Dime cómo escribes y te diré quién eres. Grafología y su aplicación jurídica

La grafología y su aplicación jurídica

Para abordar el tema de la grafología debemos conocer de escritura y psicología. Así, al iniciar el tema, debemos decir algo fundamental al respecto: la escritura como mensaje codificado y dinámico refleja el aspecto psicosocial del individuo reconocible, unívoco e irrepetible. Las altera­ciones gráficas que se producen a lo largo de la vida de quien escribe, van paralelas a sus cambios biológi­cos de crecimiento, maduración y envejecimiento, además de otra suerte de condicionamientos e influencias ambientales.

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En el ámbito jurídico y judicial, en países como España, EEUU, Canadá, Francia, Italia y Alemania, así como en algunos de América Latina como Argentina, Brasil, México y Chile; se ha rescatado la importancia que tiene la escritura y su interpretación psicológico-forense no solo como prueba en el ámbito civil, penal, laboral o administrativo por medio de los informes o pericias grafotécnicas (que existen en la mayoría de países del mundo), sino a nivel del acercamiento de la justicia procesal en todos los ámbitos y la rehabilitación de los reos.

La escritura, pues, es tan individual o diferen­ciada como lo pueden ser hasta el infinito los rasgos morfológicos del rostro humano o las mismas huellas dactilares. Es, del mismo modo, reconocible, unívoca e irre­petible porque puede ser reconocida e identificada por el propio sujeto como suya o a través depuradas técni­cas, que pondrían de manifiesto la autenticidad o fal­sifi­cación de una escritura dada con un alto grado de pre­cisión científica.

Es importante enfatizar hasta lo sumo las carac­terísticas diferenciales de la escritura, porque en sí mismas constituyen la base en la que se apoya la gra­fología como ciencia que estudia la correlación escri­tura-individuo. La misma diferenciación correlativa nos lleva de la mano, queramos o no, hacia la psico­lo­gía diferencial, que busca comprender al individuo en función de los elementos hereditarios, o hacia la psi­cobiología, que por sí misma revela la íntima esencia diferencial del individuo.

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En el Perú, este campo solo se ha reservado para un puñado de especialistas llamados peritos grafólogos o grafo técnicos. Esto de por sí es comprensible pero no debería excluir a los profesionales del derecho en general (como abogados, fiscales, jueces, magistrados y auxiliares judiciales), además de otras carreras como los psicólogos organizacionales, los médicos y aun los profesores. Para los grafólogos prácticos, la psicología dife­rencial nos presenta un campo de aplicación vasto, tanto en el área educativa cuanto en el ámbito de la profesionalización y, por supuesto, con mayor razón, en el ámbito criminológico o forense. Basta recordar el sonado caso de las “agendas” de la ex primera dama Nadine Heredia y su esposo, el expresidente de la República Ollanta Humala Tasso.

Debo mencionar que la escritura es tan antigua como algunas culturas en el mundo (la egipcia o la china donde se les asignaba un tributo especial). Los trazos rígidos indican energía, las rayas débiles indican perseverancia y las rayas que se cruzan indican contradicción.

Grafología, carácter y personalidad

Cuando escribimos el ego está activo, aunque no siempre está activo en el mismo grado. Cuando la acción de la escritura es relativamente difícil, el escritor utiliza aquellas formas de letras que le son mas simples o familiares. Los movimientos musculares que intervienen en la escritura están controlados por el sistema nervioso central. La forma del movimiento de la escritura resultante está modificada aún más por las estructuras ensambladas de manera flexible coordinativas en la mano, brazo y hombro que siguen los principios de los sistemas dinámicos. Los movimientos y los correspondientes niveles de tensión muscular en la escritura están en su mayoría fuera del control consciente y sujetos al efecto ideomotor, factores como la emoción, el estado mental y biomecánicos, como la rigidez muscular y la elasticidad, se reflejan en la escritura de una persona.

