales”, prescrito en el Libro III – Derecho de Familia, Sección Segunda, Título I, Capítulo Primero, artículo 239 del Código Civil, el cual menciona, es la promesa recíproca de matrimonio, la cual no genera obligación legal de contraerlo, ni de ajustarse a lo estipulado para el caso de incumplimiento de la misma.
Si la pedida de matrimonio es realizada por el hombre o por la mujer, las consecuencias legales son las mismas, ya que nuestra norma no hace distinción al establecer que la pedida de matrimonio sea de exclusiva realización por el hombre o por la mujer, ya que ambos se convertirán en esponsales. No hay nada que le impida a una mujer ser quien dé el primer paso, si así lo desea y la parte legal no es impedimento para tomar este paso.
Antes de terminar, he aquí algunas ideas creativas para que sorprendas a tu futuro novio y lo conviertas en tu esposo: pídele matrimonio en una cena íntima, o haz la pregunta jugando su juego favorito en Play Station, o haz cómplice a su mascota favorita o a través de su deporte favorito, entre otros momentos.
Esta decisión debe ser cómoda para ti. Vamos a saber qué siente el hombre cuando la propuesta es realizada por éste, pero la parte legal no es limitante.