Un bochornoso caso se registró en un juzgado penal de Paloquemao, Colombia. Todo andaba bien hasta que el abogado de la víctima decidió impugnar la decisión del juez. El magistrado, aparentemente calmado, concedió la apelación y justo en el momento en el que daba por culminada la audiencia, explotó.
El juez consideró una «falta de respeto personal» que se hayan pasado dos horas tratando de solucionar el «problemita» para que luego el abogado tome la decisión de apelar. Frente a esta reacción el abogado adujo que apelar no era una falta de respeto al juez sino una atribución de las partes.
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