Existen siete escuelas grafológicas en la actualidad: la escuela mímica (el hombre como ser gesticulante y su escritura es fiel reflejo de su mímica según sea nuestra actitud –alegría, tristeza, temor, decisión, etc.–, así será nuestra escritura). La escuela simbólica se basa en que el inconsciente colectivo influye en el comportamiento humano. La escuela rítmica se basa en el ritmo y en el movimiento de la escritura. La forma es un elemento muy importante. La escuela intuitiva contrastada se basa en los gestos gráficos que revelan tendencias psíquicas que surgen de la naturaleza del individuo. La escuela inductiva alfabética centra su investigación en el análisis de las letras aisladas independientemente del conjunto de la escritura. La escuela del consciente-inconsciente basada en los contenidos de los aspectos conscientes e inconscientes del individuo. La escuela emocional estudia las emociones y su proyección en los signos gráficos; y la grafología racional e idengráfica quese basa en el estudio del trazo que es la parte más pequeña en la que se descompone la letra.

Así, podríamos llegar con Wallen a definir el carácter como la conjunción de tres coordenadas:

1. El determinismo de las situaciones y las cosas: circunstancias externas que pueden afectar el carácter o la personalidad del individuo.

2. El determinismo del temperamento bio-psicológico: los aspectos fisiológicos morfológicos (delgadez, enfermedad, obesidad, malformaciones etc) y psicológicos (lo consciente e inconsciente que ocurre en el individuo en determinadas edades, momentos y circunstancias).

3. El determinismo del factor tiempo-espacio: las diversas edades de la vida y los lugares físicos donde nos encontramos.

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Naturalmente que las anteriores concepciones están en contraposición con el concepto de «hombre estándar», que nace del hombre mismo. Esto se percibe cuando se elabora un informe grafopsicológico en el que muchos rasgos aparecen evidentes al sujeto estu­diado como si fueran comunes a todo el género humano.

Este concepto de «hombre estándar», a la que se adscriben muchas corrientes psicológicas de tipo colectivo o so­ciológico, es predominante en EE.UU. y Rusia. Quizá sea este uno de los principales motivos por los cuales la grafología no ha penetrado más profundamente en es­tos países, en los que prima el «igualitarismo» educa­cional y la «estandarización» popular, medios políti­cos que esconden una filosofía temible de la opresión. De ahí la necesidad de tratar, estudiar y comprender a los demás, no según nosotros mismos; sino según la naturaleza del otro, lo cual es verdadera psicología y verdadera igualdad en la que alcanza la «Xaris» su auténtico sentido cristiano. Por tanto, estas nociones proveen un claro apoyo hacia una psicología biológica, ya que esta se superpone estrechamente con la socio­logía y todas las prácticas experimentales que sirven de instrumentos para comprender al individuo.

Simbolismo del espacio gráfico

Grafología y derecho

Así pues, y entrando de lleno en el terreno gra­fológico y jurídico, pecaríamos de poco científicos si, por una parte, consideramos la grafología solo como un análi­sis de componentes gráficos adicionados, tanto en su aspecto formal como en la neutralidad apriorística de sus equivalentes psicológicos o psicobiológicos, ya que, de otra parte, perderíamos de vista que la grafo­logía es la síntesis que se esfuerza por aprehender al hombre en el brote originario de su personalidad; es decir, de sus propias raíces psicobiológicas. No olvi­demos, empero, que la síntesis presupone y postula un análisis previo. La grafología es esencialmente dinámica; no nos muestra en su morfología gráfica un conjunto de formas yuxtapuestas, sino asociadas que resultan una nueva fuerza vital, única y global por la interacción de otras fuerzas que surgen, asimismo, de las profundida­des del ser, presentándose al exterior en formas aparentemente estáticas o moldeadas.

Hay que reconocer que, a nuestra inteligencia, le resulta más fácil el análisis particularizante de los elementos estáticos que la comprensión sintética de la personalidad, que es la realidad psicodinámica que nos interesa conocer a través de la grafología. Algo que suele resultar desconcertante a los que se inician en el estudio de la grafología, es el valor polivalente de las características gráficas y los di­ferentes métodos de síntesis grafopsicológica propug­nados. El mismo profesor Vels dice, en su bien conocida obra Escritura y personalidad, que cada autor o cada «escuela» tiene su propio criterio o procedimiento para proceder a la elaboración estructurada del infor­me grafopsicológico definitivo.

