Sumario: 1. Introducción, 2. Escenario (del relato inédito), 3. Análisis, 4. Delitos incurridos, 5. Conclusiones, 6. Bibliografía.
1. Introducción
Este artículo se basa en un relato inédito fundamentado en las declaraciones de dos tenientes y un oficial de mar. A través de este relato, se describe un supuesto caso de irregularidades administrativas dentro de la Dirección de Bienestar de la Marina (Dirbiemar), donde se abordan temas como la influencia indebida y el uso inapropiado de cargos dentro de la institución.
La Dirbiemar juega un papel esencial dentro de la Marina de Guerra del Perú, en tanto es responsable de la administración del bienestar del personal naval, incluyendo servicios educativos, de salud, transporte y recreación. A través de esta Dirección se gestionan recursos fundamentales para el desarrollo y calidad de vida de los miembros de la Marina, lo que hace aún más relevante asegurar la transparencia y la correcta administración de estos recursos.
Por último, este artículo no busca ser una acusación contra ninguna persona en particular ni pretende afectar la imagen de la Dirbiemar. Además, el objetivo de este análisis es examinar, de manera teórica, ficticia y legal, las posibles implicaciones de este supuesto caso si las declaraciones fuesen verdad.
2. Escenario (del relato inédito)
Este relato inédito describe un episodio de corrupción en la Marina de Guerra del Perú en el que, primero, un subalterno aborda a un oficial para pedirle un “favor logístico”, es decir, asegurar un lugar en el transporte escolar para su hija, aprovechando la posición del oficial en la Dirección de Bienestar. Inicialmente, el oficial intenta evadir la solicitud, sin embargo, el subalterno insiste, alegando que tiene conocimiento de prácticas irregulares en la asignación de recursos.
A continuación, el subalterno utiliza información sensible como una forma de presión para que el oficial acceda a su pedido. Este episodio, basado en declaraciones de personas dentro de la Marina, revela cómo se abusa de la jerarquía y la confianza en la institución para obtener beneficios personales, demostrando prácticas de manipulación y encubrimiento en un sistema que debería regirse por la equidad y la transparencia.
3. Análisis
En primer lugar, el Reglamento de Funcionamiento de los Centros Educativos Navales (RECENAV N° 13702) faculta a la Dirección de Bienestar de la Marina (Dirbiemar) para la gestión y administración de las Instituciones Educativas Navales, las cuales son reconocidas como Instituciones Educativas Públicas de Gestión Directa bajo la responsabilidad del Ministerio de Defensa y la Marina de Guerra del Perú (MINDEF-MGP).
En el país, se cuenta con un total de once (11) de estas instituciones, distribuidas de la siguiente manera: siete (7) Liceos Navales de Educación Básica Regular, de los cuales cinco (5) se encuentran en Lima, uno (1) en Iquitos y otro (1) en Paita. En este sentido, la Dirbiemar tiene la responsabilidad de velar por el cumplimiento de las políticas de acceso, distribución de recursos y asignación de beneficios en todas estas instituciones, asegurando que se otorguen bajo principios de equidad y justicia.
Sin embargo, en el caso analizado, estas funciones se ven comprometidas por el acto de corrupción en el que un subalterno presiona a un oficial de la Dirbiemar para obtener un lugar en el transporte escolar para su hija, sin considerar los criterios normativos de asignación. Dado que la Dirbiemar es la entidad responsable de gestionar el acceso equitativo al transporte y a otros recursos educativos en todos los liceos navales del país, este tipo de irregularidad no solo afecta al alumnado del Liceo Naval donde ocurre el hecho, sino que también puede repercutir en la administración justa de los recursos en las demás instituciones educativas navales. Además, el Reglamento Orgánico de los Liceos Navales (RELINAV N° 12417), que regula la administración y el acceso a estos centros, establece que la asignación de beneficios como el transporte escolar debe basarse en criterios objetivos, evitando favoritismos o intervenciones indebidas.
Por último, al aceptar la presión del subalterno, el oficial incumple esta normativa, comprometiendo la transparencia y la equidad que deberían caracterizar la gestión de la Dirbiemar en las once instituciones educativas navales. Por lo tanto, esta acción atenta contra los objetivos del RECENAV y pone en riesgo la integridad institucional, ya que los recursos destinados a todos los estudiantes son vulnerados por intereses particulares y presiones externas, afectando potencialmente a todas las sedes y dejando en evidencia la necesidad de salvaguardar la administración ética y justa de los beneficios públicos.
