Hugh Hefner, ¿pionero en la lucha por los derechos civiles?

En su "filosofía Playboy", Hefner asume tres consignas, en síntesis: el derecho a abortar, la despenalización de la marihuana y el rechazo a la estandarización legal de la sexualidad.

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Hugh Hefner falleció ayer 27 de septiembre en la Mansión Playboy que está ubicada cerca de Beverly Hills, California, a los 91 años. El hombre que construyó el imperio Playboy y que definió el paradigma de lo masculino durante el siglo XX, también fue, en una historia poco conocida, un férreo defensor de los derechos civiles y de la cultura afroamericana, denostada por el conservadurismo imperante.

Su revista Playboy, consideraba emblema de la revolución sexual, una abierta confrontación a la mojigatería americana y un interesante ejercicio de tolerancia social; se dedicó a desmontar, gradualmente, lo que la sociedad conocía (o conoce) como buenas costumbres y a ridiculizar a los que parecían contentarse con esquemas sexuales del medioevo.

Hefner conoció la cultura negra por medio de una de sus grandes pasiones: el jazz. Así,  gran conocedor de la música contemporánea, concebía la necesidad de que el ser humano moderno sea abierto con su sexualidad (interpretando las teorías del sexólogo Alfred C. Kinsey), pero también empapado de los últimos avances sociales y culturales. A 1959, la revista tenía tanta influencia en el estilo de vida americano, que tuvo la oportunidad de presentar un programa en la televisión. Y aunque estaba lleno de referencias heteronormativas, mujeres vestidas como conejitas y una visión hedonista del éxito personal; estuvo a la vanguardia en cuanto a derechos humanos, derechos civiles, derechos de la comunidad homosexual y hasta derechos de las mujeres. Hugh Hefner tenía la intención de cambiar, bajo sus parámetros, la sociedad moderna.

Y como primeros invitados a su Mansión Playboy, tuvo ni más ni menos a dos leyendas del jazz americano: Ella Fitzgerald y Nat King Cole. Los propietarios de televisoras sureñas (los estados más racistas de los EE.UU.), dieron un grito en el cielo al enterarse de las intenciones del magnate. Pero parecía que Hefner tenía todo bajo control desde el principio, y prácticamente incitó a la confrontación para desenmascarar ante la prensa el racismo de los guardianes del orden social, cosa que le daría mucha publicidad y un gran prestigio. Playboy era el paroxismo de lo que estaba “en onda” en Norteamérica, así que cualquiera que se le enfrente estaba fuera de ese paradigma.

También cuestionó duramente el puritanismo estadounidense, en una época en que los doctores rechazaban los anticonceptivos y las leyes reprimían la sexualidad juvenil. En su “filosofía Playboy“, Hefner asume tres consignas, en síntesis: el derecho a abortar, la despenalización de la marihuana y el rechazo a la estandarización legal de la sexualidad.

En marzo de 1965, la revista dio un paso adelante cuando transformó a Jennifer Jackson en la primera mujer afroamericana en ser portada de una revista. Después de este hito, Playboy publicó entrevistas a Martin Luther King Jr. y Malcolm X, con una línea editorial muy dura con el racismo. King no se guardó nada y afirmó que Estados Unidos era una nación “extremadamente enferma”. La revista salió abiertamente a favor del aborto en 1965 y Hefner creó una fundación que apoyaba a la institución Kinsey (organización para la salud sexual), a los centros de crisis de violación y la Unión Americana de Libertades Civiles.

La homofobia también fue rechazada en un episodio que vivió la revista, a propósito de la historia que compartía Charles Beaumont con los lectores de Playboy. En este cuento, un hombre heterosexual era acosado en un mundo de homosexuales. El disgusto de los lectores se hizo presente, pero que quedaron en mutis total con la respuesta, vía editorial del magnate: “Si está mal perseguir a heterosexuales en una sociedad homosexual, entonces lo contrario también debe estarlo”.

En 2015, en unos de sus últimos artículos, Hefner escribió: “Los estadounidenses han rechazado a estos fanáticos religiosos y luchado para proteger los derechos de las mujeres, los derechos reproductivos y nuestro derecho a la privacidad en lugar de someterse a su punto de vista cristiano de que el sexo existe con el único propósito de la procreación”. En sumas cuentas, se puede decir que Hefner delineó la sexualidad del siglo XX y además, se dio el lujo de ganarle la batalla al conservadurismo racista.

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