Es bien cierto, no obstante, que notables grafó­logos intuitivos y de gran experiencia, efectúan rápi­das síntesis por integraciones sucesivas de elementos en las que han dado a cada elemento un sentido psico­lógico «intercosignificante», que permite llegar al conjunto o meollo de la personalidad en forma estruc­turada y exacta. Pero lo que se pretende con esta comunicación es presentar unas normas válidas dentro de un contexto metodológico que permita ulteriores perfeccionamientos y desarrollos, así como servir de base para una reflexión conjunta que tienda a enno­blecer o a enriquecer más, siquiera con un mínimo aporte, nuestra querida ciencia. Se trata, en suma, de un intento tímido de estructurar más y más la grafolo­gía, señalando nuevas posibilidades teórico-prácticas.

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Existe la necesidad de establecer unas normas interpretativas. Procurando ser consecuentes con el tema enuncia­do, quisiéramos adelantar dos definiciones: una sobre lo que es la grafología, y que se basa en una defini­ción amplia y sincretista, y otra sobre la interpretación de la escritura original de J. Dubouchet:

La grafología es una ciencia experimental que estudia las leyes que regulan e interpretan la interdependencia del fenómeno gráfico constitu­yente del comportamiento expresivo, espontáneo o automático que escapa inconscientemente de la mano y la personalidad psicofísica, que a través de una actividad interior dinámico-funcional establece contacto con las ideas, las personas y las cosas, siendo el símbolo autorepresentativo de la líbido el nexo que une el signo gráfico con la unipersonalidad del sujeto.

La escritura es portadora de un mensaje que se dirige a la inteligencia y emoción individuales y se comunica a través de signos. Contiene un mensaje que emana de toda la personalidad que escribe y es susceptible de ser transmitido por medio de símbolos. Este mensaje personal exige una intuición accesible al símbolo; se requiere ‘otra persona’ que pueda ser sensible a dicho mensaje. La inteligencia, empero, ocupa su lugar analizando el símbolo, mediante la reducción ‘en signos’. El mensaje, pues, es pletórico y legí­timo y el método de entrar en contacto con la escritura y su sentido ‘se hace comunicable’.

Hay que afirmar que la grafología es una disciplina independiente como cualquier otra, pero debe mantener una interacción interdisciplinaria co­mo todas las ciencias y, en este caso, con el derecho; si no, dejaría de ser. De ahí que, siendo la grafología una ciencia contigua a la psicología, debe mantener con esta una relación interdisciplinar. La grafología colabora con otras ciencias, pero no es alter­nativa a ninguna de ellas. Una prueba de ello es la necesidad, por parte de la grafología, de una definición de la personalidad proporciona­da por la psicología (otra del derecho y aún de la medicina), la cual da la impresión de unidad interna en sus posicio­nes teóricas y metodológicas y, sin embargo, presenta docenas de teorías sobre la personalidad.

Los elementos más importantes del análisis grafológico

Utilidad de la grafología en el derecho y en la ciencia política

Aunque en los procesos civiles y penales, y aun en los administrativos, fiscales y laborales, se utiliza la prueba pericial grafológica como elemento probatorio de convicción, esta se ha circunscrito a un selecto grupo de profesionales llamados “peritos grafológicos o grafotécnicos” esta disciplina y su conocimiento no es generalizado. En el campo de la política mucho menos (para analizar la personalidad de los candidatos a congresistas y presidentes por ejemplo). La verdad es que sería de muchísima utilidad que los abogados, magistrados, auxiliares judiciales, fiscales e inclusive la misma policía nacional y el INPE; puedan desarrollar competencias para poder incorporar dichos elementos en la atención de las víctimas, de los imputados, de los testigos, demandados y demandantes etc.

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En el Perú el conocimiento y la práctica de la grafología se han generalizado poco, solo como vuelvo a repetir se ha circunscrito a un selecto grupo de profesionales especializados. En los Colegios de Psicólogos existe muy poco interés y ausencia de estudios locales sobre el tema. Nosotros, por nuestra parte, estamos desarrollando una serie de capacitaciones en Arequipa, Lima y la región sur sobre estos temas por medio de INDICEH A.C. derivada de nuestra experiencia laboral y profesional en www.indiceh.com.mx, México.