4. Delitos incurridos
En este caso, varios artículos del Código Penal podrían aplicarse por los actos de corrupción observados, donde un funcionario usa su posición y autoridad para conceder un beneficio personal al subalterno, alterando la gestión de recursos en detrimento de la imparcialidad y la transparencia. A continuación, detallo cada delito aplicable con su respectivo artículo del Código Penal:
a. Tráfico de influencias: artículo 400 del Código Penal
El subalterno ejerce presión sobre el funcionario utilizando información privilegiada y comprometedora para obtener un beneficio personal (inclusión de su hija en el transporte escolar). El tráfico de influencias ocurre cuando una persona, aprovechando su relación de autoridad o información confidencial, intenta manipular decisiones de funcionarios para obtener una ventaja indebida, como sucede en este caso.
b. Cohecho pasivo propio: artículo 393 del Código Penal
Aunque no hay un ofrecimiento de dinero explícito, el subalterno indirectamente está proponiendo un soborno, manipulando al funcionario para obtener un beneficio indebido. Este acto podría encuadrarse dentro del cohecho pasivo propio, ya que el funcionario cede a esta influencia a cambio de una especie de “protección” o evitar posibles represalias futuras.
c. Abuso de autoridad: artículo 376 del Código Penal
Al aceptar manipular la lista de beneficiarios del transporte escolar sin fundamentos justificados, el funcionario hace un uso indebido de su posición, alterando las reglas internas y favoreciendo a un tercero. El abuso de autoridad se configura cuando un funcionario, valiéndose de su cargo, toma decisiones arbitrarias o injustas que violan derechos o disposiciones administrativas.
d. Negociación incompatible o aprovechamiento indebido de cargo: artículo 399 del Código Penal
El funcionario interviene en la gestión de recursos públicos (buses escolares) para beneficiar a un particular, actuando en conflicto con el interés público y afectando la imparcialidad de su función. La negociación incompatible o aprovechamiento indebido de cargo se da cuando el funcionario realiza actos que interfieren en la correcta administración de los bienes o servicios públicos.
En resumen, estos delitos muestran cómo los actos de corrupción comprometen la integridad de la función pública, afectando la igualdad y transparencia en el uso de recursos del Estado. La ciudadanía debe permanecer vigilante y denunciar este tipo de actos, ya que los delitos de corrupción afectan de forma directa a la sociedad en su conjunto y minan la confianza en las instituciones.
5. Conclusiones
En primer lugar, el relato expone cómo la corrupción puede manifestarse dentro de instituciones públicas como la Dirbiemar, especialmente a través de la manipulación de procesos administrativos y el abuso de poder para obtener beneficios personales. Este tipo de conducta podría estar violando artículos como el artículo 400 sobre tráfico de influencias y el artículo 376 sobre abuso de autoridad.
En segundo lugar, el propósito de este análisis es reflexionar sobre las implicaciones legales y éticas de estas acciones, y resaltar la necesidad urgente de prevenir tales comportamientos en las instituciones. Finalmente, para manejar esta situación de manera efectiva, es crucial fortalecer los mecanismos de control interno, promover una cultura organizacional basada en la ética y responsabilidad, y establecer canales seguros para denunciar la corrupción.
En conclusión, solo mediante la transparencia, la rendición de cuentas y una fiscalización constante por parte de la Inspectoría General de la Marina, se podrá garantizar una gestión pública efectiva, justa y confiable, que fomente la confianza en las instituciones y contribuya al fortalecimiento del bienestar y la ética dentro de la Marina de Guerra del Perú.
6. Bibliografía
- Reglamento de Funcionamiento de los Centros Educativos Navales (RECENAV N° 13702)
- Reglamento Orgánico de los Liceos Navales (RELINAV N° 12417)
- Código Penal
Relato inédito:
La brisa salada soplaba fuerte en los pasillos del Hospital Naval, pero el viento no era nada comparado con el estruendo de los gritos del oficial de mar “Soplón”.
–¡Capitán! ¡Capitán! ¡Capitán “Saco Largo”! –gritaba, mientras avanzaba a toda prisa, sin reparar en las miradas de enfermeras y pacientes. En realidad, Saco Largo aún no había sido nombrado capitán. Y no es que estuviera cerca de serlo, puesto que, con su plan de pedir su baja al año siguiente, tampoco lo estaba buscando.
Entonces, al escuchar que alguien lo llamaba y teniendo la costumbre de alzar la voz desde que era un cadete en la escuela, exclamó;
–¿Quién carajo me está buscando? ¡Por el amor de Cristo crucificado, que se acerque sin hacer tanto escándalo!
