Diferentes estudiosos como Robert Alexy, Manuel Atienza, Ronald Dworkin, Gustavo Zagrebelsky, Chaïm Perelman y Stephen Toulmin, precisan que la argumentación jurídica es el conjunto de razonamientos de índole jurídico que sirve para demostrar, justificar, persuadir o refutar alguna proposición que va encaminada a la obtención de un resultado favorable del litigante o a la resolución de un caso controvertido.
La argumentación es el estudio interdisciplinario de la forma en la que se obtienen conclusiones a través de la lógica. Además, es una teoría prescriptiva porque no solo describe el proceso de justificación de las soluciones de los casos jurídicos que realizan los jueces, sino que también prescribe cómo debe realizarse dicho proceso de justificación.
Durante estas últimas semanas se ha venido indicando que el juez habla a través de sus sentencias, es decir, que en la parte considerativa de su decisión judicial argumenta jurídicamente cada una de las razones que lo llevaron a emitir una resolución en uno u otro sentido y que con eso basta.
Muchas veces las decisiones que toman los jueces tienen un impacto ante la opinión pública y las reacciones son de tal naturaleza que hasta se tergiversa el espíritu teleológico de la decisión judicial. Por mencionar algunos ejemplos tenemos el caso de Adriano Pozo, las prisiones preventivas a diferentes políticos, el caso de los empresarios consorciados de Odebrecht, etc.
A decir del consejero Pedro Angulo Arana, es evidente que los abogados patrocinantes y sus expresiones, convencidos de sus propias teorías del caso, no serán los mejores voceros para explicar las ideas y convicciones expresadas por jueces y fiscales.
Por esa razón es necesario que el propio magistrado salga a los medios de comunicación social a explicar las resoluciones que emite al interior de un proceso judicial, a fin de esclarecer algún punto controvertido, y por supuesto, dejar a salvo su honor.
¿Cuáles son las características que debería reunir un buen juez?
Según la jueza española Paz Benito el juez tiene que ser muy consciente de que representa a un poder del Estado (el judicial). Todas sus decisiones tienen consecuencias para la persona afectada, para quienes le rodean y para la sociedad en general. El juez debe ser moderado, debe aplicar la ley a cada caso concreto de la manera más justa posible.
También el juez debe ser una persona cercana, que no se le vea como un señor con una toga encima de un estrado, sino como alguien cercano, con empatía.
¿Se equivocan los jueces?
Cuando se firma una resolución judicial el juez está convencido de que ha tomado la decisión adecuada. Pero tenemos un sistema en el que las decisiones de un magistrado, pueden ser revisadas por un órgano superior. Por tal razón, para nadie es novedad que un proceso judicial en sede penal que esté relacionado con una persona del ámbito político, jurídico, económico, empresarial, etc., siempre será noticia, y cualquiera sea la decisión judicial que se emita, las partes procesales están facultadas para cuestionarla.
Lo curioso del caso es que ese cuestionamiento muchas veces no se hace al interior del proceso, sino ante la prensa. Es por ello que el juez debe también salir a explicar ante los medios de comunicación su resolución, pero con mesura, sin que ello signifique hacer un tours por todos los medios de comunicación.
¿Los jueces deben ir calculando sus decisiones judiciales?
Kant decía que no. Los jueces no trabajan para la tribuna. Aunque muchas veces sus resoluciones judiciales puedan ser impopulares, deben ser justas. Y es allí donde radica la magna labor del juez. No apartarse del sentido de la justicia, que como valor supremo es más rica e importante que el propio derecho positivo.
El maestro Domingo García Rada, decía: “El juez es menos que Dios, pero más que hombre”. Cuánta razón tenía, y más ahora que se trata de buscar mayor legalidad, legitimidad y (neo)constitucionalidad en la impartición de justicia. El juez debe hablar con mesura a través de sus sentencias, y si hubiera la necesidad, a través de los medios de comunicación, eso sí, en coordinación con la oficina de imagen del Poder Judicial.