Sugerimos que las instituciones ligadas al quehacer jurídico como el Poder Judicial, el Ministerio Público, el INPE, la SUNAT, la PNP, etc; puedan ofrecer este tipo de desarrollo de competencias y habilidades psicojuridicas entre sus miembros. Los colegios profesionales también deberían incorporar en su formación (Colegios de Abogados y Contadores por ejemplo) cursos y talleres de Grafología aplicada.

Finalmente, en medio del desconcierto general provocado por el ambiente político, quiero poner a su disposición el análisis de la firma del presidente Pedro Pablo Kuczynski. Así nos podemos formar una idea un poco más cercana de su personalidad y perfil político.

Los elementos que deben tomarse en cuenta para la valoración del texto derivados de una firma «plusvalorante» son principalmente:

a) Congruencia texto-firma (claridad, tamaño, colocación, etc) ascendente.

b) Firma tónica, en relieve, progresiva, expresiva, espontá­nea, etc.

Lo cual expresa potencialidades de evolución, necesidad de autorrea­lización, competitividad, recursos creativos, etc. En otras palabras, una firma con elementos positivos tiende a mostrar una personalidad con recursos para su realización socio-laboral.

Puede definirse la firma como un conjunto de gestos habituales y au­tomatizados elegidos libremente sin restricción alguna (A. Lecerf) que plas­ma la estilización de la autoimagen (Kurtz), la autorepresentación de sí (autorretrato o autobiografía abreviada) y la expresión de núcleo más íntimo, privado y más real de la personalidad. En otras palabras, es la expresión del comportamiento íntimo y el nivel de autoaceptación y sentimiento de sí mis­mo.

PPK posee lo que se llama una firma congruente (similitud entre su escritura y su firma) lo cual demuestra solidez interna para respon­der de la acción emprendida. Ajuste entre aspiraciones y rea­li­dad. Identificación entre logros y ambiciones. Armonía entre la imagen exte­rio­rizada y la propia. Dificultad para modular el registro de intervención debido al excesivo monolitismo de la perso­nalidad, pero con rúbrica (o firma) en espiral estrecha o embrollada lo que indica su deseo de vivir en un mundo pecu­liar, imaginativo. Ideas fijas u obsesivas. Astucia complicada o habi­lidad práctica para complicar las cosas y enredar (Rochetal).

Su firma es más grande que el texto de su escritura lo cual denota confianza en sí mismo. Autoestima y auto-estimación realista. Compensación de complejos o sentimientos de inferioridad. Capacidad de valoración del potencial. Ambición de «ser superior» a las propias posibilidades. Orgullo o conciencia del propio valer. Necesidad del reconocimiento de méritos. Necesidad (his­térica) de ponerse de relieve. Compensación de un sentimiento de fracaso o impotencia mal aceptado o soportado. Sentimiento de éxito y de poder.

Firma ascendente: Aspiraciones llenas de promesas, motivadas por un proyecto de porvenir. Reserva de espíritu de superación y energía para vencer los obstá­culos y afrontar las dificultades de la vida, así como vencer el desánimo oca­sional. Necesidad de buscar el «punto culminante». Capacidad de empresa para arriesgarse, innovar y evolucionar. Huida de la realidad; no se sabe bien lo que se quiere. Desequilibrio entre deseos y posibilidades que impiden la perse­verancia y el realismo.

Firma al centro de la página: Dificultad de evolución hacia la madurez. Descorazonamiento para tomar iniciativas (Crepy). Papel de se­gundo. Prudencia para no arriesgarse. Decisiones diferidas. Deseo de llamar la atención con cierta teatralidad y control del impulso social.

(Este es un análisis aproximativo desde su firma y algunos manuscritos vistos y estudiados por el autor del artículo, que no son determinantes, pues hay que tomar otros elementos como la edad, la cultura, el origen étnico etc, pero si ilustran lo suficiente como para tener un perfil personal del señor presidente Pedro Pablo Kuczynski).

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