Finalmente, Saco Largo divisó a Soplón acercándose a él. Alzó una ceja y murmuró entre dientes:
–¿Y ahora qué querrá este conche…?
Soplón se detuvo en seco frente a él, saludó llevándose la mano a la frente en un movimiento ensayado y se cuadró.
–¡Capitán! –dijo con una seriedad que no hizo más que irritar a Saco Largo.
–Dígame, Soplón. ¿Qué es tan urgente como para que venga gritando? Esto es un hospital, no el mercado. ¿Por qué no me llamó, acaso no tiene mi número?
–Se lo pedí una vez, pero nunca me lo llegó a dar, capitán –respondió soplón, esquivando el reproche.
“¡Ah, con razón!”, pensó, recordando vagamente por qué había evitado darle su número.
–Bueno, en fin. ¿Qué necesitas, Soplón?
Soplón respiró profundo, como si estuviera tomando impulso para lo que vendría.
–Capitán, disculpé la confianza, pero… ¿recuerda que le conté que mi hija Mercedes estudia en el Liceo Clavero?
Saco Largo asintió, aunque no recordaba nada de eso.
–Bueno… –Soplón pareció dudar un instante, buscando las palabras correctas–. Capitán, no me malinterprete, no es que esté pidiendo dinero ni nada de eso. Solo necesito un pequeño… “favor logístico”.
–¿Favor logístico? ¿Qué diantres es eso, Soplón? –replicó Saco Largo, comenzando a perder la paciencia.
–Verá, capitán –Soplón comenzó a explicar, con el tono solemne de quien va a revelar un secreto importante–, cuando nos encontramos en la última celebración de la Marina, me comentó que hace un tiempo trabaja en la Dirbiemar (la Dirección de Bienestar de la Marina) …
Saco Largo asintió nuevamente, aunque seguía sin recordar. Soplón continuó:
–Como usted sabe, las clases están por empezar, y hemos estado comprando los útiles escolares de Mercedes. Ya le conseguimos su ropita, su mochila… es de esos BTS que están de moda ahora…
Saco Largo lo interrumpió, visiblemente molesto.
–¡Vaya al grano, Soplón! ¿Qué es lo que quiere?
Soplón se puso firme.
–Capitán, este año el Liceo Clavero no tiene suficientes buses, y mi hija no aparece en la lista de quienes podrán usarlos. Yo presenté su inscripción a tiempo, capitán, y es injusto que la hayan dejado fuera.
Saco Largo suspiró. Esto no era algo que le interesara en lo más mínimo.
–Así son las cosas, Soplón. Si tienes quejas, dirígelas al Clavero. Yo no tengo nada que ver con las listas de transporte escolar. Si eso es todo, me retiro. Que tengas buen día.
Pero Soplón no lo dejó marcharse. Agarró a Saco Largo del brazo, quien lo miró con incredulidad.
–¿Quién chucha te crees para agarrarme? –espetó, furioso.
–Capitán, eso no es todo. No sé si recuerda, pero me comentó también que en la Dirbiemar es donde se decide el presupuesto que va a cada liceo. También me comentó que los buses nuevos siempre van primero al Guise, luego al Montero, y que el Clavero y el Astete reciben los más viejos. Y… también mencionó que usted hacía y deshacía dentro de la dirección de bienestar… y que a veces hasta los mismos liceos le daban “propinas” por sus decisiones, lo tengo todo en video…
Saco Largo se quedó en silencio, con el rostro endurecido. Sin pensarlo dos veces, lo tomó del brazo y se lo llevó a un rincón apartado.
–¿Qué es lo que quieres, Soplón? ¿Quieres joderme? ¿Es eso?
–No, capitán –respondió Soplón, con una calma que rayaba en la insolencia–. Solo quiero que mi hija esté en la lista de los que van en el bus.
Saco Largo sintió el impulso de golpearlo, pero se contuvo. Le dedicó una sonrisa fingida.
–Está bien, Soplón –dijo con frialdad–. Me aseguraré de que tu hija esté en esa lista. ¿Contento?
Soplón asintió, con una satisfacción evidente en sus ojos.
–Eso es todo lo que necesitaba escuchar, capitán. Le agradezco mucho. Si eso es todo, me retiro. Que tenga buen día.
Se dio media vuelta y se marchó, dejando a saco largo en el pasillo, solo y furioso. Sabía que, a partir de ahora, Soplón siempre tendría esa carta bajo la manga.